Trazabilidad y criterios científicos

Urgencia Hospital El Carmen
Los centros de salud municipales tendrán un rol relevante en la nueva estrategia para seguir la trazabilidad. Foto: Agenciauno

Cumplidos cuatro meses de la pandemia, corresponde hacer balances de lo que estamos haciendo bien y mal como país, para mejorar la respuesta sanitaria. Nuestros primeros meses han sido complejos, con la dura marca de ser el país con más fallecidos por habitante en Latinoamérica, según las cifras publicadas por la Organización Mundial de la Salud.

En lo positivo, quienes estamos en los centros de salud atestiguamos que nuestro país ha realizado un gigantesco esfuerzo asistencial para ampliar la capacidad y dar atención oportuna a miles de pacientes. Los laboratorios también han ampliado su capacidad de realizar exámenes PCR, a costa de un enorme trabajo humano.

Sin embargo, aún existen puntos débiles urgentes de trabajar. Desde el Colegio Médico recibimos una invitación de parte del ministro de Salud, Dr. Enrique Paris, para presentar nuestras propuestas sanitarias directamente, hecho inédito que valoramos enormemente. El lunes 22 de junio le presentamos al ministro y parte de su equipo técnico dos áreas que nos parecían urgentes de reforzar: trazabilidad y estrategia de confinamiento.

En trazabilidad, presentamos las bases para establecer un Plan Nacional de Trazabilidad, que permita realizar los seguimientos de personas afectadas por Covid-19 y sus contactos, a través de una gran red de operadores de salud. Estos por vía telefónica y con el apoyo de una plataforma digital, conectan personas, laboratorios, centros de salud y residencias sanitarias, para entregar la información oportuna que permita el aislamiento precoz de quienes puedan contagiar. De esta forma se aporta a cortar la cadena de transmisión. La propuesta se basa en otras experiencias internacionales exitosas y recomendaciones de la OMS, incluyendo indicadores para el éxito de su cumplimiento.

Respecto a confinamientos, también siguiendo el ejemplo de otros países con experiencias exitosas, propusimos una estrategia de confinamiento y desconfinamiento basada en distintas fases de alerta regional. Cada fase está asociada a indicadores epidemiológicos objetivos y conlleva medidas de distanciamiento preestablecidas. De esta forma, estas medidas se despolitizan para pasar a obedecer criterios conocidos, científicos y objetivables para toda la población, logrando una mejor comprensión, adherencia y oportunidad para su ejecución.

Sin estas medidas, corremos el alto riesgo de repetir rebrotes, o establecer cuarentenas tardías, como ya ha ocurrido en nuestro país. No tenemos espacio para repetir errores.

Si bien nuestro comienzo como país no ha sido positivo, aún tenemos la oportunidad de mejorar nuestros resultados. Cuatro meses después, tenemos la responsabilidad colectiva transitar a una estrategia basada en la colaboración, incorporando herramientas técnicas que han demostrado ser exitosas para salvar vidas, lo que debe ser, sin lugar a duda, el principal objetivo nacional.

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