¿Mal gobierno o mal modelo?

SEÑOR DIRECTOR:
Las fuentes del crecimiento económico son múltiples y, sin duda, no se puede atribuir la causa a un único factor. Entre ellas se incluye el aspecto burocrático de la gestión del Estado y las políticas con las que se conduce el modelo de acumulación.
A partir de esto, una lectura sencilla de la tendencia a la baja del crecimiento promedio por cada gobierno podría llevar a concebir la gestión pública como la causa principal. Tal interpretación transforma una reflexión y crítica necesarias al modelo económico en una simple carrera por lograr cifras mayores, por el mero hecho de alcanzarlas. ¿Se puede culpar exclusivamente al gobierno de turno por la falta de políticas de Estado orientadas a la transformación productiva? Porque, según los datos, lo que se evidencia es un agotamiento del modelo.
Gabriel Palma lo describe como un Estado neófito, que teme al cambio y lo rechaza. No se producen transformaciones que se encadenen; no hay plan de largo plazo; el concepto de la trampa del ingreso medio se asocia, por tanto, a la continuación de hacer más de lo mismo, extendiendo de forma forzosa la vida útil de aquello que ya está agotado. Así, los datos nos muestran una tendencia, un patrón de hechos que hablan más de un estancamiento general que de una mala gestión de un gobierno en particular.
En ese sentido, la culpa recae en el sistema político y en el poder estructural e instrumental de las élites económicas y políticas, que mantienen un modelo que les otorgó riquezas de manera fácil, insertando al país en una dinámica dependentista y primarizada para responder a las necesidades industriales del centro. Por ello, alegrarse ante las subidas momentáneas del vaivén del PIB de una economía pequeña, extractiva y dependiente del mundo, no es más que miopía. ¿Hasta cuándo seguiremos discutiendo superficialmente el desempeño de nuestro capitalismo?
Isaí Guzmán
Economista, investigador de OPES
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