¿Por qué son tan importantes?
Los serums son productos en gel de baja densidad, con gran concentración de ingredientes activos que se absorben rápidamente y tienen un alto poder de penetración en la piel. "Pueden tener propiedades antioxidantes, es decir, evitan que se liberen radicales libres que causan estrés oxidativo y daño de las células", explica la dermatóloga de Clínica Indisa Claudia Moreno. "Los activos antioxidantes impiden que se formen especies reactivas de oxígeno que dañan componentes como el ADN, lípidos y proteínas. Daños en el ADN podrían causar mutaciones y, secundariamente, cáncer. En las proteínas como el colágeno y la elastina disminuye la firmeza y elasticidad de la piel", complementa. La aplicación directa de un serum antioxidante favorece la renovación celular, la elasticidad y tonicidad, lo que se manifiesta en una piel sana, suave y luminosa.
¿Cuáles son los antioxidantes más conocidos?
Las vitaminas A, C y E, el resveratrol, polifenol, glutatión y enzimas como catalasa, peroxidasas y superóxido dismutasa. Estos antioxidantes se encuentran principalmente en vegetales como: oliva, ajo, café, cacao, té verde, aceite de semilla de uva, palta y acai, entre otros.
¿Qué los diferencia de otros serums?
"Su acción reparadora y preventiva ante el envejecimiento", afirma la cosmetóloga y directora del centro de estética Zapatitos Rojos, Karen Espinoza. Mientras que la naturópata y cosmetóloga natural Denisse Ortiz complementa: "Este tipo de serums tienen un peso molecular que traspasa la barrera cutánea (recordemos que la piel es una barrera protectora) y logran llegar al núcleo de las células, liberando moléculas que restablecen la capacidad de reparación de estas, 'alisando' la superficie de la piel, disminuyendo visiblemente arrugas y emparejando discromías (cambios de color o manchas)".
¿Cuándo utilizarlos?
"Mientras antes se utilicen es mejor para retardar el envejecimiento cutáneo, y siempre deben ser complementados con un fotoprotector solar para evitar los efectos dañinos de la radiación ultravioleta", afirma la dermatóloga Claudia Moreno. De acuerdo con las expertas Karen Espinoza y Denisse Ortiz, lo ideal es incorporarlos a partir de los 25 años, debido a que su acción más poderosa es preventiva; ideal para pieles jóvenes.
Modo de aplicación
Lo ideal es lavar la piel en la mañana y la noche con un producto de limpieza suave, que favorezca la eliminación de sebo y células muertas. Luego aplicar un par de gotas del serum antioxidante y distribuirlo en todo el rostro y cuello. El siguiente paso es la crema hidratante y un fotoprotector solar para evitar manchas, envejecimiento cutáneo y riesgo de cáncer de piel debido a la radiación ultravioleta. En la noche solo se aplica el serum y luego la crema hidratante para potenciar el efecto antioxidante. "Si no hidratas tu piel, la acción antioxidante no tendrá mucho efecto sobre ella, porque lo primero es la nutrición (agua) y luego la acción preventiva y reparadora", explica la cosmetóloga Karen Espinoza.
¡También puedes comerlos!
"En Chile somos privilegiados", afirma la naturópata Denisse Ortiz. "Contamos con alimentos como el maqui, cuyo principio activo es la delfinidina (un poderoso antioxidante), el calafate, todos los berries, murta, moras, la uva viñatera o nuestro vino tinto (una copa al día si no hay contraindicación médica). También las crucíferas, especialmente la coliflor, que es rica en vitamina C; betarraga cruda, repollo morado, cebolla morada, tomates, entre otros", enumera la especialista.
Para tener en cuenta
01. Lo ideal es que el serum venga en formato con dispensador porque los activos antioxidantes al contacto con el oxígeno pierden su efectividad, por lo que el envase debe dar solo la dosis diaria.
02. En general los serums son productos hipoalergénicos y de alta tolerancia en pieles sensibles. "Sin embargo, algunos excipientes pueden ocasionar alergias a personas que tengan una predisposición. En ellos se puede hacer una prueba de tolerancia en una pequeña área de la piel, antes de la aplicación en el rostro", recomienda la dermatóloga Claudia Moreno.