22.3% han disminuido los nacimientos en Chile en 2024

Fundación Emma



Para muchas personas, la reducción de la natalidad se explica por el hecho de que cada vez más mujeres deciden no ser madres, y no consideran problemático que en muchos países del mundo - entre ellos el nuestro- nazcan menos niños cada año. Sin embargo, este fenómeno trae consecuencias a nivel social - el envejecimiento de la población con los desafíos que implica- y es a su vez consecuencia no sólo del deseo de muchas mujeres de no ser madres, sino también de las enormes dificultades a las que se enfrentan aquellas mujeres que sí querrían serlo.

Las mujeres son un grupo particularmente vulnerable a nivel social. Al convertirse en madres, sus ingresos disminuyen en alrededor de un 30%, y un año después del nacimiento de su primer hijo, tienen un 20% menos de probabilidades de estar empleadas (Berniell, 2020).

Las ya existentes brechas de género en el mercado laboral aumentan con la maternidad respecto de las mujeres sin hijos; las madres tienen dificultades para insertarse en la fuerza laboral por razones que muchas veces tienen que ver con la cultura, pues se asume que son las madres las principales encargadas del cuidado de los hijos, y que por lo tanto su disponibilidad para el trabajo fuera del hogar será menor. Estas creencias sólo se refuerzan con políticas desactualizadas como el artículo 203 del código del trabajo -que data de 1917- donde el derecho a sala cuna es exclusivo de la mujer, pudiendo ser un derecho del padre sólo en casos tan extremos como la muerte de la madre. Lo que debiese ser una política para proteger un derecho de la madre y su hijo, termina por perjudicar al sistema familiar al asumir tácitamente que la madre requiere de ese derecho porque es al mismo tiempo la única titular del deber de cuidado.

Por otra parte, la salud mental materna suele ser un tema poco visibilizado, y hoy tenemos a muchas madres que se encuentran deprimidas o angustiadas, que no se atreven a pedir ayuda por el estigma que implica hablar de salud mental en nuestro país, y por el ideal cultural de madre donde no caben problemas emocionales. Así, una mujer que se convierte en madre tiene más posibilidades de empobrecerse, mayores dificultades para encontrar trabajo y vivirá con altos montos de estrés y escaso apoyo en el cuidado de sus hijos. Los esperables problemas de salud mental que esto pueda gatillar los vivirá en soledad, con temor a pedir ayuda por miedo a ser juzgada o por no tener la posibilidad de acceder a un tratamiento.

La maternidad es fundamental para el desarrollo social, y debiese ser motivo de gran alegría y bienestar para las madres: la llegada de un hijo trae consigo amor, sentido, y en definitiva abre dimensiones nuevas de nuestro proyecto de vida que requieren ser transitadas con redes de apoyo y estructuras culturales que lo hagan sostenible.

Se dice que cuando nace un hijo, nace también una madre. ¿Cómo esperamos que nazcan más niños si esta es la realidad que le estamos ofreciendo a esas madres que nacen?

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