Sequía en tiempos de pandemia: Por qué no debemos entusiasmarnos con las recientes lluvias

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El enfático llamado de la autoridad sanitaria tanto local como mundial a lavarse frecuentemente las manos “con abundante agua y jabón”, puede convertirse en una gran amenaza para las compañías proveedoras de agua potable en nuestro país.



No es novedad que el arribo del coronavirus ha cambiado la forma en que trabajamos, estudiamos, nos relacionamos con nuestros familiares y amigos, e incluso con quienes viven bajo nuestro mismo techo. Las personas han tenido que adaptarse rápidamente a esta “nueva normalidad” o más bien nueva forma de vivir, que de normalidad tiene bastante poco. Pareciera que el lavado constante de manos “con abundante agua y jabón”, de las primeras cosas que aprendemos en la básica, va a seguir siendo prioritario en nuestra vida cotidiana, o al menos hasta alguno de los corredores por una vacuna contra el Covid-19 llegue a la meta.

El enfático llamado de la autoridad sanitaria tanto local como mundial a lavarse frecuentemente las manos “con abundante agua y jabón”, puede convertirse en una gran amenaza para las compañías proveedoras de agua potable en nuestro país. Las mismas que durante los últimos años han dirigido sus esfuerzos a concientizar a la población sobre el consumo responsable de agua ante la mega sequía por la que estamos atravesando, y que parece no querer dar tregua.

Las recientes precipitaciones en la zona central han despertado cierto optimismo sobre la situación de escases hídrica, pero no debemos entusiasmarnos con estas lluvias. El nivel del embalse El Yeso, principal reserva de agua potable de la Región Metropolitana, se encuentra casi un 40% por debajo del promedio histórico mensual, según el último informe semanal de la Dirección General de Aguas (DGA). La situación no es dramática solamente en la capital; a la misma fecha el embalse Los Aromos, que abastece a parte de la Región de Valparaíso, se encuentra en niveles un 83% inferiores que el promedio, según datos de la DGA.

La combinación de sequía más pandemia puede convertirse en la tormenta perfecta para el sector, si a lo anterior le sumamos las dificultades de facturación que puedan enfrentar las empresas proveedoras de agua potable durante estos meses de crisis. ¿Perjudicará esto las inversiones que estaban previstas para enfrentar el complejo panorama de escases hídrica? Pareciera que el temido racionamiento para el próximo verano se ha olvidado, o al menos temporalmente. ¿Cómo haríamos con el lavado frecuente de manos si tuviéramos horarios definidos para ello? La sequía en tiempos de pandemia ciertamente agrega un grado de dificultad adicional a esta batalla.

Así como hay quienes piensan que una vacuna no llegará en el corto plazo y que, en lugar de esperar, debemos aprender a vivir con este nuevo virus para siempre, debemos acostumbrarnos también a vivir con una mega sequía, y que las lluvias como solíamos ver hace décadas, no llegarán tampoco. El desafío en nuestro país, tanto para la población como para las autoridades respectivas, será incluir en el diseño de los planes post-pandemia el factor escasez hídrica.

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