Las primeras apuestas de Javier Milei
El éxito de las profundas transformaciones anunciadas por el mandatario trasandino dependerán no solo de su capacidad de gestión política ante un Congreso donde no tiene mayoría, sino también de su estrategia para contener el descontento social.
El nuevo Presidente de Argentina, Javier Milei, cumple hoy quince días en el poder. Un periodo en el que no ha perdido tiempo para llevar adelante varias de las transformaciones anunciadas durante la campaña y en su primer discurso como Mandatario, el pasado 10 de diciembre. “No hay alternativa al ajuste y no hay alternativa al shock”, dijo entonces y dos días después el ministro de Economía dio a conocer el primer paquete de medidas de estas primeras dos semanas. Entre estas se incluyó la devaluación del dólar oficial, que pasó de casi 400 pesos a 800 pesos, y una serie de decisiones para abordar uno de los mayores problemas de la economía trasandina, cual es el severo déficit fiscal. Como dijo el ministro, Argentina se ha vuelto “adicta al déficit” e históricamente se ha limitado a abordar las consecuencias, pero no el origen de sus recurrentes crisis. Por ello, el plan anunciado es un primer paso en el necesario tratamiento de rehabilitación para ordenar las cuentas fiscales.
Pero ese fue solo el comienzo del camino emprendido por Milei tras su llegada al poder. El segundo paso, y más decisivo, lo dio el miércoles pasado, al anunciar por cadena nacional, tras una jornada de protestas menos intensa de lo previsto, un histórico Decreto de Necesidad y Urgencia (DNU) para concretar su llamado a reconstruir la economía. Son más de 300 medidas que plantean, entre otras cosas, la derogación de leyes que beneficiaban a colectivos particulares, la fuerte desregulación de la economía y la transformación de las empresas públicas en sociedades anónimas para facilitar su proceso de privatización. Una transformación profunda de las lógicas que han regido a la economía trasandina y que explican en parte la profunda crisis en que se encuentra. Pero la aplicación plena del DNU aún está pendiente, porque no solo puede ser frenado si ambas cámaras del Congreso lo rechazan, sino también a través de recursos judiciales.
Por ello, más allá de los anuncios, que van en la dirección correcta, lo decisivo ahora será la capacidad política del nuevo gobierno para llevar adelante las transformaciones, lograr los apoyos necesarios en el Congreso, pese a no contar con mayorías claras, y contener las protestas sociales, que parecen inevitables como se ha visto en estos días, no solo por el peso de las organizaciones piqueteras sino también por el efecto en el costo de vida que tendrán las medidas en una primera etapa, algo que el propio Mandatario advirtió. Cambiar el modelo que ha llevado a Argentina a enfrentar severas crisis económicas periódicamente no es tarea fácil. Más allá de la siempre difícil relación entre el poder central y los gobernadores -cuyos recursos se verán mermados, no solo por la reducción de las transferencias a las provincias, sino también por la suspensión de las obras públicas-, son muchos los colectivos que han logrado beneficios durante estos años y que Milei busca eliminar.
Sin mayorías claras en el Congreso, y con una de las agendas de transformaciones económicas más profundas de los últimos 100 años, el nuevo Mandatario y su equipo deberán desplegar toda su capacidad de gestión política para lograr sacar adelante las reformas, aprovechando su actual capital político. Para ello será importante no solo explicar el camino elegido, como ha hecho acertadamente el ministro de Economía, sino también intentar contener los efectos de algunas de las medidas en los sectores de menores recursos.
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