La real belleza de pensar
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Me acordé de Abel Meeropol y la historia de su poema al leer recientemente que otro profesor y poeta, esta vez chileno, había esbozado también la idea de un linchamiento.
Hijo de inmigrantes judíos rusos, Abel Meeropol nació a principios del siglo pasado en Manhattan. Después de graduarse del City College of New York hizo una maestría en literatura en Harvard, para volver como profesor de inglés al mismo colegio público donde había estudiado, en el Bronx. Paralelo a su trabajo de profesor, Meeropol escribía poesía, obras de teatro y canciones, además de mantener una activa vida política.
Perturbado por una fotografía que mostraba el linchamiento de Thomas Shipp y Abram Smith, ocurrido en Marion, Indiana, en 1930, Meeropol escribió Strange Fruit, un poema que sería publicado por primera vez en 1937 bajo el seudónimo de Lewis Allen. La fotografía -hecha por un fotógrafo local llamado Lawrence Beitler-, inmortaliza la escena en que los cuerpos de Shipp y Smith cuelgan de un árbol, mientras una multitud de gente que incluía niños, mujeres y ancianos, observa con una mezcla de exitación y alegría.
Southern trees bear a strange fruit, / Blood on the leaves and blood at the root, / Black bodies swinging in the Southern breeze, / Strange fruit hanging from the poplar trees.
Pastoral scene of the gallant South, / The bulging eyes and the twisted mouth, / Scent of magnolia, sweet and fresh, / Then the sudden smell of burning flesh!
Here is a fruit for the crows to pluck, / For the rain to gather, for the wind to suck, / For the sun to rot, for the tree to drop, / Here is a strange and bitter crop.
Shipp y Smith eran dos adolescentes “de color” (como se hubiera dicho entonces), acusados de matar a un trabajador y violar a la novia de este, ambos blancos. Alcanzaron a estar una noche detenidos cuando un grupo de casi cien personas irrumpió en la prisión para primero torturarlos, y luego colgarlos en la plaza más cercana. Todo esto ocurrió sin que las autoridades locales intervinieran en ningún momento. Tampoco nadie fue procesado posteriormente por estos hechos.
Existe más de una versión acerca del origen etimológico del término, pero “linchar” generalmente se refiere a la ejecución extrajudicial y pública de una o más personas a manos de una turba. Con el pretexto de “hacer justicia”, el acto busca también generar terror a un grupo determinado de personas como un método más de control o dominación. En EE.UU. inicialmente los linchamientos no tenían la connotación racial que después adquirieron, de hecho no fue sino hasta las últimas décadas del siglo XIX que la mayor cantidad de linchados fueron personas negras. Lo que precipitó este cambio fue la liberación de esclavos una vez terminada la guerra civil, transformándolos rápidamente en competencia económica para una sección importante de la población blanca. Se estima que entre 1890 y 1970 más de 3 mil personas negras fueron linchadas, la gran mayoría en el sur de EE.UU.
Un linchamiento típico consistía en la tortura y posterior ahorcamiento en público de la persona. Una variante podía ser quemar a la persona viva o arrastrarla con una camioneta hasta su muerte. No era inusual que los cuerpos fueran desmembrados y luego sus partes repartidas como suvenires. El evento muchas veces incluía también su registro por parte de fotógrafos profesionales, quienes luego comercializaban imágenes como postales.
Lo más probable es que nunca nos hubiéramos enterado del linchamiento de Shipp y Smith, de la fotografía de Beitler, o del poema de Meeropol, si no fuera porque el poema, luego de ser musicalizado por el mismo Meeropol, no hubiera llegado a las manos de Billie Holiday, quien grabó el tema en 1939.
Preocupada por las repercusiones que pudiera tener, Holiday en un principio no habría estado muy convencida de incorporar la canción a su repertorio, pero luego de ver la reacción del público cuando la interpretó por primera vez, no solo la incorporó, sino que terminó siendo su canción más representativa. El último registro de Billie Holiday cantando Strange Fruit es en una presentación para la televisión británica en 1959, meses antes de su muerte ese mismo año en Nueva York. Holiday, nieta de esclavos y pobre gran parte de su vida, vivió una vida tan extraordinaria como trágica, en la que a pesar de convertirse en una de las artistas más relevantes de su época, nunca pudo liberarse de la doble discriminación por ser mujer y negra.
Strange Fruit representa uno de los cruces más significativos entre el arte y la barbarie humana. Este poema convertido en canción, se transformó en uno de los emblemas del movimiento por los derechos civiles en EE.UU. y fue citado varias veces en el congreso norteamericano en intentos por mejorar la legislación con respecto a la violencia racial. En 1999, la revista Time la eligió como la canción más importante del siglo XX, y los eventos de este último mes en el país del norte ponen de manifiesto la relevancia que sigue teniendo en el siglo XXI.
Me acordé de Abel Meeropol y la historia de su poema al leer recientemente que otro profesor y poeta, esta vez chileno, había esbozado también la idea de un linchamiento. Pero en vez de hacerlo para visibilizar la violencia cometida contra otros menos favorecidos que él, nuestro poeta local utilizó la figurar para describir las críticas que él y otros librepensadores estarían recibiendo por redes sociales.
Por supuesto que todos tenemos derecho a ser frívolos, o a compartir nuestro narcisismo con el mundo cuando se nos dé la gana. El tema es, sobre todo en el momento en que estamos, si no sería más conducente que tuvieran mayor plataforma y difusión los poetas, artistas, intelectuales, científicos, que realmente nos ayudan a comprender mejor el mundo, en lugar de saturar la conversación con individuos que parecieran dedicar gran parte de su tiempo a confundir las cosas en beneficio propio (o de quienes los financian).