Peligrosa escalada en Medio Oriente

Protesters demonstrate in solidarity with Palestinian prisoners outside UN offices in Sanaa
REUTERS/Khaled Abdullah

La muerte del líder de Hamas en Teherán y de un alto comandante militar de Hezbolá en el Líbano acercan a la región a una guerra total que nadie dice querer, pero que pocos se esfuerzan en evitar.



La prudencia parece ajena por estos días al vocabulario de Medio Oriente y con ello la amenaza de una guerra total en la región sigue creciendo. El asesinato del líder político de Hamas en Teherán, mientras asistía a los actos de instalación del nuevo presidente iraní, es una prueba más de ello. Ismail Haniyeh se encontraba en una residencia de huéspedes de la Guardia Revolucionaria, en una zona fuertemente resguardada de la ciudad, cuando una explosión en la habitación en que pernoctaba terminó con su vida y la de uno de sus guardaespaldas. El hecho se suma a la muerte solo horas antes de uno de los principales comandantes militares de Hezbolá en Beirut, tras un ataque de Israel y que era acusado por ese país de estar detrás del bombardeo en un campo deportivo en los Altos del Golán, que mató a doce niños y adolescentes israelíes.

Ambos episodios se dieron solo días después de que las conversaciones para un cese al fuego en Gaza parecían estar progresando y los negociadores de ambas partes se encontraban en Roma para avanzar en un acuerdo. El pacto, según había trascendido, buscaba retomar varios de los elementos de la resolución impulsada por Estados Unidos y aprobada a principios de junio por el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas. Sin embargo, en menos de una semana cualquier expectativa de acuerdo parece haberse esfumado, dejando a la región peligrosamente al borde del abismo y de una guerra total, que si bien ninguna de las partes dice querer, tampoco muestran especial disposición a evitarla. Solo minutos después de confirmarse la muerte de Haniyeh, medios iraníes aseguraron que el líder supremo de Irán, Alí Khamenei, había ordenado una dura respuesta contra Israel.

Si bien algunos analistas han sugerido que la eliminación del líder político de Hamas podría darle espacio al primer ministro israelí para anunciar la victoria y detener las acciones en Gaza, conteniendo así a los sectores más extremos de su coalición de gobierno, hasta ahora no se han visto señales en ese sentido. Al contrario, las tensiones en la frontera con el Líbano han venido creciendo y el líder de Hezbolá anunció que Israel debe esperar una “respuesta inevitable” porque “cruzó una línea roja”. Los alcances de esa reacción como también de la acción que decida emprender Irán serán decisivos para evaluar los riesgos reales de que la zona escale a un nivel superior de conflicto. El contenido y muy anunciado ataque iraní de abril pasado contra Israel, tras la muerte de tres altos mandos iraníes en Siria, dejó claro que ese país quiso evitar entonces una escalada. La pregunta es si esta vez hará lo mismo.

Desde los ataques terroristas de Hamas contra Israel el 7 de octubre del año pasado, el panorama en la región se ha venido oscureciendo. A los actos de barbarie cometidos ese día y la captura de más de 200 rehenes, se sumó luego la violenta ofensiva militar de Israel en Gaza que ya ha dejado cerca de 40 mil muertos. Paralelamente se ha intensificado el intercambio armado en la frontera norte entre Israel y las fuerzas de Hezbolá en el Líbano, y se han sumado acciones de los rebeldes houtíes proiraníes contra Israel. En este escenario, los hechos de los últimos días pueden convertirse en un peligroso acelerante para un conflicto abierto en la región.

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