Columna de Jaime Vatter: Panorama de la educación 2022

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La semana pasada, la OCDE publicó Panorama de la Educación 2022, con un apartado especial para educación superior y una mirada en profundidad sobre el impacto de la pandemia del Covid-19 sobre los procesos formativos en los distintos países analizados.

Quisiera resaltar algunos antecedentes de interés en el ámbito de la educación superior chilena. Lo primero, destacar el avance en el nivel educacional de la población adulta, el porcentaje en el rango de 25 a 34 años de edad con educación superior subió del 22% al 41% entre 2011 y 2021. Este notable incremento nos acerca al promedio de los países de la OCDE, que pasó del 36% al 47% en el mismo período. Sin embargo, cuando se analiza el grupo etario 25 a 64 años, el porcentaje con educación superior alcanza al 31%, mientras que el promedio OCDE es de 41%, cifra que demuestra que aún queda mucho por avanzar en términos del nivel educativo de nuestra población en edad más productiva.

Un aspecto que llama la atención es que el aumento de la población chilena con educación superior coexiste con un alto premio asociado a este nivel educativo. Es así como en Chile los ingresos promedio de las personas con estudios superiores más que duplican los de los egresados de educación media. Este premio es el más alto de la OCDE, siendo Colombia y Costa Rica los otros dos países que repiten la situación. Este resultado puede tener múltiples explicaciones, una de ellas es que tal como se desprende del nivel educativo del segmento entre 25 y 64 años, sigue existiendo escasez relativa de personas con estudios superiores en nuestro país comparado con los restantes que integran la OCDE.

Otro antecedente que se destaca es la situación de la población entre 18 y 24 años que no estudia ni trabaja. En Chile este porcentaje alcanza el 26,1%, mientras que el promedio OCDE es de 16,1%. Cabe destacar que en los países donde este guarismo es menor (Países Bajos, Noruega e Islandia con menos del 10% en esta categoría), el porcentaje de jóvenes que estudia y trabaja es el más alto de los países OCDE (entre 32 y 47%). En cambio, en Chile Colombia y Costa Rica, países con altos premios a la educación superior, el porcentaje de jóvenes que estudian y trabajan es más bajo (entre 8 y 11%).

Esto muestra una gran oportunidad para nuestro sistema: ampliar las modalidades que permitan estudiar y trabajar simultáneamente, como la educación a distancia o semi presencial y los programas vespertinos. Esto exige flexibilidad a las instituciones de educación superior, así como al sector productivo y de servicios, con el fin de generar mayores oportunidades para estudiantes-trabajadores.

Por Jaime Vatter, vicerrector Académico, Universidad de Las Américas

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