“En Tinder no encontré el amor, pero sí a una gran amiga”

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Este mes se cumplen #10AñosDeTinder. Les pedimos a nuestras lectoras que nos compartan sus experiencias en esta aplicación de citas para –a través de sus historias– dar cuenta de cómo Tinder y otras aplicaciones han cambiado nuestra forma de vincularnos. Durante este mes compartiremos algunas de sus historias. Aquí una de ellas.




“El año pasado, después de haber terminado una relación de cuatro años, decidí bajar Tinder por primera vez. Entre los match del primer mes conocí a un chico. Estábamos los dos viviendo en la playa y justo la noche después de hacer match coincidimos en un carrete. Conversamos toda la noche, y en medio de la conversación me dijo que me presentaría a la polola de su mejor amigo. Después de ese rato conociendonos, le pareció que las dos nos caeríamos muy bien.

A la semana siguiente me invitó a almorzar y ahí conocí a la Lourdes. Y tuvo razón. Con ella la conexión fue instantánea. Ambas somos feministas, nos gusta el arte y la fotografía, y también hablar mucho, así que en ese almuerzo no paramos de conversar. Y además nos comenzamos a seguir en redes sociales. Ella tuvo que volver a Santiago, pero seguimos en contacto por Instagram, donde además descubrimos, con el paso de los días y las semanas, que teníamos el mismo humor; nos compartíamos memes graciosos todo el tiempo, también nos recomendábamos libros y películas.

Así pasaron tres meses desde que nos presentaron. En paralelo mi relación con este chico comenzó a desvanecerse, al punto que ambos tomamos caminos diferentes. Yo decidí volver a Santiago, porque necesitaba hacer un cambio. El día que llegué me junté con Lourdes y fue ahí cuando nos enteramos que además vivimos muy cerca, así que comenzamos a vernos casi a diario; salíamos a pasear a los perros, a tomar un café, o nos juntábamos en las noches a tomar un vino.

Fuimos haciéndonos muy cercanas y compartíamos cada vez más. No sé si antes me pasó algo así con otra amiga, y creo que mucho tuvo que ver con que esta es una amistad que se construyó desde el feminismo, pues ambas somos activistas, participamos de círculos de mujeres y entendemos esa complicidad. De hecho, fue ella la que en algún momento me aconsejó no seguir con este chico, aunque es uno de sus mejores amigos. Me dijo que me merecía algo mejor.

Tiempo después volví a hacer match en Tinder y me puse a pololear con otro chico. Lourdes fue parte de ese proceso también. Lo conoció y, en algunas ocasiones, incluso salimos las dos con nuestros respectivos pololos. En junio terminé esa relación y Lourdes otra vez estuvo ahí conmigo; me sacaba de la casa, me invitaba a panoramas y básicamente estuvo siempre disponible para mí.

Y a pesar de que ninguna de estas relaciones de pareja ha sido duradera, hoy sigo conectada en Tinder. Y es que mi mayor apredizaje después de todo este tiempo conectada, es que más que una App de citas, es un espacio donde uno puede conocer gente interesante y entretenida, como me pasó a mí con Lourdes. Si bien en Tinder no encontré el amor, le agradezco haberla econtrado a ella: una de las amistades más lindas y honestas que he tenido en la vida”.

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