Retraso en entrega de bases de datos Simce

Tras casi un año de haberse aplicado las pruebas, el que todavía no se cuente con estos antecedentes dificulta comprender y abordar eficazmente los desafíos que nuestro sistema educativo enfrenta en la actualidad.



En plena crisis de la pandemia, con graves consecuencias educativas sin precedentes, el foco de preocupación de la sociedad civil vinculada a la educación se centra ahora en un lamentable y reciente retraso por parte de la Agencia de Calidad de Educación. Esta vez relacionada con la entrega de las bases de datos de los resultados de la evaluación Simce, que se aplicó a finales de noviembre del año pasado a estudiantes de 4º básico y 2º medio. Dicho retraso, que ya supera los tres meses y medio, se suma al previamente experimentado por las escuelas, que tuvieron que esperar durante seis largos meses para conocer sus propios resultados. Sin embargo, lo que agrega una dimensión inquietante es el intento fallido en abril de 2022 por parte del entonces ministro de Educación, quien planteó la posibilidad de suspender la aplicación de esta evaluación. Esta decisión debía ser refrendada por el Consejo Nacional de Educación, pero finalmente no ocurrió.

Todos estos sucesos, tras casi un año de la aplicación de la evaluación, en la que participaron activamente todos los establecimientos educacionales y que representó un gasto estatal significativo de decenas de millones de dólares, plantean la preocupante interrogante de si este recurso se está aprovechando en su máximo potencial. Ello considerando que el Simce no sólo evalúa el currículum -y éste no incluye únicamente elementos cognitivos-, sino también considera habilidades transversales; además, mediante encuestas a los mismos alumnos, profesores y apoderados es posible obtener una mirada más integral en otros aspectos cruciales, como la convivencia escolar y la vida saludable.

Este Simce 2022 adquiere una relevancia excepcional para el sector educativo, ya que debemos recordar que en los años 2020 y 2021 la prueba no pudo llevarse a cabo debido a las restricciones derivadas de la pandemia. En 2019, sólo se logró aplicar el examen a los estudiantes de octavo básico debido al estallido social. Además, es el Simce 2022 el que proporciona información invaluable sobre los efectos de la pandemia de Covid-19, que ha tenido un impacto sin precedentes en los sistemas escolares tanto de Chile como en todo el mundo. A las pérdidas de aprendizaje y al debilitamiento de los lazos entre estudiantes y escuelas, se suman los efectos en el bienestar físico y emocional de los alumnos. Este hecho sirve como un claro indicativo de los desafíos que enfrentamos, ya que hemos retrocedido aproximadamente 15 años en términos de avances educativos. Para empeorar las cosas, las brechas de aprendizaje entre niños y niñas se han ampliado de manera dramática, y las desigualdades relacionadas con el origen socioeconómico siguen siendo significativas.

La obtención de los datos de esta evaluación se convierte en un componente esencial para comprender y abordar eficazmente los desafíos que nuestro sistema educativo enfrenta en la actualidad. Es fundamental reconocer que la magnitud de estos desafíos exige una colaboración estrecha tanto entre el Estado y la sociedad civil como dentro de esta última, donde la academia desempeña un papel crucial. Cabe esperar que, junto con poner a disposición los datos cuanto antes, se tomen medidas para evitar nuevos retrasos, pues vienen otras evaluaciones futuras.

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