Sobretasas al acero chino: efectos no dimensionados
Parece evidente que el gobierno no previó que por tratar de salvar a la siderúrgica Huachipato, ahora se abre el riesgo de que la relación comercial con China se pueda ver enlodada, lo que podría afectar a numerosos sectores productivos del país.
El embajador de China dejó en claro la molestia que existe en dicho país ante las sobretasas que la Comisión Antidistorsiones aplicó recientemente a las barras y bolas de acero para uso minero provenientes de empresas chinas, lo que abre un complejo flanco para el gobierno chileno, ante las eventuales repercusiones que este episodio podría conllevar para la relación bilateral.
El representante diplomático, exponiendo ante la Comisión de Economía del Senado, desestimó que exista dumping en las exportaciones de acero por parte de empresas chinas; hizo ver asimismo que la medida adoptada por la Comisión Antidistorsiones “no coincide con los hechos y contraviene el consenso alcanzado en la reunión entre ambos jefes de Estado el año pasado”, planteando que esta decisión no ayuda a desarrollar el potencial de la relación comercial entre ambos países, y que incumple reglas de la OMC. Tampoco pasó por alto la forma en que actuó la Comisión, preguntándose por qué los integrantes más técnicos votaron en contra, y los representantes del gobierno lo hicieron a favor.
El origen de la controversia se remonta a octubre pasado, cuando la siderúrgica Huachipato solicitó a la Comisión que iniciara una investigación en las barras y bolas de acero chinas, alegando que había una distorsión de precios producto de los subsidios del gobierno chino, además de solicitar la aplicación de derechos antidumping definitivos. La Comisión finalmente resolvió aplicar sobretasas, pero en un monto inferior a lo solicitado por Huachipato, ante lo cual la empresa anunció la suspensión de operaciones, dando paso a una fuerte ofensiva de sectores regionales y políticos, presionando por una solución. Tras la apelación de la empresa, la Comisión elevó las sobretasas de manera provisoria, justo en el nivel solicitado por Huachipato, con lo cual reanudó sus operaciones.
El gobierno ha defendido el fundamento técnico de esta decisión, predicamento que fue reiterado por el Presidente de la República en su reciente cuenta pública -realzando que con ello se logró preservar 20 mil empleos-, así como por la propia Cancillería, que en respuesta a los dichos del embajador precisó además que no hay ningún acuerdo de jefes de Estado en esta materia.
Distintas voces advirtieron en su momento acerca de los riesgos de aplicar sobretasas al acero chino, sobre todo cuando el fundamento técnico de dicha decisión no logra explicarse a la luz de los antecedentes conocidos, por más que el Presidente insista en ello. El propio timonel de la CPC planteó ayer que “esto puede tener efectos particularmente en las exportaciones de las cerezas”, alertando de que se ha encendido una luz amarilla que requiere una intervención de la Cancillería.
Parece evidente que por tratar de salvar a una empresa determinada, ahora se abre el riesgo de que la relación comercial con China se pueda ver enlodada. El país asiático es nuestro principal socio comercial -representando el 40% del total de las exportaciones chilenas-, de modo que si hay retaliaciones por parte de China son varios los sectores productivos que se podrían ver potencialmente afectados, cuyas implicancias podrían ser mayores en términos de empleo a lo que se pretendía proteger en el caso de Huachipato. Se trata de implicancias que no fueron bien dimensionadas por el gobierno y de las que ahora debe hacerse cargo, antes de que el problema siga escalando.