Tecnología, vigilancia y el juego infinito

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Nada indica que las empresas que más crecen y más ganan, sean las mejores ni las que perduran.



En su reciente libro “El Juego Infinito”, Simon Sinek desarrolla las diferencias entre el juego finito y el infinito. El primero es un juego con reglas fijas, jugadores conocidos, objetivos declarados, ganadores y perdedores, un inicio, desarrollo y final. En el juego infinito, en cambio, coexisten jugadores desconocidos que entran y salen, reglas flexibles; el objetivo no es ganar, sino permanecer en el juego, y todo es parte de un contínuo. Advierte que enfrentar un juego infinito con mentalidad finita, significa el deterioro de la confianza, la colaboración y la innovación, la necesidad de controlar, incluso lo incontrolable, y a tener una mirada cortoplacista e individualista.

Agrega que nuestra pulsión por el control, el crecimiento puro y la maximización es una carrera que no tiene “línea de llegada”, pues nada indica que las empresas que más crecen y más ganan, sean las mejores ni las que perduran.

Esta sugerente descripción nos obliga a revisar nuestra aproximación a las empresas y el desarrollo de nuestra sociedad, en el contexto de incertidumbre que enfrentamos. Bajo la mirada de la finitud, sólo se ven amenazas; desde la mentalidad infinita, oportunidades.

Es la industria tecnológica la que mejor ha aprovechado estas oportunidades, brindándonos un acceso a la información impensado, pero que concentrado en manos de unos pocos, presenta una amenaza que puede hacer tambalear nuestras libertades civiles, la democracia y la economía.

En la interesante conversación entre el ministro Moreno y la profesora Shoshana Zuboff en el lanzamiento de BOMA, se abordó la extracción ilegítima de información que las grandes tecnológicas practican para monetizar sus innovaciones. Lo alarmante sería que ella no apunta necesariamente a mejorar la experiencia de los usuarios, sino vender sus datos a terceros que, a su vez, los utilizan para sus propios fines e intereses, incluso en perjuicio de los usuarios.

Pero los datos se pueden utilizar para mejorar la vida de los clientes. Así lo intenta hacer la empresa chilena Betterfly, la que en plena pandemia levantó la mayor serie A de una empresa B en la historia. La información que entregan sus usuarios, no solo les permite mejorar su calidad de vida sino optar a pólizas de seguro cuya cobertura crece con hábitos saludables, como caminar o meditar.

“Ama y haz lo que quieras”, escribió Agustín de Hipona, en una frase tan simple como liberadora. Nos motiva para un mínimo de consideración y cariño por los clientes y por el mundo, con una mentalidad infinita, jugando un juego infinito, en donde la innovación y la colaboración estén al servicio de las personas y el planeta.

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