Los desafortunados dichos del Presidente
Es inconveniente que el Mandatario se haya referido en términos inapropiados a un fenómeno como el suicidio, que afecta a miles de personas y que es la segunda causa de muerte entre los jóvenes.
“Teillier murió como un hombre digno. Hay otros que mueren de manera cobarde para no enfrentar la justicia”, dijo en Presidente Boric durante el velorio de Guillermo Teillier, presidente del Partido Comunista, haciendo alusión a la noticia ese mismo día del suicidio del brigadier Hernán Chacón momentos antes de ser detenido para hacer efectiva la condena por el asesinato de Víctor jara.
Las palabras del Mandatario causaron sorpresa y malestar en gran parte del espectro político, pero también en la sociedad. Sorpresa porque calificar de cobarde a quien se suicida es algo totalmente inapropiado y fuera de lugar; malestar, porque todo esto sucede a pocos días de la conmemoración de los 50 años del Golpe Militar.
Este es un tema que va mucho más allá de lo político. Calificar de cobarde a una persona que comete suicidio no sólo es entrar en un plano moral que no corresponde, sino que el suicidio es también un tema de salud mental que, por su importancia y complejidad, es de alta preocupación y prioridad mundial. En Chile es la segunda causa de muerte entre los jóvenes, al tiempo que nuestro país es el sexto con mayor tasa en América Latina, de acuerdo con la Organización Mundial de la Salud.
Esto lo sabe bien el Presidente Boric. Es más, él mismo estableció como una de sus mayores preocupaciones de gobierno la salud mental y la prevención del suicidio. Tanto así, que en la Cuenta Pública pasada declaró que “nadie sabe el dolor que una persona puede cargar. Enjuiciémonos menos y escuchémonos más. Miremos a los ojos con empatía y cariño”.
El Mandatario, más que ser escudado por sus ministros, intentando explicar sus dichos, debiera reconocer que se equivocó, porque son demasiadas las personas afectadas por sus palabras. Incluso con estas declaraciones eclipsó una valiosa propuesta que lanzó con motivo de estas fechas -sin duda la más importante de todas-, el Plan Nacional de Búsqueda, mediante el cual se intenta determinar el paradero de más de mil personas ejecutadas bajo el régimen militar y que siguen desaparecidas.
Este episodio también refleja hasta dónde el Mandatario no está contribuyendo suficientemente a la idea de buscar una suerte de unidad nacional como lo declara constantemente. Porque hasta ahora, cuando estamos a días del 11 de septiembre, da la impresión de que la conmemoración no está logrando el objetivo de generar una mayor unión entre los chilenos. El mismo Presidente definió el ambiente previo a los 50 años como “cargado y eléctrico”, claro que en ello no quiso reconocer error alguno en su gobierno, sino más bien en la intransigencia de la oposición.
Este ambiente político ya ha traspasado las fronteras. La prestigiosa revista inglesa The Economist señala en su último número que Chile sigue atormentado por el Golpe de 1973. Indica que en esto ha influido el que “Chile tiene ahora en Gabriel Boric, el joven Presidente de izquierda, un abierto fan de Allende. El día que asumió el mando rindió un homenaje a la estatua del líder caído y lo citó en un discurso a sus seguidores”. Frente a esto, la conclusión del semanario es muy clara: por mucho que se quiera despertar el pasado, Chile ha dejado 1973 muy atrás. “Por ello, sería mejor para Chile si Allende y Pinochet se volvieran figuras puramente históricas más que fuentes de inspiración política, permitiendo al país mirar hacia adelante”.
Mirar hacia el futuro es también lo que la gente parece esperar. Porque toda esta discusión política cae en un terreno que es bastante infértil toda vez en que en las encuestas menos del uno por ciento de las personas manifiesta preocupación por los cincuenta años del Golpe militar.
Pese a ello, y como se ha repetido en estas páginas, hay sectores que no han escatimado esfuerzos por exaltar las diferencias en torno a nuestro pasado. Los resultados están a la vista. Todo esto pasará en pocas semanas, pero para la historia quedará qué hizo esta generación respecto de los 50 años.
Quizás es muy ingenuo pedir que en esta última semana antes del 11 de septiembre se calmen los ánimos políticos. Pero al menos sí se puede exigir que las polémicas se mantengan en el ámbito estrictamente político, evitando entrar en dimensiones que hieran la sensibilidad de las personas.
Comenta
Los comentarios en esta sección son exclusivos para suscriptores. Suscríbete aquí.