Actualmente en nuestro país se está discutiendo un proyecto de ley que, junto con extender el postnatal de las madres a un año, aumenta de cinco días a un mes el permiso laboral por nacimiento de un hijo para los padres. Si bien esta medida es un avance hacia una mayor corresponsabilidad y presencia de los padres en la crianza, es necesario que nos preguntemos cuáles son las razones por las que sólo el 20% de los trabajadores haga uso de este beneficio para estar con su hijo recién nacido y acompañar a la madre, ya que un aumento en los días de permiso no traerá verdaderos cambios a menos que sean efectivamente utilizados por los padres.
Actualmente, este permiso es con cargo a la empresa, lo cual puede generar una presión hacia el trabajador para no hacer uso del mismo. A esto se suman distintas creencias que están muy arraigadas en nuestra sociedad: por un lado, se sigue pensando que la crianza y el cuidado - sobre todo de un recién nacido- es tarea exclusiva, o al menos preferente, de las madres; por otra parte, se suele considerar erróneamente que el pre y postnatal de las mujeres es “tiempo de vacaciones”, y no se le toma el peso a la cantidad de trabajo que implica el cuidado. Además, hay poca conciencia de la importancia que tienen las experiencias tempranas en el desarrollo emocional, cognitivo e incluso físico, y de la necesidad que tiene un recién nacido de vincularse profundamente con sus principales figuras de apego.
Así, muchos padres no dimensionan la importancia de dedicar estos cinco días a vincularse con su hijo/a que acaba de llegar al mundo, gozar y cuidar a su pareja en los primeros días de su recuperación, y aquellos que sí lo consideran relevante, dejan de hacer uso de este beneficio porque es mal visto en su lugar de trabajo o en su círculo social.
Es cierto que cinco días de permiso laboral es muy poco. Es poco para ese niño que necesita vincularse con su padre, es poco para ese padre que acaba de tener un hijo/a, y es poco para esa madre que necesita mucho apoyo durante las primeras semanas para poder tener tranquilidad para establecer la lactancia, recuperarse de los dolores propios del postparto, etc. Aumentar el tiempo del permiso para los padres beneficiaría a toda la estructura familiar, pero para que esto sea efectivo es necesario que tomemos conciencia de la importancia de estas primeras semanas.
Entender cómo funciona el embarazo, qué consecuencias físicas y emocionales tiene un parto fisiológico o una cesárea, cómo perciben y qué necesidades tienen los recién nacidos, son todas cosas fundamentales no sólo para las madres, sino también para los padres; y lo mismo cuando hablamos de procesos de adopción. Si incorporamos al padre como un participante activo desde el primer control del embarazo y desde el primer contacto con el niño/a en la adopción, podemos avanzar en estos cambios tan necesarios para aumentar la corresponsabilidad.