Cepa originaria de Francia, durante el siglo XX se le dio por perdida en el Viejo Continente, a causa de diversas enfermedades que sufrieron sus parras. Sin embargo, hace algunas décadas aparecieron casi de suerte unas plantas de carmenere en el sur de Chile, confundidas hasta entonces por otra cepa, y la historia cambió, esta vez a favor nuestro. Por eso hoy tenemos carmenere para regodearnos, uva que se ha vuelto una estrella por su versatilidad —se adapta bien a aperitivos, comidas, asados, pizzas y especialmente a la cocina chilena—, y que por lo mismo hoy abunda en góndolas de supermercados, licorerías y tiendas especializadas. Para guiar entre tanta variedad, aquí va una pequeña selección de buenos ejemplos.
Carmenere Ventisquero Reserva
Un tinto bastante ligero, aunque con algunas notas a frutas negras. En nariz es bastante austero pero aún así se trata de un vino recomendable, ideal para beberlo en una tarde calurosa, bien cerca de un asado. En resumen: bueno, bonito y barato.
Carmenere Viña La Rosa La Palma Reserva
Otro carmenere sencillo y de buen precio, ideal para degustar un pastel de choclo o unas humitas. Se trata de un vino muy simple pero que acompaña muy bien las comidas, especialmente las chilenas. En boca se siente liviano y casi dulce.
Carmenere Casa Silva Los Lingues Gran Reserva
Acá la cosa cambia y también el precio, porque nos encontramos con un carmenere muy distinto a los anteriores. Tiene una gama de aromas a frutas negras —como cerezas y moras— y en boca una sensación frutal muy agradable. Un vino que, a pesar de su potencia, también consigue refrescar. Es ideal para una plateada al horno con verduras.
Carmenere Tarapacá Reserva
Volvemos a los precios medios, pero con un vino que anda bastante bien: proveniente del Valle Central, tiene un intenso aroma frutal y un sabor marcado por las frutas negras. Es, al final, un vino muy agradable de beber y que se lleva muy bien con preparaciones caseras, como una cazuela de albóndigas o unas legumbres bien aliñadas.
Carmenere Von Siebenthal Gran Reserva
Más allá del típico aroma a frutas negras, la experiencia en boca de este carmenere proveniente del Valle del Aconcagua es algo más potente que el promedio. Con una guarda de nueve meses en roble francés, se siente levemente herbal y existe una astringencia importante, pero placentera. Sin duda, un vino para una comida potente. ¿Un ejemplo? Longanizas asadas con puré picante.
Carmenere Terra Noble Gran Reserva
Sin ser yo muy entusiasta de esta cepa, este es uno de mis carmenere favoritos: en él se encuentran todas las características clásicas de un carmenere —es decir, el aroma a frutas negras y ciertas notas de acidez en boca—, pero con más potencia y a la vez equilibrio que en otros. De verdad, un gran vino, que pide a gritos un trozo de carne de nivel. Por ejemplo, un entrecot a la parrilla.
Carmenere Aquitania Reserva
Otro vino que sigue los cánones más o menos habituales de esta cepa —color morado intenso, aroma a frutos rojos y pimentón—, pero que además lo hace a un nivel superior. Proveniente del valle del Maipo, tiene una gran persistencia en boca, con la cualidad de no perder nunca su delicadeza. Con un pollo arvejado seguro que andaría muy bien.
Carmenere Carmen Frida Kahlo Gran Reserva
Seguimos con los carmenere más complejos, pero en esta oportunidad a un precio muy accesible. Aquí a los clásicos aromas a frutos rojos se suma algo de tabaco, paprika y bastante madera en boca —debido a su guarda en barricas de roble—, pero que no se hace pesada ni molesta. 100% carmenere del valle de Colchagua, es un vino “maceteado” pero totalmente tomable, que pide a gritos unos shawarma de vacuno bien condimentado.
Carmenere Santa Digna Gran Reserva
Un clásico de esta cepa y también de la viña Miguel Torres. Hablamos aquí de un carmenere algo más frutal que la media —hasta un leve tono a mandarina se percibe—, lo que lo hace muy agradable en boca e incluso refrescante. Con unos anticuchos de corazón, bien a la peruana, andaría de lujo.
Carmenere Morandé Estate Reserva 2020
Un carmenere lleno de fruta y a la vez levemente herbal —tiene notas a canela y clavo de olor—, también con algo de madera, resabio de su paso de 12 meses por barricas de roble francés. Es decir, es un vino complejo y muy persistente en boca, ideal para acompañar un charquicán con harto zapallo y un par de huevos fritos encima.
Carmenere Concha y Toro Marqués de Casa Concha
Para cerrar, otro carmenere bien clásico y muy rico. Lleno de fruta negra —algo más marcada la ciruela—, tiene en boca una persistencia única y rica acidez. Un muy buen tinto, que acompañaría de gran forma unas lentejas estofadas con verduras más algo de chorizo.
*Los precios de los productos en este artículo están actualizados al 8 de agosto de 2023. Los valores y disponibilidad pueden cambiar.