La inevitable decisión de Joe Biden
Si bien la candidatura del Mandatario se había hecho cada vez más insostenible, su decisión de bajarse de la carrera por la reelección sume al Partido Demócrata en la incertidumbre a poco más de 100 días de los comicios.
La campaña electoral de este año en Estados Unidos quedará registrada como una de las más inéditas de la historia de ese país. No solo comenzó siendo la segunda que enfrentaba a un presidente en ejercicio contra un expresidente en los más de 200 años de historia de ese país, sino que además reunió a los candidatos de mayor edad en competir por la Casa Blanca. A ello se sumó, hace poco más de una semana, el ataque fallido contra Donald Trump, el abanderado republicano, en el primer hecho de ese tipo desde que en 1968 Robert F. Kennedy fuera asesinado semanas antes de la convención demócrata, golpeando fuertemente al partido y a todo EE.UU.
Sin embargo, la decisión del Presidente Joe Biden de renunciar a su opción de competir por la reelección, a menos de cuatro meses de los comicios y a uno de la convención demócrata agrega la sorpresa más decisiva de toda la campaña. Es el primer mandatario en desistir de su opción a ser reelegido desde que Lyndon Johnson lo hiciera en 1968. El anuncio, en todo caso, no fue inesperado. Desde su pobre desempeño en el debate de fines de junio con Trump -que dejó en evidencia los efectos de su avanzada edad-, las presiones al interior del Partido Demócrata para que bajara su candidatura se multiplicaron.
Si bien desde un inicio los sondeos aseguraban que la mayor preocupación de los electores demócratas sobre la candidatura del Presidente era su edad -cumplirá 82 años en noviembre-, ello no le impidió ganar con claridad las primarias del partido. Sin embargo, desde lo sucedido a fines de junio, su opción de seguir en carrera parecía ser cada vez más insostenible. No solo la mitad de quienes se identificaban como demócratas aseguraban en diversos sondeos que el Mandatario debía dar un paso al costado, sino que las encuestas comenzaban a mostrar un retroceso que podía poner incluso en riesgo la opción de lograr la mayoría en el Congreso.
La decisión de Biden deja a la campaña en un terreno virtualmente desconocido. Desde hace 56 años que los demócratas no llegaban a esta altura de la campaña sin un candidato definido, lo que abre la posibilidad de una convención abierta, es decir, que varios nombres se disputen la opción durante la cita de Chicago, prevista para fines de agosto. Un escenario que, sin embargo, podría profundizar las grietas en el partido como sucedió en 1968. La otra posibilidad es que la candidata sea la vicepresidenta Kamala Harris, a quien Biden le dio su apoyo, lo que facilitaría el traspaso de los fondos de campaña. Pero su nombre no genera consenso.
Cualquiera de las dos opciones, sin embargo, deja a los demócratas debilitados de cara a noviembre, considerando el escaso tiempo de campaña que resta. Por ello, deben trabajar contra el tiempo, no solo para acordar un candidato o candidata, sino también para elegir a una carta para la vicepresidencia. En este caso, será decisivo incorporar una figura que les ayude a sumar votos en alguno de los cinco estados clave. Y si bien la decisión del Mandatario cambió el foco de atención, el panorama para los demócratas es complejo considerado el impulso que le dio a la campaña republicana el intento de asesinato contra Trump.