15 interesantes vinos para regalar, guardar o simplemente disfrutar

Lanzado hace pocos meses, este moscatel es un blanco como los de antes, cuando esta cepa era justamente una de las que predominaba en el mercado nacional. De un color amarillo brillante y con suaves notas cítricas, es ideal para acompañar productos del mar. ¿Mis sugerencias? Erizos con salsa verde o corvina a la parrilla. Levemente helado, no tiene desperdicio.

Otra novedad en lo que a blancos se refiere es este chardonnay proveniente del Valle del Malleco, con una vinificación bastante diferente a lo que se vio con esta cepa durante las últimas dos décadas. Por supuesto, los resultados son también diferentes: hablamos aquí de un vino más cítrico que floral, un sabor en boca con rica acidez y nada de esa “mermelada” de frutas que encontramos por años en muchos chardonnay chilenos. ¿Con qué va bien? Ostras y tostadas con mantequilla, a la segura.

Pensando en los tintos que gustan a todos, aquí uno con un toque especial y que por la misma razón funciona muy bien como regalo o para disfrutar en casa en una ocasión especial. Es un syrah proveniente del Valle del Elqui que posee un aroma muy especial, levemente ahumado y con mucha aceituna negra. En boca es un vino persistente pero suave y algo especiado. Como buen syrah, pide a gritos carne de cordero. ¿Un guiso de cordero y alcachofas? Le vendría perfecto.

Un vino para regalar o regalarse es este cabernet sauvignon del Maipo Alto (o Andes), un tinto que hace honor a los vinos bien estructurados de esta zona tan reconocida en la producción vitivinícola nacional. En este caso, se trata de un vino de aromas complejos, que combina frutos negros con algunos tintes ácidos. En boca es suave, con un pequeño dulzor que lo hace muy agradable de beber. Aún así es un vino potente y con cuerpo, que se disfrutaría muy bien con un bœuf bourguignon, para de paso homenajear a la familia Pérez Rojas, cuya viña está detrás de este proyecto. Ahora bien, los propios productores recomiendan guardar este vino, y así poder disfrutarlo en plenitud y en óptimas condiciones en unos…veinte años más. Usted decide.

Hace muy poco salió al mercado esta mezcla de cepas tintas bastante particular, ya que su composición consiste en un 60% de cabernet sauvignon, otro 20% de merlot, un 12% de tempranillo y 8% de la muy poco común Touriga Nacional. ¿El resultado? Un vino fresco al paladar pero a su vez con algunas notas aromáticas a frutos negros y un sabor persistente. Iría muy bien con un pastel de papas, pero también se recomienda darle unos años de guarda. ¿Cuánto? Una década, a ver qué pasa.

Un vino tinto (58% de carmenere, 29% de cabernet sauvignon, 11% de petit verdot y 2% de cabernet franc) muy fresco, con aroma a frutos rojos y algunas notas avainilladas. Se recomienda servir a unos 18 grados y resultaría ideal para acompañar algunos quesos blandos, como unos buenos brie o camembert.

Un vinazo, de lo mejor que se puede tomar en Chile por estos días, y no solo en lo que a la cepa garnacha se refiere. Este Cuesta Chica es un vino elaborado con uvas provenientes de Alcohuaz, en el Valle del Elqui, a más de 2.100 metros de altura sobre el nivel del mar. Esto entrega un vino de un rojo vivaz, con suaves aromas algo afrutados y una acidez en boca realmente exquisita. Para degustar solo o también, por ejemplo, con un buen costillar de chancho a la parrilla

No se confundan: no se trata de otro vino de la línea Toro de Piedra que muchos conocen desde hace años y que tanto gusta al público, sobre todo a los fanáticos de los asados. Este pinot noir corresponde a su nueva gama premium llamada Colección Diamante, cuya versión 2018 es particularmente una joya. Levemente claro y con aroma a frutos rojos, en boca tiene una acidez muy rica, que lo hace perfecto para acompañar platos con carne y algo de queso. Por ejemplo, una potente escalopa kayser. Solo y como aperitivo, también funciona a la perfección.

Vino poco solicitado en el mercado nacional pero que resulta muy versátil. Se trata de un Torontel fresco, con notas a duraznos y damascos pero con una acidez en boca que lo hace persistente y muy agradable. Ideal para el aperitivo pero también para cualquier pescado graso. ¿Un jurel a la parrilla? Perfecto. Ahora, ¿por qué se llama Naranjo? Ese es su color y se obtiene porque las uvas permanecen por nueve meses en contacto con sus propias pieles, las que le entregan una variedad de aromas y por supuesto su tan característico tono anaranjado.

¿Tienen cebiche o sushi al almuerzo y quieren un blanco bueno, bonito y barato? En ese caso la opción más indicada es la cepa gewürstraminer, que cuesta pronunciarlo —más después de un par de copas— pero muy fácil de beberlo. Tiene aromas algo florales y un sabor que a veces se puede sentir algo dulzón. ¿Algo más? Sí, funciona muy bien acompañando los postres.

Por acá, otro best value, como dicen ahora los sofisticados. Ideal para acompañar un asado de vacuno o chancho, este cabernet sauvignon tiene un suave aroma a frutos rojos maduros y en boca también es sutil, aunque levemente especiado. Es decir, un vino que pide estar cerca de una parrilla

Otro tinto que se las trae. En este caso, un cabernet sauvignon del Maipo, muy clásico en nariz, con esas notas a frutos rojos e incluso algo de tabaco. De un rojo brillante, en boca es redondo y suave. También es ideal para las carnes a la parrilla, aunque para sacarle todo el partido se recomienda guardarlo por uno o dos años.

Otra Garnacha, pero esta vez con un precio más conveniente. En rigor, este ejemplar de Pérez Cruz es una mezcla de 85% de garnacha, 10% de syrah y 5% de mourverde. ¿El resultado? Un vino aromático y suave, ideal para beberlo solo, en cualquier momento del día. Una pequeña joyita.

Un vino que mezcla el carignan con nuestra tradicional cepa País, que hace rato viene siendo uno de los más populares en su tipo y bastante recordado por su botella de un litro. Un vino muy fresco y jugoso, prácticamente un jugo de uvas que acompaña muy bien asados, aperitivos y hasta una tarde completa de conversación con los amigos.

Este es un tinto cien por ciento cinsault del Valle de Itata, región del Ñuble, y parte del proyecto Héroes del Vino de Miguel Torres, donde la viña se ha asociado desde 2019 a pequeños agricultores que por décadas han producido estos vinos. En el caso de este Tenaz —que viene de la localidad de Huaro—, tenemos un vino fresco y lleno de fruta, tan agradable en boca que vale la pena tener más de una botella a mano. Además, es ideal para una paella mixta.