Más que una primaria

Unión en la derecha tras triunfo de Sichel y opción menos radical en la izquierda. Lo que destacan los bancos de inversión tras las primarias

Resultó tan significativa como sorprendente. Votaron más de tres millones no obstante la ausencia de la Unidad Constituyente; todo transcurrió sin violencia; perdieron por paliza los favoritos y ganaron candidatos que -independiente de sus propuestas programáticas- se vieron más moderados y jóvenes en sus respectivas opciones. Es cierto, tenemos un electorado volátil e imprevisible, pero hubo un ajuste de cuentas de la sociedad con los que no la veían y se alteró un mapa político partidario que duraba decenios. La ciudadanía optó por el cambio; en paz, sin violencia e institucional. ¿Se percataron que Plaza Baquedano fue ajena a celebraciones la noche de ese domingo?

Surgen nuevas fuerzas rectoras en nuestra vida política. Una nueva centroderecha, que encuentra en Sichel su expresión más atractiva, volcada a la representación y entendimiento con ese electorado llamado “de centro” y que tras el abandono de la centroizquierda desde años, termina atrayendo hacia una alternativa diferente. Pero también una nueva izquierda, joven y distinta a las viejas izquierdas que dominaban el escenario: en primer lugar, a la comunista, que derrotó ampliamente; pero también, por ausencia, a esa otra que, desde Bachelet II, venía difuminando perfiles y renegando de sí misma. Constatarlo es algo más que un reproche; es la forma en que una opción política pierde identidad, autoridad moral y deshace convicciones ante la ciudadanía. La ausencia en la primaria fue corolario de carencias.

Todo sigue abierto, pero hay mucho ya dicho. Boric y Sichel coparon el escenario de derecha, centro e izquierda; y dejaron más grabado su triunfo por lo inesperado y renovador. No es fácil para otros lograr alcanzarlos. El espacio se hizo más estrecho. Más aún, la primaria dejó en claro que la elección se ganará en el centro. Ni a Boric, ni a Sichel les viene mal que se levanten otras candidaturas, por sus respectivos flancos “ultras”, siempre que no pululen. Lo que pesará como lastre a cada uno, son los “maximalistas” que les toque cargar.

La Unidad Constituyente no lo tiene fácil. Electorado de centro e izquierda concurrió a la primaria y votó por candidatos de atractivo perfil renovado. Tampoco les ayuda que la campaña dependa ahora menos de orgánicas partidarias y más del voluntariado juvenil con conectividad en red, motivado por una épica de cambio en ideas y rostros. Sus adversarios partieron antes y con prestancia.

La primaria también interpela a la Convención Constituyente. Sus liderazgos diluidos, su talante pendenciero y excluyente, reticente a acuerdos amplios; su desgaste en asuntos que nada tienen que ver con sus responsabilidades, son rasgos de los primeros tiempos de la Convención. El interés público se volcará hacia las más vistosas y coherentes figuras de la muy institucional carrera presidencial. Ayudará a la Convención a enmendar el camino.

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