Me lo dijo una amiga: "la colección de Valentino no es apta para cardíacos". Tenía razón, mis palpitaciones crecían cuando veía las maravillas de la costura magistralmente aplicadas por Pierpaolo Piccioli. Creador de vestidos de ensueño, Piccioli suma drama y descaro en la elaboración de imágenes fabulosas. El color no es un detalle menor. Sin olvidar las proezas constructivas y la contundencia de las siluetas, la paleta cromática acentúa, define y manifiesta el poder de esta colección.

Look 1: Un moño drapeado a la perfección es un top y se repite en la espalda. El lazo resuelve el escote. Y el celeste plata ama el azul rey del pantalón.

Look 2: ¿La paloma de YSL? No, una orgullosa paloma Valentino, bordada en hilos de oro. El drapeado en satén verde menta se entrelaza y cuelga del cuerpito del plumífero.

Look 3: Anillos entrelazados en tamaños crecientes rematan con un godet fruncido que se incorpora al vuelo de la falda. Bello, perfecto, malvada dificultad de confección.

Look 4: Brocatos recortados, acolchados y bordados reconstruyen un barroco 3D.

Look 5:  ¡Magia! ¿Cómo está sostenida esta magnífica falda, de enormes pliegues color esmeralda?

Look 6: Dios está en los detalles. Los flecos de un chal de lana, como celdas troqueladas de un panal, cuelgan numerosos y perfectamente sobrepuestos.

Al final del desfile se puede ver a Valentino (en persona) aplaudiendo de pie. Listo, no más preguntas para mí, Sr. Juez.