Retraso en entrega de útiles escolares
La entrega de los implementos ha comenzado cuando ya ha transcurrido la mitad del año escolar, sorprendiendo que un hecho de tal gravedad -que afecta a unos dos millones de escolares- no parezca inquietar demasiado a las autoridades.
La Junta Nacional de Auxilio Escolar y Becas (Junaeb) ha comenzado la entrega de útiles escolares a partir del regreso de las vacaciones de invierno, es decir, durante el segundo semestre, cuando ya se ha cumplido la mitad del año escolar. Se trata de una situación ciertamente muy grave, porque son del orden de dos millones de estudiantes y sus familias quienes se han visto perjudicados, lo que previsiblemente ha obligado a muchos a tener que invertir recursos en sus propios útiles, o bien ha dificultado los procesos de enseñanza al no contar con estos implementos.
La Junaeb ha justificado esta situación debido a que el primer proceso de licitación fue declarado desierto dado que las ofertas de las tres empresas participantes se declararon inadmisibles, lo que obligó a diseñar un segundo proceso. Aun cuando formalmente los útiles correspondientes a 2024 aparecerán entregados, ciertamente que resulta inadmisible que un programa destinado justamente a favorecer a la población escolar -donde se encuentran aquellos pertenecientes a sectores socioeconómicos más vulnerables- pierda gran parte de su eficacia producto de un retraso de esta naturaleza.
Pese al grave impacto que ello representa, sorprende la liviandad con que esta situación ha sido tomada por el Ministerio de Educación y la propia Junaeb, bajándole completamente el perfil o minimizando sus implicancias. Si bien el programa de entrega de útiles escolares ha presentado retrasos en años anteriores, es difícil encontrar un caso donde la demora se haya prolongado por tantos meses, sin que ninguna autoridad haya asumido las responsabilidades por algo como esto.
Una demora de tantos meses ya resulta suficientemente escandalosa, pero el momento en que ocurre ciertamente amplifica sus consecuencias, considerando que luego de la pandemia son muchos los estudiantes que no han logrado recuperar los aprendizajes perdidos, y ciertamente al carecer de los útiles suficientes la tarea se vuelve aún más cuesta arriba.
Preocupa por lo tanto que las autoridades no estén tomando el peso de esta situación, donde pareciera existir un cierto acostumbramiento a que en la educación pública ocurran situaciones como esta u otras que dañan profundamente a los alumnos -es el caso de las extensas huelgas de profesores, o los actos de vandalismo-, sin que se adopten medidas correctivas de fondo para impedir que sigan ocurriendo. Hay además una desigualdad indignante en todo esto, porque es evidente que este retraso daña mucho más a los estudiantes vulnerables, lo que va contra el discurso oficial que busca eliminar las discriminaciones, favorecer el derecho a la educación y promover activamente las ventajas de un sistema estatal, que una vez más prueba su ineficiencia.
Junaeb es una entidad que desde hace tiempo viene enfrentando cuestionamientos por diversos motivos. Además del retraso de la entrega de útiles escolares, ha trascendido un preinforme de Contraloría en el que se indicarían modificaciones irregulares en los contratos de licitación de sus programas de alimentación escolar. Parece claro que se requiere una intervención profunda en la Junaeb, pero las prioridades del Ministerio de Educación han estado puestas en otros asuntos, alejadas de los problemas reales del sistema educacional.
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