Reforma de pensiones y tasa de reemplazo

Pensiones

Sería ordenador para la discusión previsional fijar una tasa de reemplazo como objetivo, considerando que con la introducción de la PGU en algunos casos se superaría el 100%.



Existe un acuerdo transversal en que el principal problema del sistema previsional chileno es que no entrega pensiones adecuadas para un importante grupo de la población. Los últimos tres gobiernos han presentado reformas para mejorar las pensiones, con distintas recetas; sin embargo, ninguna de las iniciativas presentadas a la fecha ha definido un indicador objetivo al cual se aspira llegar, considerando nuestro estado de desarrollo económico así como el mercado laboral. En una reciente entrevista concedida a este medio, el economista Joseph Ramos realizó un análisis interesante para poder cuantificar la aspiración de esta reforma para mejorar las pensiones. Entre otras cosas, Ramos se pregunta cuál sería la tasa de reemplazo -o la pensión como porcentaje del ingreso de los últimos años- a la que se quiere llegar cuando las personas jubilen.

En los países de la OCDE, el promedio de tasa de reemplazo supera levemente el 60% para hombres y mujeres (OCDE, 2020). En el caso de Chile, hasta antes de implementar la Pensión Garantizada Universal (PGU) la tasa de reemplazo alcanzaba a 39,4% en el caso de los hombres, y 35,4% tratándose de mujeres. Pero con la introducción de la PGU a fines del gobierno anterior el mapa de las tasas de reemplazo cambió de forma drástica.

Según un reciente estudio presentado por el CEP, con una PGU de $250 mil, en los tramos de ingresos más bajo la tasa de reemplazo mediana llegaría a 124%. Para los siguientes dos tramos de ingresos, las tasas de reemplazo serán superiores al 60%, actual promedio de la OCDE. Sin embargo, todavía existiría un porcentaje de la población que se encuentra con tasas relativamente bajas, que son los tramos de ingresos medio y medios altos, los cuales presentan tasas inferiores al promedio de los países de la OCDE, con una mediana de 42%, que llega a 37% en el caso de las mujeres.

Si el país tuviese una tasa de reemplazo como objetivo concreto, o bien un umbral mínimo a alcanzar en un tiempo determinado, la pregunta siguiente entonces es cómo calibrar en función de ello los instrumentos que ha planteado esta reforma. En el caso del aumento de la tasa de cotización en seis puntos, por ejemplo, cabría analizar cómo habría de distribuirse para alcanzar al menos ese umbral de tasa de reemplazo en todos los estratos socioeconómicos, para así maximizar su impacto en un plazo determinado.

Recordemos que nuestro país no solo tiene brechas sociales importantes con países de la OCDE en materia de seguridad social; también están presentes en educación, salud y seguridad, por nombrar las principales urgencias ciudadanas. De allí que definir un objetivo concreto de tasa de reemplazo parece ser un punto a considerar en el debate, tal que ésta sea compatible con la realidad de nuestro mercado del trabajo, minimizando los impactos económicos negativos que puedan tener los instrumentos utilizados, y asegurando una correcta focalización de los siempre escasos recursos fiscales.

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