Los virus y las culpas

fotos de la semana 5
Un cité en donde viven mayoritariamente haitianos sería un foco de Covid-19, preocupando a los vecinos de la población Parinacota en Quilicura. FOTO: JOSE FRANCISCO ZUÑIGA/AGENCIAUNO

Sigue costando asumir que necesitamos sentarnos a pensar en ideas como la solidaridad y la justicia. Sin ellas no saldremos bien parados de esta pandemia, y la crisis -que ya venía sucediendo- podría volver mucho más explosiva.



Aunque la epidemia del COVID-19 se nos presente como algo nunca visto en lo que llevamos de vida, la verdad es que hemos convivido y padecido distintos brotes de enfermedad durante siglos. Las epidemias nos han acompañado con bastante frecuencia y las medidas que utilizamos como la cuarentena, los cordones sanitarios y la distancia social fueron mecanismos que resultaron bastante exitosos durante el Renacimiento.

Una cosa son los virus y otra cosa son los efectos que esto causa. Junto con el miedo y la sensación de incertidumbre, los seres humanos seguimos cometiendo el mismo error de buscar encarecidamente a un culpable. La pandemia de Coronavirus, lamentablemente, no es la excepción. Se ha culpado a los pobres y a los migrantes por no quedarse en sus casas (y cómo lo van a hacer si tienen que salir a buscar su sustento diario), también en muchas comunidades de vecinos se ha expulsado a los trabajadores de la salud. Estados Unidos culpa a China, otros culpan a un maligno plan de crear esta enfermedad en un laboratorio y así sucesivamente. Si queremos buscar un culpable hay mucho por donde elegir.

Esta obsesión por mantener la tranquilidad culpando al otro no es nada nueva. Solo para recordar, durante la Peste Negra se culpó a los judíos y a los pecadores de haber ocasionado la ira de Dios; en la década de los ’80 se culpó a los africanos de haber mantenido relaciones sexuales con chimpancés y, así, provocar el VIH. En esa misma época, la URSS culpó a Estados Unidos de haber creado la enfermedad en un laboratorio para diezmar a la población y conquistar el mundo.

SI bien es cierto que somos nosotros los que contagiamos y nos contagiamos, es importante intentar cambiar esa actitud frente a los otros. La culpa no encontrará la solución al virus ni tampoco mejorará la economía ante el inminente desastre. Lo único que logra es estigmatizar a las personas y generar una falsa idea de control. Lo único que podemos hacer es responsabilizarnos de nuestros propios actos. Si bien el virus nos afecta a todos, no lo hace de la misma manera.

Vivir hacinado y tener que salir para comer te deja pocas opciones de no contagiarte. Sin embargo, esto no hace culpable a nadie de la pandemia. Querer abrir tu local para poder pagar tus cuentas, tampoco te hace culpable (si es que lo haces siguiendo las medidas correspondientes). De alguna u otra manera, tenemos que hacernos cargo de estos casos particulares, del impacto que tiene el virus en las vidas de las personas, porque a algunos les afecta peor que a otros, de eso no cabe duda.

En una sociedad tan desigual como la nuestra, estas cosas se notan, pero insisto: culpar fácilmente no soluciona nada, sino que tenemos que pensar en cómo lograr que desde el Estado y del mundo privado nos podamos hacer cargo de estos casos y salir de ésta de la mejor manera que podamos. Es algo que han dicho los alcaldes hasta el cansancio, pero parece que hoy sigue costando asumir que necesitamos sentarnos a pensar en ideas como la solidaridad y la justicia. Sin ellas no saldremos bien parados de esta pandemia, y la crisis -que ya venía sucediendo- podría volver mucho más explosiva.

Comenta

Los comentarios en esta sección son exclusivos para suscriptores. Suscríbete aquí.