Mercado accionario EEUU: “No se acaba hasta que se acaba”
Este mercado alcista que comenzó en 2009, y fue aparentemente sólo interrumpido por COVID-19, probablemente no se acabe hasta que la FED muestre deseos de comenzar a subir tasas, algo que se ve improbable en el futuro previsible.
El famoso beisbolista “Yogi” Berra dijo esta frase para inspirar a su equipo durante el campeonato de la Liga Nacional en 1973. Desde entonces, se ha convertido en un dicho común de esperanza, usado generalmente para alentar a un equipo que enfrenta una posible derrota, o como una manera de generar dudas sobre un resultado que parece cierto.
Con respecto a las elecciones en EE.UU., las principales encuestas señalan con un alto grado de certeza que Biden sería el próximo presidente (promedio nacional de la página de encuestas FiveThirtyEight da un margen de 9.9% a favor de Biden). Este resultado estaría acompañado a su vez por una “ola azul” del partido demócrata en el congreso. Curiosamente, los márgenes en las encuestas son muy parecidos a los que se mostraron en el 2016. Es difícil pensar que los encuestadores pueden equivocarse tanto dos veces seguidas, sin embargo, no hay evidencia que indique que las metodologías hayan cambiado lo suficiente para capturar el sentimiento de los indecisos. Este efecto adquiere especial relevancia en estados claves para determinar el resultado por el colegio electoral, como Pennsylvania, Michigan y Wisconsin. Entonces es difícil llegar a la conclusión que la elección ya se acabó.
Además, incluso cuando acabe la elección el 3 de noviembre, es posible que no se haya acabado. Este año electoral tiene la particularidad de que mucha gente estará votando por correo, producto del COVID-19. Esto abre un espacio para atrasos, discrepancias y una desconfianza en general del proceso, aumentando la probabilidad de un reconteo (como fue el caso en el año 2000) o incluso una elección impugnada que requeriría una decisión de la Corte Suprema, algo que podría demorar meses.
A pesar de esto, el mercado ha mostrado bastante complacencia, recuperando su tendencia alcista en el último mes. Hay un par de razones que pueden estar detrás de esto. Primero, en 8 de las últimas 9 elecciones presidenciales, el mercado ha mostrado apreciaciones durante el año siguiente. Segundo, y tal vez más relevante, pareciera que el mercado está mirando más allá de la elección. Existen altas expectativas de un mayor estímulo fiscal y monetario —independiente del ganador—, lo que ha sido la panacea del mercado en este año de crisis. Actualmente, el congreso estadounidense está debatiendo un estímulo fiscal adicional por US$2tn, mientras que la cifra final podría alcanzar US$7tn en los escenarios más agresivos de inversión en infraestructura.
Esto ayudaría en el proceso actual de recuperación, no sólo en EE.UU. sino también para la economía mundial. Aunque esto podría generar presiones inflacionarias, el tono de la Fed y su nuevo proyecto de “Focalización en Inflación Promedio” (AIT por sus siglas en inglés) descarta la posibilidad de un cambio brusco en la política monetaria, especialmente con niveles de deuda pública y privada tan altos. A medida que los efectos del estímulo empiezan a ampliarse, y las utilidades se expandan a sectores más tradicionales, debiéramos observar una rotación hacia acciones de “valor”, lo cual incluye los sectores más cíclicos como financiero, materias primas y energía. Esto también se puede extender a mercados emergentes, tanto en acciones como en monedas, donde los efectos del estímulo en la cuenta corriente de EEUU se traducirían en debilidad del dólar a nivel global.
Dicho lo anterior, probablemente gastamos mucho esfuerzo en intentar predecir el resultado de una elección, cuando el impacto de mercado pareciera ser no muy diferente independiente del ganador. Finalmente, este mercado alcista que comenzó en 2009, y fue aparentemente sólo interrumpido por COVID-19, probablemente no se acabe hasta que la FED muestre deseos de comenzar a subir tasas, algo que se ve improbable en el futuro previsible.