Los desafíos que enfrenta Codelco
Cuando la empresa enfrenta un estancamiento de la producción y un preocupante retraso en la ejecución de sus proyectos estructurales, parece un contrasentido que disperse esfuerzos en actividades como la explotación del litio.
El inesperado anuncio de renuncia del presidente ejecutivo de Codelco, André Sougarret, algo que ocurre antes de haber cumplido un año en el cargo, ha reabierto una serie de dudas e inquietudes sobre la cuprera, particularmente porque arrastra una serie de problemas de fondo, entre los cuales figura la forma como está abordando el retraso en sus proyectos estructurales y sus sobrecostos, así como la caída en sus niveles de producción. Es evidente que la partida de este alto ejecutivo, quien ha tenido una larga y reconocida trayectoria en la empresa, complica aún más las cosas, sumándose a un largo listado de otros ejecutivos que en el último tiempo han dejado la compañía.
Aun cuando Sougarret hizo ver que las razones de su partida obedecen fundamentalmente a razones personales, llamó la atención que el directorio en pleno y otros altos ejecutivos emitieran una declaración pública, en la cual junto con agradecer y manifestar todo su respeto a las razones esgrimidas por Sougarret, señalan que, de forma conjunta, el directorio definió directrices y el comité ejecutivo las ha implementado para resolver las particulares circunstancias que hoy enfrenta la empresa en términos operacionales y de proyectos, “y más allá de los liderazgos personales o de la rotación de ejecutivos(as) -natural en un semillero de talentos a nivel global como lo es Codelco-, permitirán mantener a la organización movilizada en torno a nuestro propósito común y a la transformación de la empresa por el futuro de Chile”.
Si bien dicha declaración parece tener por propósito dar una señal de normalidad, resulta evidente que la empresa está enfrentando situaciones complejas, y quien suceda a Sougarret tendrá que hacerse cargo de una serie de desafíos titánicos, como resumía un reportaje aparecido en este medio. Desde luego, uno de los aspectos complejos será la relación con la presencia del actual presidente del directorio de la compañía, Máximo Pacheco, quien ha tomado una suerte de rol omnipresente, como apuntan algunas voces. Más allá de las reconocidas habilidades de gestión de Pacheco, parece necesario interrogarse si el actual diseño del gobierno corporativo de la cuprera es el que mejor asegura una gestión fluida y a la larga más desligada del ciclo político; también cabe preocuparse por la alta rotación de ejecutivos, pues ello complica la ejecución de los planes.
Está claro que el gran desafío de la compañía es aumentar su producción en forma significativa y eficiente -la meta de llegar a producir 1,7 millones de toneladas por año al 2027 se ve muy lejana, cuando este primer trimestre apenas se produjeron 326 mil toneladas-, para lo cual es fundamental que los proyectos estructurales que desde hace años impulsa la empresa logren cristalizar. Los sobrecostos han sido una de las trabas más importantes -Nuevo Nivel Mina, en El Teniente, por ejemplo, ya ha tenido un aumento del 75%-, en parte justamente por el extenso tiempo que han tomado las obras, además de la complejidad que en sí revisten este tipo de proyectos.
Cuando está claro que una empresa enfrenta enormes desafíos en lo que tiene que ver con su actividad principal, esto es, asegurar una alta y eficiente producción de cobre, parece un contrasentido que en paralelo disperse esfuerzos en otras tareas, como ha sido el caso del litio, respondiendo a una encomienda del gobierno para constituir explotaciones -con participación mayoritaria del Estado- de la mano de los actuales operadores privados en el Salar de Atacama. La tarea de Codelco debe ser ahora asegurar la mayor cantidad de ingresos para el país, para lo cual debe abocarse a resolver sus problemas estructurales.
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