Paula 1137. Sábado 14 de diciembre 2013.
Defensor de los partos con mínimas intervenciones, como ocurre en el reino animal, Odent (83) es uno de los obstetras más reconocidos del mundo desde que en los años 70 transformó una fría maternidad de un hospital francés en un acogedor espacio donde las campesinas pudieran parir sin miedo ni extrañeza. Convencido de que el estrés del parto moderno inhibe la hormona oxitocina, que es la que prepara al cuerpo para dar a luz, hace tiempo lidera el cada vez más poderoso movimiento a favor del parto natural. En enero viene a Chile invitado al evento Ecología del Nacer.
¿Cómo nació usted?
Nací en casa, en 1930, en un pueblo Francés. Mi madre me tuvo a los 35 años y fui su primer bebé. Las contracciones empezaron a las 10 de la noche y el nacimiento fue a la medianoche. Mi madre muchas veces dijo después que el día que nací fue el día más feliz de su vida.
¿Cuál es la mejor noticia que se ha tenido desde entonces sobre los partos de las mujeres en el mundo?
La buena noticia es que en los 70 los científicos descubrieron que un recién nacido necesita a su madre. De ahí surgieron conceptos como el periodo crítico para el apego, se hicieron estudios sobre las hormonas y el calostro y se observó que los bebés pueden encontrar solos el pecho a la hora siguiente al parto. Estos importantes descubrimientos desafiaron miles de años de condicionamiento cultural sobre la forma de parir. Antes, las matronas se apuraban en cortar el cordón y le entregaban el bebé a una persona que lo cuidaría en la "nursery". Pasé seis meses en una maternidad de París en 1953 y nunca ocurrió que después del parto una madre expresara el deseo de tener contacto piel a piel con su bebé.
¿Y qué noticias no son tan buenas?
Que nos cuesta aceptar las lecciones de los fisiólogos modernos, que se resumen en que una mujer en trabajo de parto necesita sentirse protegida sin sentirse observada. Esto se logra si en su entorno hay luz tenue, calor, intimidad, silencio. En términos científicos esto se traduce en bajos niveles de adrenalina en el ambiente –lo que permite que la hormona oxitocina actúe– e inhibición neocortical para que trabaje el cerebro primitivo, y no el pensante.
¿Cómo es un parto perfecto?
No me gusta adjetivar el parto por el peligro de que las futuras madres tengan un guión preconcebido del nacimiento de su hijo. Pero debiéramos proponernos que la mayor cantidad de mujeres en este planeta pueda dar a luz gracias a la liberación de un cóctel de las hormonas del amor, y que la mayor cantidad posible de bebés no sean privados, inmediatamente después del nacimiento, de estar en contacto piel con piel con la madre. Porque al salir del útero, el organismo de un bebé viene sin microbios y se coloniza con lo primero que encuentra, y lo mejor son los microbios amistosos transmitidos por la madre, los únicos para los que el bebé trae una carga de anticuerpos.
¿Qué piensa de la cesárea?
Hay que equilibrar riesgos y beneficios. Es probable que muchos bebés preferirían nacer por cesárea con trabajo de parto, pero no de urgencia, que por vía vaginal después de 10 horas de oxitocina sintética.
Michel Odent en Chile
El obstreta francés estará en Chile los días 12, 13 y 14 de enero para ofrecer cuatro conferencias en el evento Ecología del Nacer: El fenómeno doula, ¿Qué es el amor?; Lecciones de la fisiología moderna; El nacimiento y el futuro de la humanidad, y Primeros auxilios obstétricos. Inscripciones y más información en www.ecologiadelnacer.cl