Valiosa autocrítica de la presidenta del PS
Al señalar que fue un grueso error no haber condenado tajantemente la violencia en la época del estallido social, abre un debate sobre el rol que jugaron los partidos políticos y fuerza al resto a tomar postura.
Calaron hondo en la izquierda política las declaraciones que formuló la presidenta del Partido Socialista (PS), Paulina Vodanovic, respecto del rol que su sector jugó durante el llamado estallido social, particularmente en lo referido a la forma de enfrentar la violencia. En una entrevista con “El Mercurio”, la senadora señaló que “el gran error que cometimos el 18 de octubre (de 2019) fue quedarnos callados, no salir a defender con fuerza las ideas, los logros de nuestro gobierno. Y no condenar tajantemente la violencia. Creo que fue un tremendo error”.
La franqueza de estas reflexiones ha permitido abrir un interesante debate, pues no cabe duda de que los álgidos días que se vivieron a fines de 2019 y en el tiempo posterior no solo fueron manifestación de descontento y la visibilización de una serie de demandas sociales que, no cabe duda, remecieron a todo el país, sino que vinieron acompañadas de hechos de violencia inauditos. La quema de varias estaciones de Metro, la destrucción del patrimonio público y privado, vejaciones del tipo “el que baila pasa”, funas violentas o los constantes saqueos fueron parte del vandalismo que se apoderó del país durante varios meses, donde fue un hecho que las instituciones y las fuerzas de orden y seguridad se vieron en algún momento superadas, con graves implicancias para la democracia y la actividad económica.
Estos hechos, que debieron haber sido motivo de un repudio unánime y sin matices, encontraron sin embargo respaldo o comprensión en amplios sectores de la izquierda -no solo en los grupos más extremos-, lo cual inevitablemente contribuyó a expandir estos hechos y a “romantizar” los actos de violencia, justificándose en la “lucha social” o en un Chile que “despertó”. También es un hecho que la protesta violenta encontró en su momento respaldo en una parte de la sociedad -sobre todo entre los más jóvenes-, pero aun así los partidos no pueden eludir el rol de conducción que les cabe.
Es cierto que las fuerzas políticas comprendieron tempranamente lo que estaba en juego y acordaron celebrar el Acuerdo por la Paz y la nueva Constitución, lo que si bien permitió una válvula de escape por los cauces institucionales, la violencia continuó por un buen tiempo, y todavía hoy sigue habiendo sectores que invocan la posibilidad de un nuevo estallido en caso de que la agenda no avance en determinada dirección, lo que deja entrever que este vandalismo podría no ser algo tan espontáneo. Los intentos de algunos sectores por establecer leyes de indulto para los violentistas son otra manifestación de tolerancia o comprensión con formas de actuar que nunca debieron ser consentidas.
A la luz de lo anterior es que resulta fundamental que los partidos clarifiquen frente a la ciudadanía su postura frente a la violencia. El gran mérito que tienen las declaraciones de la timonel PS, además del coraje que implica asumir los costos políticos que conlleva una autocrítica de esta naturaleza, es que obliga al resto a tener que pronunciarse con claridad frente a estos hechos. Distintas voces del PS y del Socialismo Democrático han respaldado los dichos de Vodanovic, pero es indispensable conocer también las definiciones del Frente Amplio y el Partido Comunista, considerando la ambigüedad en que han caído algunos de sus dirigentes.
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