Nuevo escenario electoral en Estados Unidos

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Hasta hace un par de meses, el buen rumbo de la economía favorecía la reelección de Donald Trump, pero ahora el efecto económico del coronavirus podría beneficiar a su rival demócrata.



A poco menos de siete meses de las próximas elecciones presidenciales en Estados Unidos, la competencia dentro del Partido Demócrata se decantó finalmente por el exvicepresidente Joe Biden. La renuncia del senador Bernie Sanders a su candidatura dejó el camino despejado para que el exsenador por Delaware se convirtiera en el rival del actual Mandatario Donald Trump. Si bien aún falta que ambas candidaturas sean ratificadas por las correspondientes convenciones partidarias en agosto próximo, las sorpresas parecen hoy poco probables, aunque a la luz de los trastornos generados por la pandemia de coronavirus, es difícil descartarlas por completo. El hecho, en todo caso, es que la carrera electoral iniciada entre ambos se da en un contexto muy distinto al que muchos preveían hace solo un par de meses, cuando la economía estadounidense mostraba señales positivas de crecimiento y cifras históricas de desempleo, las menores en 50 años. Datos que daban al actual Mandatario la primera opción para lograr su reelección en noviembre próximo.

Los efectos de la crisis sanitaria que en Estados Unidos ya ha dejado más de 40 mil muertos abrió un escenario radicalmente distinto. La situación económica, que siempre juega un papel decisivo en toda elección presidencial, ha sufrido un rápido deterioro y solo en los últimos 30 días más de 22 millones de personas se acogieron al seguro de desempleo. Ello plantea un complejo desafío para el actual Mandatario si las cifras no logran revertirse de aquí a noviembre próximo. Además, su manejo de la crisis le ha costado críticas que pueden repercutir en la campaña en la medida que la emergencia no logre controlarse adecuadamente. Si bien en una primera etapa su popularidad aumentó hasta alcanzar los mayores niveles desde su llegada a la Casa Blanca, en los últimos quince días las cifras se han revertido. A su favor, en todo caso, tiene la creciente presión de algunos sectores del país por reabrir la economía, con protestas durante el fin de semana en una decena de estados, en las que se pide poner fin al confinamiento.

En ese escenario, el candidato demócrata goza de renovadas expectativas por lograr un buen resultado en noviembre próximo. La unidad lograda en el partido, tras el apoyo del ala más de izquierda encabezada por Sanders, permite reforzar su candidatura, especialmente el trabajo de base en los estados. Además, su perfil más moderado le podría permitir ampliar su apoyo hacia sectores independientes, clave en los llamados swing states o estados bisagra, que cambian de tendencia en cada elección.

El sistema electoral estadounidense obliga a los candidatos a concentrarse en un puñado de estados para lograr los 270 votos electorales necesarios. Por eso, si bien hoy en los sondeos a nivel nacional Biden logra una ventaja de casi seis puntos sobre Trump, la verdadera disputa se dará en una decena de estados, donde la ventaja del exvicepresidente de Obama no es tan clara, como Florida, Ohio o Michigan. La clave estará, por lo tanto, en quién logre convencer a los estadounidenses que tiene la mejor receta para sacar al país de la crisis y sea capaz de movilizar a los votantes, aunque a favor del actual Mandatario pesa el hecho de que ningún Presidente con más de 40% de apoyo ha perdido su reelección.

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