La oportunidad que ofrece la propuesta del Servel
La solicitud de realizar las próximas elecciones en dos días es una buena ocasión para avanzar en otras medidas que permitan que las jornadas electorales a futuro se lleven a cabo sin alterar el normal funcionamiento del país.
Para el próximo 27 de octubre están fijadas las elecciones de alcaldes, consejeros regionales, concejales y gobernadores regionales, las que por primera vez se harán en un contexto de voto obligatorio, lo que anticipa una alta participación, como ha sido la tónica en los últimos procesos. Se estima que ésta llegaría al 85%, duplicando lo registrado en el proceso municipal anterior. Ello, sumando a la cantidad de candidatos y, por ende, al tamaño de los votos, hará que el tiempo que cada elector emplee en sufragar será mayor al habitual y podría extender la atención de una mesa hasta 14 horas. Un lapso que, junto a lo extenso de la jornada para los vocales, naturalmente generaría aglomeraciones, largas filas y la molestia de los votantes que concurren a cumplir con su deber cívico, como señaló el presidente del Consejo Directivo del Servel.
Por la relevancia de que la ciudadanía participe en los procesos de elección de sus autoridades es importante que se tomen todas las consideraciones necesarias para que éstos se desarrollen en las mejores condiciones posibles. Por ello, es totalmente razonable, como propuso el Servel al Poder Ejecutivo -quien acogió la solicitud-, que estas elecciones, por la carga y tiempo que demandarán, se lleve a cabo en dos días consecutivos. Corresponde ahora que se presente el proyecto de ley que lo posibilite, lo que el gobierno anticipó que realizará en los próximos días, iniciativa que en términos generales concita un respaldo mayoritario por parte de las fuerzas políticas en el Congreso.
Ya en las anteriores elecciones municipales -realizadas en 2021- se aplicó esta modalidad, aunque en ese entonces condicionada por las exigencias que imponía la pandemia y no por la obligatoriedad, y no hubo mayores problemas en cuanto a su operatividad y a la custodia de las urnas y locales de votación. Ello despeja cualquier duda que se pueda plantear sobre eventuales dificultades para llevarlo a cabo o eventuales riesgos de alteración de los resultados obtenidos.
“Los aspectos técnicos y específicos se van a resolver cuando se presente el proyecto”, señaló el ministro de la Segpres. Uno de ellos es lo que ocurrirá con los centros comerciales, a los cuales se les aplica el feriado obligatorio irrenunciable durante las jornadas electorales, preocupación que el sector ha levantado, atendido el impacto que dos días cerrados generaría en sus ventas, y que al disponer de mayor tiempo para cumplir con la obligación de votar de quienes se desempeñan en esa actividad pareciera no justificarse.
Pero esta también podría ser una oportunidad para hacerse cargo de una discusión más amplia y tomar medidas para que en el futuro las jornadas electorales no alteren la normalidad de la vida ciudadana, dejando atrás algunos mandatos como la prohibición de venta de alcohol o la misma disposición de que los centros comerciales deban cerrar sus puertas, cuando no lo hace todo el comercio. Ya es hora de avanzar en prácticas que ya existen en otros países, como Francia, Italia o España, donde la jornada electoral no altera el funcionamiento habitual del país y se vela porque existan las condiciones para garantizar que todos puedan ejercer su derecho ciudadano a votar.
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