La salud de Kim: ¿Otro cuento norcoreano?

Kim Jon Un

Hay pocas certezas de lo que ocurre en la República Popular Democrática de Corea. Ni siquiera se sabe la edad exacta de Kim -algunos estiman que tiene 36 años-, tampoco cuántos hijos realmente tiene -se cree que al menos tres- y mucho menos si está enfermo o no.



Desde su fundación, en 1948, Corea del Norte ha sido gobernada por una monarquía comunista hereditaria. Desde entonces, apenas tres hombres (abuelo, padre e hijo) han llevado las riendas del país: Kim Il Sung, Kim Jong Il y actualmente Kim Jong Un. Todos han cultivado un surrealista culto a la personalidad y los tres han esparcido una serie de mitos para elevar su figura incluso más arriba que el Monte Paektu, una montaña sagrada ubicada en la frontera con China donde supuestamente nació Kim Jong Il, el “Querido Líder”. Muchos aspectos de lo que se sabe de Norcorea, uno de los países más herméticos del planeta, son supuestos, como los reportes que CNN dio la noche del lunes respecto del aparente estado crítico de Kim.

Ni siquiera las agencias de inteligencia surcoreanas han podido hasta ahora confirmar que el actual gobernante norcoreano se encuentre luchando por su vida, tras supuestamente haber sido sometido a una cirugía el 12 de abril. Hay pocas certezas de lo que ocurre en la República Popular Democrática de Corea. Ni siquiera se sabe la edad exacta de Kim -algunos estiman que tiene 36 años-, tampoco cuántos hijos realmente tiene -se cree que al menos tres- y mucho menos si está enfermo o no. De su hermana, Kim Yo Jong -que debería reemplazarlo en caso de que el destino le jugara una mala pasada a Kim- no se sabe demasiado tampoco: tendría 32 años, habría estudiado en Suiza con su hermano y estaría casada desde 2015 con Choe Song, el segundo hijo del oficial del gobierno Choe Ryong-hae.

Kim parece confiar en su hermana, aunque no hay certeza absoluta de aquello. Eso sí, en su última aparición pública el 11 de abril, Kim Jong Un presidió una reunión del buró político del Partido de los Trabajadores, en la que discutió medidas preventivas contra el coronavirus y eligió a su hermana como miembro alternativo de ese órgano. Algunos creen que la función más importante que Kim Yo Jong ha desempeñado hasta ahora es ser la confidente de su hermano, quien la habría preparado para sucederlo en caso de una muerte inesperada. No cualquiera puede convertirse en líder de Corea del Norte, pero la hermana de Kim tiene la sangre familiar, sus raíces en el Monte Paektu y la aprobación del gobernante. Con eso bastaría.

En caso de que la salud de Kim corra un serio peligro, el eventual proceso de sucesión podría provocar una enorme inestabilidad y un gran riesgo para la comunidad internacional. A los Kim no sólo les encanta lanzar misiles, sino que también jugar el misterio. A los Kim, además, parece provocarles fascinación que poco se sepa de su familia. Además, nada hacen para desmentir “filtraciones” sobre supuestos tratos crueles a los integrantes de su propio círculo, una “práctica” que también cultivaron Saddam Hussein y Muamar Gaddafi. En su momento, la noticia de que un tío de Kim, entonces “número dos” del régimen, fue devorado por una jauría de 120 perros hambrientos en castigo por una supuesta traición, no fue desmentida ni confirmada.

Cuando Kim ascendió al poder, en 2011, también se dijo que ejecutó a todos los oficiales que se opusieron a su estilo y que varios testigos de otras de sus presuntas fechorías los habría asesinado con un misil antiaéreo. En Corea del Norte no se sabe qué es verdad y qué es ficción. Hay también amantes, hijos extramatrimoniales, hermanos perdidos y familiares en el exilio cuyas historias han enriquecido el mito de los Kim. El episodio sobre el presunto deterioro de su salud podría ser uno más de los muchos cuentos norcoreanos, aunque nunca se sabe.

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