USD/CLP frena alza e IPSA recupera gracias a históricos estímulos y contención del COVID-19
El IPSA, luego de encontrar un mínimo el día 18 de marzo en 2.851, no ha parado de subir. Y en adelante, de sostenerse sobre 3.713, aún tiene espacio para extender hasta 4.188. Posteriormente, nuevas alzas deberán confirmarse sobre 4.410
Últimamente hemos visto agresivos anuncios por parte del gobierno y el Banco Central (BCCh) para hacer frente a la desaceleración de la economía local.
Por una parte, ayer miércoles, el presidente Piñera anunció un segundo paquete de estímulo fiscal por USD24.000 millones, sumándose al señalado el día 19 del mes pasado por USD11.750 millones, para proveer liquidez a las empresas y permitir así que cubran sus necesidades de capital de trabajo. Por otra parte, el BCCh recortó su Tasa de Política Monetaria (TPM) en 125 puntos base hasta dejarla en 0.5% (correspondiente a su “mínimo técnico”), introdujo un programa de préstamos para facilitar la liquidez hacia los bancos comerciales para permitir que estos sostengan los préstamos y refinanciamiento a personas y empresas, e introdujo un agresivo programa de compra de bonos bancarios.
Gracias a las agresivas medidas adoptadas por el gobierno y BCCh, inversionistas aprovecharon los significativos descuentos, permitiendo a los mercados accionarios recuperar significativamente, mientras el COVID-19 se contenía en China y surgían estímulos históricos en EE.UU. Por su parte, el dólar local frenó su alza y retrocedió al incorporar las mejores expectativas y la recuperación del Cobre.
Con los paquetes de ayuda anunciados anteriormente, hay preocupación de si los bancos comerciales agilizarán sus procedimientos internos y habrá voluntad para facilitar la concesión de créditos de emergencia con rapidez. Por otra parte, hay inquietud respecto a las opciones que le quedan al ente emisor para reforzar la recuperación económica si el crecimiento no agarra tracción.
A los bancos comerciales se les han otorgado cuantiosas facilidades, por ejemplo, un bajo financiamiento con el ente emisor, un incremento de sus líneas de crédito, una postergación de los requerimientos de capital de Basilea III y un paquete de medidas por parte de la Comisión para el Mercado Financiero (CMF) para facilitar el flujo de préstamos.
No obstante, hay preocupación respecto a la velocidad de traspaso de estos fondos desde los bancos comerciales a las empresas debido a que las tesorerías son reacias en concesionar fondos a empresas que puedan quebrar. Por otra parte, hay preocupación que las tasas pactadas sean demasiado altas.
El programa indica que la garantía que coloca el estado será entre 60% y 85% del crédito y el banco comercial toma el riesgo por el restante. Sin embargo, cada banco tendrá su política de riesgo por el diferencial y se cobrará un rango de tasas por este dependiendo del riesgo de la empresa. No obstante, hay un compromiso entre las 15 instituciones existentes de concesionar los créditos a tasas bajas.
Dado que el mayor riesgo lo toma el estado, es de esperar que la entrega de préstamos sea rápida, aunque solo la historia dirá la disposición que tuvieron para romper barreras e incorporar dinamismo y algoritmos, siendo clave para que el programa de gobierno tenga éxito.
Asimismo, importante será la voluntad de la banca en rebajar sus pagos de dividendos y fortalecer su capitalización, para así ser más prudentes con las presiones de liquidez que experimentarán en adelante, y, de esta forma, reducir el riesgo del sistema. En otros países incluso se han anulado el pago de dividendos.
Por el lado del BCCh, las alternativas que baraja la entidad sería un nuevo recorte de TPM por debajo de su piso efectivo, es decir, otros 25 puntos base en algún momento del año, la ampliación del actual programa de compra de bonos (o favorecer la compra de deuda soberana envés de bonos bancarios), y, de profundizarse la contracción económica, ejecutar un programa de flexibilización cuantitativa (QE), el mismo utilizado por los mercados desarrollados luego de la crisis financiera global del 2008, con la finalidad de reducir las tasas largas (aplanar la curva), las cuales experimentaron escasas caídas con la reciente crisis, y que de materializarse, alimentaría fuertemente los temores de una pérdida de poder adquisitivo futuro.
Vamos a lo técnico. EL USD/CLP después de encontrar su máximo en USD 878,81 el día 19 de marzo, ha perdido velocidad alcista, aunque, en adelante, de sostenerse sobre USD 830,40- USD 826,21, sostendrá su fuerza alcista. Únicamente bajo USD 826,21 será altamente probable una caída hacia USD 799,68.
El Cobre CMX, después de encontrar un mínimo en 2,0595 por libra en día 19 de marzo, inicio una recuperación que se ha sostenido hasta el día de hoy. En adelante, puede retroceder hacia 2,1410 y sostener la posibilidad de extender su recuperación hasta 2,4350. Únicamente bajo el rango 2,0590-2,0274 por libra, será altamente probable que caiga hasta el significativo nivel en 1,9361.
Finalmente, el IPSA, luego de encontrar un mínimo el día 18 de marzo en 2.851 puntos, no ha parado de subir. Y en adelante, de sostenerse sobre 3.713, aún tiene espacio para extender hasta 4.188. Posteriormente, nuevas alzas deberán confirmarse sobre 4.410. En contraste, de posicionarse bajo 3.689, estar atentos al inicio de un retroceso de su actual recuperación.
Todo pareciera indicar que vamos bien encaminados hacia adelante, aunque con la información hasta este momento, es de esperar una segunda caída de los mercados accionarios antes de observar una nueva alza. Esta segunda caída podría propiciarse cuando se relajen las medidas de contención del COVID-19, y presenciemos una nueva aceleración de contagios. Es probable un doble piso, y, en el largo plazo, un comportamiento parecido a una raíz cuadrada, es decir un comportamiento final horizontal. En algún momento tendremos que pagar las inyecciones de liquidez récord.
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