¿Se comía o no este plato en tiempos bíblicos? Al parecer no mucho. O, al menos, los vestigios nos dicen que no. Claro, porque si uno se pone a pensar, el aceite en aquellos tiempos era un producto muy caro en muchas zonas del mundo antiguo, y para freír falafel se necesita mucho aceite. Y aunque esto no estaría fuera del alcance de los reyes o faraones de la antigüedad, aún no se encuentra alguna pintura que lo haga.
Sin embargo, se cree que el plato tiene su origen en Egipto, o al menos se asemeja o inspira quizás, en sus empanadas de ta’miyya. Otra teoría popular dice que una antigua rama del cristianismo, que constituye el grueso de los seguidores modernos de esta fe en Egipto, los coptos, inventó el falafel como alternativa a la carne en tiempos de ayuno. Sin embargo, hay pocos datos que respalden esta teoría.
El puerto más grande de Egipto, Alejandría, suele considerarse la cuna del falafel. Este puerto mediterráneo era la puerta de entrada del país a Europa y albergaba la mayor concentración local de soldados y civiles procedentes de aquella zona. O bien, estos soldados llevaron la noticia del falafel de vuelta a casa, o bien formaron parte del diálogo cultural que condujo a su creación.
Pero vamos al producto principal de este plato: los garbanzos. Fue en Anatolia (Turquía), en el altiplano de Konya hace 6000 años donde podemos situar los orígenes de estas legumbres. Un grupo de hombres y mujeres, hasta ese momento nómadas, se establecieron en este zona, la cual presentaba la posibilidad de cambiar la recolección forrajera por la agricultura primitiva. El clima era idóneo para el desarrollo del garbanzo.
Fue en el siglo XX, cuando un grupo de arqueólogos estudiando las ciudades de Hacilar y Catal Huyuk encontraron los primeros datos sobre la domesticación de esta planta, así como también de guisantes y lentejas además de otras leguminosas.
Desde este lugar y de forma radial, las plantaciones de leguminosas se fueron extendiendo hacia territorios cercanos. Hacia finales de la Era de Bronce, los garbanzos estuvieron presentes en Babilonia y hasta la isla de Creta, donde empezaron a guardarlos en grandes recipientes de barro para su conservación.
La denominación científica del garbanzo es “cicer arietinum” y que deriva de cicer, nombre latino de la cosecha y arietinum por la forma de ariete o espolón de la semilla. Dicen que, en alguna época se le atribuía el nombre de Marco Tulio Cicerón, a que su apellido era consecuencia de tener una verruga en la nariz del tamaño de un garbanzo.
Hoy en día, el debate sobre quién frió la primera hamburguesa de falafel es bastante acalorado en Oriente Medio entre los distintos grupos culturales y religiosos de la zona. Pero sea cual sea el verdadero origen, no cambiará el simple hecho de que el falafel es barato, fácil de hacer y, sobre todo, delicioso.
Y nosotros, te invitamos a prepararlo a la perfección este jueves 03 de marzo, junto a la cocinera Dalal Halabi, en nuestras clases de Club Paula Cocina.