Prohibición de operaciones de la UNRWA
SEÑOR DIRECTOR:
Es sorprendente cómo algunos se aferran a defender organizaciones cuestionadas como la UNRWA, ignorando informes que muestran su complicidad con grupos extremistas.
No porque un argumento se repita muchas veces significa que es correcto y, en este caso, existen diversos informes que prueban la vinculación de esta cuestionada institución con Hamas. Además, demuestran que la administración de recursos y el contenido de ciertos materiales educativos utilizados por la UNRWA, en escuelas, tienen como objetivo la incitación al odio. Justamente, UN Watch y otros organismos han revelado ejemplos de estos contenidos que promueven la intolerancia y la violencia, lo que ha motivado, inclusive, a varios países a revisar o suspender temporalmente su financiamiento.
Querer justificar lo injustificable refleja un pensamiento rígido similar al de regímenes autoritarios, donde no hay espacio para el debate ni la autocrítica. Se promueve una narrativa que justifica cualquier medio para mantener una posición, incluso, si eso implica apoyar a entidades controvertidas o perjudicar a las mismas personas que se dice proteger.
La narrativa de que Israel “criminaliza” a la UNRWA es una falacia, que omite la realidad: la necesidad de una reforma de la agencia es reconocida por múltiples actores, no solo por Israel. Apoyar una causa no debe implicar cerrar los ojos a las fallas de una organización. Es hora de dejar de lado las posiciones sesgadas y abordar los hechos.
Culpar a Israel de cada problema solo perpetúa un discurso polarizado que no contribuye a la paz ni al entendimiento.
Gabriel Silber
Director Asuntos Públicos
Comunidad Judía de Chile
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