Alicia Pedroso: la conductora de TV retorna con su pasión por la cocina
La recordada conductora de matinales quien migró desde Cuba, nos relata cómo desarrolló su cercanía con la cocina, espacio que le permitió poder escribir un libro en el que además de compartir recetas, muestra vivencias en tiempos de la Guerra Fría.
La recordada conductora de matinales de los años 2000 es nuestra nueva invitada para la clase de Club Paula Cocina. Alicia Pedroso nos enseñará un plato único y profundamente relacionado a sus raíces: frijoles negros, ropa vieja y plátano tentación. A demás nos cuenta sus influencias en la cocina y del próximo lanzamiento de su libro El recetario de la Guerra Fría.
¿Cuáles fueron tus primeros acercamientos al mundo de la cocina?
A los 12 años mi papá, muy serio, me dijo cómo había que porcionar un pollo. Esa fue la primera experiencia que tuve, fue muy ceremonial. En Cuba la comida llegaba en un momento específico. Entonces había mucho trabajo que tenía que ver con el procesamiento de los alimentos para que pudieran estar disponibles.
Por ejemplo, del pollo teníamos que utilizar la mayor cantidad, no se botaba nada ni siquiera el pellejo. Nos comíamos el pollo completo. Los huesos se guardaban en una bolsa aparte, no se perdía nada.
¿Qué tiene de especial la comida cubana?
Cuando cambiaron las relaciones económicas y políticas en Cuba, la comida se convirtió realmente en un desafío de la creatividad. Eso significa que no hay estabilización de recetas porque tú no sabes los ingredientes que vas a tener. Pero son preparaciones básicas. Haces la comida con lo que tienes.
Esto se ve reflejado en tu libro ¿Qué nos puedes adelantar sobre él?
El libro se llama El recetario de la Guerra Fría. Mi mamá es eslovaca y mi papá es cubano. Cuando ella llegó a Cuba, venía con el rigor de la Segunda Guerra Mundial. En mi casa se tomaba muy en serio todo este tema de la preparación de alimentos. Por eso sentía que todo lo que yo había aprendido en esos años tan rudos en Cuba, en los años 80-90 que hubo tantos problemas con la alimentación pueden servir. Yo no digo que hago comida cubana, hago comida de la Guerra Fría.
Entonces el libro es una mezcla entre historias y recetas.
Sí. Por ejemplo, mi mamá cuando llegó a Cuba no tenía manzana y lo que hacía era hervir agua con azúcar y con papas. Así se imaginaba que estaba comiendo manzana. Por otro lado, los cubanos que iban a la Unión Soviética no tenían plata para hacer los plátanos tentación, entonces hervían zanahoria y las hacían con azúcar para pensar que estaban comiendo plátano.
¿Tu mamá influyó también en tu forma de hacer cocina?
Yo no digo que soy un paladín de la comida cubana, yo hice comida de la Guerra Fría. De lo que surge con los intercambios de europeos del este que llegaron a Cuba a vivir y que se encontraron con ingredientes tan diferentes.
En tu experiencia ¿Cómo reciben los chilenos estas comidas típicas? ¿Nos atrevemos?
Les trastorna. Lo único con lo que no los he podido convencer es con el plátano tentación. Este tema de que se mezcle lo dulce con la comida no he logrado tener feligreses. Pero también es un tema que hay que respetar.
Parte de tu historia está ligada al mundo de la televisión ¿crees que tuvo algún impacto en tu gusto por la gastronomía?
Claro, más grande tuve que cocinar como cualquier persona. A mí me ayudó mucho que en los programas de televisión compartí con chefs fabulosos. Entonces eso me hizo enamorarme de la cocina.
Muchos se preguntan qué haces hoy tras haber dejado las pantallas. Además de tu acercamiento a la cocina ¿en qué estás?
Actualmente soy la jefa de contenidos de una plataforma de aprendizaje gratuita que se llama Planeta Mustakis. Con tantos problemas de salud mental detectados en niños y niñas a propósito de la pandemia, ser parte de una plataforma que ayuda a que descubran herramientas creativas, formas de cuidar al planeta, invitaciones a ponerse en movimiento físico, a propósito del sedentarismo junto con un acompañamiento de su mundo emocional, es un lujo.
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