Sismología electoral

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Todos los datos muestran que es altamente probable que voten más de 10 millones de personas en el acto plebiscitario. De ser así, habría al menos 1,8 millones de personas que nunca han participado en una contienda electoral, y cuyo comportamiento es bastante difícil de predecir.



El futurólogo Pepe Auth vaticinó que solo un evento telúrico podría hacer que no ganara la opción Rechazo en el próximo plebiscito constitucional del 4 de septiembre. Es una afirmación aventurera, para un país sísmico y que la elección de ese día tiene múltiples incertezas. Ese mismo día se percibió en la noche un temblor en la zona central, y pocos días después el diputado más votado en el distrito preferido de la derecha ocupó un lenguaje ofensivo para insinuar que el Servel estaba haciendo trampa. Lo primero fue sin duda una jocosa casualidad que hizo reír al propio Auth, y la performance del diputado, si bien complica al Rechazo, no alcanza a ser suficiente para provocar el impacto que tuvieron en su momento Rojas Vade o Johannes Kaiser, causantes de verdaderos terremotos políticos para sus coaliciones.

Todas las encuestas al cierre, que no pueden ser publicitadas y por tanto tampoco mencionadas, muestran una distancia del Rechazo más allá del error estadístico. Pero quedan 15 días de campaña, con tasas de más del 10% de personas indecisas. También todos los datos muestran que es altamente probable que voten más de 10 millones de personas en el acto plebiscitario. De ser así, habría al menos 1,8 millones de personas que nunca han participado en una contienda electoral, y cuyo comportamiento es bastante difícil de predecir. Como hace ver el investigador Andrés Scherman en una entrevista en este medio, llegamos al plebiscito con información muy incompleta y difícil de verificar. Lo único que sabemos a ciencia cierta de los nuevos votantes es que son muy refractarios a la política, pues pese al frenesí de todos estos años, no se acercaron a las urnas. También hay datos para inferir que se informan principalmente por noticiarios, y redes de WhatsApp , según el CNTV y que consumen pocos programas políticos, como lo ha hecho ver el CEP en varios sondeos. También suponemos que están concentrados en zonas populares de grandes ciudades y en sectores rurales más alejados. Cuánto es la participación de cada subgrupo y la agenda de los medios en estos días serán factores importantes.

Esta incerteza ha sido reconocida por varios que no se caracterizan por ser activistas del Apruebo. El académico Cristóbal Bellolio, en su carta donde se decide por la opción que va primera en las encuestas reconoce que es posible un triunfo del Apruebo. El periodista Mirko Macari en su despedida de Comando Jungle, vaticinó un Maracanazo, con una arremetida final que dejaría a todos en shock.

También las encuestas, que en su mayoría corresponden a empresas serias, tienen un dato preocupante. Las tasas de no respuestas son superiores al 85% y sus metodologías fueron certeras en escenarios con voto voluntario. En esta nueva situación, podrían quedar desajustados los modelos, pues se basan en el supuesto que quienes no contestan tienen el mismo comportamiento electoral que los que sí lo hacen. La sola presencia de una gran cantidad de votantes no politizados hace poner en duda ese axioma.

¿Qué entonces definirá la elección? Como siempre ha sido y será, los clivajes que se instalen. Si es una elección sobre el gobierno, los datos de aprobación hacen pensar que es poco probable que el Apruebo tenga una opción. Pero hay riesgo que el canibalismo tradicional de la derecha, aumentado por el deseo de aparecer de muchos ante una victoria segura, termine en un voto de castigo, como le ocurrió en la segunda vuelta a José Antonio Kast.