Positivo balance de los Juegos Panamericanos
Más allá de las cuentas alegres que se pueden sacar sobre el desarrollo de la cita deportiva y el desempeño del Team Chile es de esperar que lo vivido sirva para darle un impulso al desarrollo de nuevas políticas públicas que aumenten el apoyo del deporte.
Ha concluido la XIX versión de los Juegos Panamericanos, que se desarrollaron a partir del 20 de octubre y extendieron sus actividades en las regiones Metropolitana, Valparaíso, O´Higgins y el Biobío. El resultado da cuenta de un muy buen final para un proyecto de largo aliento que se inició durante el segundo gobierno de la Presidenta Michelle Bachelet, hace seis años, y que comprometió los esfuerzos de las siguientes dos administraciones, que permitieron llevar adelante la organización e implementación de un evento que por la relevancia y desafío que significó en su época solo tenía como antecedente el Campeonato Mundial de Futbol de 1962.
Los retos eran importantes por la necesidad de adecuar, renovar y construir una infraestructura que pudiera acoger 39 disciplinas, tres de las cuales eran nuevas -breaking, skateboard y escalada deportiva-, recibir aproximadamente 7.000 atletas que representaban a 41 países con todos los servicios que ello demanda, incluyendo la construcción de la Villa Panamericana para su hospedaje, y dar cuenta de una inversión de un monto relevante para el país. Esta, que se estimó inicialmente en US$ 170 millones, se vio incrementada para llegar a superar los US$ 750 millones, una cifra que en todo caso será inferior a lo que significó para Perú la organización de los Juegos Panamericanos de 2019 o para Canadá los de 2015.
Sin perjuicio de algunos problemas como los ocurridos en la medición del circuito de la marcha femenina que impidió validar las marcas para récords o clasificación a Juegos Olímpicos -no así para la entrega de las medallas-, el impasse a propósito de la conformación de la selección femenina de fútbol, que quedó sin sus arqueras para el partido final, o que la lluvia pudo impedir mejores marcas en el atletismo, los Juegos constituyeron un gran espectáculo deportivo y dejan un importante legado. Y este no solo es la destacada cosecha de medallas lograda por nuestros deportistas: 12 de oro, 31 de plata y 36 bronce, que dan cuenta del nivel alcanzado en cada disciplina y permiten al país superar la cantidad de preseas obtenidas en Lima hace cuatro años -uno de los objetivos que se perseguía-, sino también darles espacio, reconocimiento y visibilidad a muchas y nuevas disciplinas y a quienes las practican con mucho esfuerzo y en forma destacada, como asimismo despertar el entusiasmo por parte de la ciudadanía que los siguió a través de sus transmisiones, al asistir a los recintos deportivos o al salir a las calles a presenciarlos.
Por lo tanto, es importante que lo vivido sirva de impulso para desarrollar mejores políticas públicas aumentando el apoyo al deporte, ya sea en la respuesta que se da a las necesidades de los deportistas de alto rendimiento como también al replantearse la forma cómo se atrae a los niños y jóvenes a la práctica deportiva, cómo se aborda en el currículum escolar y cómo se avanza en recuperar los espacios públicos para ese objeto, entendiendo la relevancia que tiene especialmente en una sociedad que muestra altos niveles de sedentarismo y malos hábitos de alimentación.
Por otra parte, es necesario tener presente que el 17 de noviembre se inician los Juegos Parapanamericanos, que demandan la misma atención, compromiso y organización, y que es importante que los deportistas recojan el mismo entusiasmo y apoyo ciudadano, que se ha vivido estos días.
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