Una transición pacífica a la gobernabilidad
SEÑOR DIRECTOR:
Durante esta semana, senadores de gobierno y oposición presentaron una reforma que propone modificaciones al sistema electoral y establece sanciones para aquellos legisladores que renuncien a sus partidos. Una iniciativa que responde a un diagnóstico compartido sobre la relación Ejecutivo-Legislativo: presidentes incapaces de avanzar en su agenda legislativa en el Congreso.
Aunque la propuesta normativa no representa una transformación ambiciosa que resuelva la totalidad de los problemas de nuestro sistema político, va en la dirección correcta. Según datos del Servicio Electoral, son 22 partidos políticos constituidos legalmente. Así, mientras que en la Cámara habitan 17 partidos, en el Senado conviven 12. Esta situación dificulta las probabilidades de acuerdo en ambas corporaciones. De igual manera, eleva los costos de negociación para el gobierno.
Si al vasto número de partidos que coexisten en el Congreso se adiciona una alta rotación de parlamentarios y parlamentarias que se inscriben en distintos partidos durante el ejercicio de sus cargos, el fenómeno se amplifica. Legisladores que traicionan las preferencias ideológicas del electorado, distancian aún más a la ciudadanía del Congreso.
Con todo, razones institucionales abundan para respaldar la iniciativa. Sin embargo, no se puede soslayar el sentido de urgencia de las demandas sociales que exige autoridades diligentes y comprometidas. Avanzar con reducir la cantidad de partidos debiese dialogar, inexcusablemente, con la necesidad de mejorar los partidos políticos.
Hernán Campos
Académico Ciencia Política UDP
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