Paula 1170. Sábado 28 de marzo de 2015.
Una tarde de febrero, en una casona de Vitacura con amplios ventanales, unas 15 personas están practicando yoga. Inhalan y exhalan lentamente en cada postura con sus rostros distendidos y sus cuerpos elongados. Pero Félix Elizalde (29) no logra disfrutar de la práctica, algo le incomoda: desde que partió la clase comenzó a sentir un zumbido muy molesto en los oídos, parecido al silbido que desprende un televisor mal sintonizado. Intenta no prestarle atención pero cada vez lo siente más fuerte, como si el ruido se hubiera alojado en el fondo de su cabeza. Después de media hora decide dejarla clase y volver a su casa, pensando que quizás la caminata y el aire fresco lo quitarían. Pero no, el ruido sigue ahí cuando llega a su casa, y varias horas después cuando intenta conciliar el sueño. En medio del insomnio, angustiado, toma su computador y busca en Google "zumbido en el oído". Aparecen unos 500 mil resultados y una palabra que se repite en casi todos los artículos: tinnitus.
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La palabra tinnitus proviene del latín, "reteñir o sonar como una campana", y es la percepción de un sonido en ausencia de algún sonido físico externo (también se conoce como acúfeno). Un sonido fantasma, un padecimiento que afecta a 1 de cada 5 personas en el mundo, según la Clínica Mayo, y que en Estados Unidos padecen casi 50 millones de personas. En Chile no hay cifras oficiales.
El tinnitus es un problema del sistema nervioso. Cuando existe algún daño de las células sensoriales del oído, el traspaso de información que transmiten esas células se desorganiza y el cerebro interpreta la ausencia de sonido como presencia de sonido y lo traduce en un zumbido.
El tinnitus no es una enfermedad en sí sino un síntoma, como la fiebre. Hay dos tipos: el subjetivo (el más común, que solo escucha quien lo padece,) y el objetivo, que puede ser oído por el médico examinador con un instrumento. Las causas posibles son muchas y van desde una simple acumulación de cera en el oído hasta enfermedades cardiovasculares, efecto nocivo del consumo de medicamentos ototóxicos (como los antibióticos aminoglucósidos como la gentamicina, diuréticos como la furosemida, o algunas drogas utilizadas en quimioterapia) o en raros casos algún tipo de tumor. Pero lo más común es que la causa sea una pérdida de audición, generalmente, por exposición a ruidos fuertes y/o estruendos, o por edad avanzada. Como explica la American Tinnitus Association, una pérdida auditiva no necesariamente causa tinnitus y el tinnitus no causa pérdida de audición, aunque suelen darse juntos.
Pero el tinnitus no surge concretamente en el oído sino en el cerebro: es un problema del sistema nervioso. "El órgano de la audición es el cerebro, no el oído. El oído actúa como un transformador: convierte el sonido, que es energía mecánica, en energía eléctrica, para que pueda viajar por la vía auditiva y llegar a la corteza cerebral", explica la doctora Carolina Der, otorrinolaringóloga de la Clínica Alemana y del Hospital Luis Calvo Mackenna. Así, cuando existe algún tipo de daño o deterioro de las células sensoriales del oído, la audición disminuye pero, además, el traspaso de información que transmiten esas células se desorganiza, provocando que el cerebro interprete la situación de ausencia de sonido como presencia de sonido y lo traduzca en un zumbido. Se percibe un sonido que no está, de la misma manera que algunos pacientes sienten la presencia de un órgano que fue amputado: sienten algo que no tienen.
Un sonido fantasma.
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Un redoble, un chillido, un silbido, un zumbido, un pitido, un golpe, un gemido, un rugido. El sonido agudo que se oye al volver a casa tras haber estado en una fiesta muy ruidosa. El ruido de un televisor o una radio con interferencia. Un micrófono descalibrado. Un silbato. Un insecto.
Más o menos agudo, más o menos fuerte; en ambos oídos o en uno solo. Cada tinnitus es diferente. "Mi tinnitus es como estar parado debajo de una línea de alta tensión", dice un hombre en The Devil's Symphony, un documental sobre el tinnitus realizado en Estados Unidos. Otro describe: "Cuando se pone peor parece como si mi cabeza fuera a explotar".
"Cuando me empezó este ruido en la cabeza me desesperé, entré en shock. Me quería cortar la oreja. Incluso pensé en operarme y cortarme el nervio auditivo", dice Rony Manríquez (40) desde Rancagua, donde trabaja como empleado administrativo para una empresa minera. Padece este síntoma desde los 15 años, aunque hasta hoy no sabe la causa exacta. Su tinnitus comenzó una mañana cualquiera y sin ningún disparador, amaneció con aquel ruido que fue in crescendo al ritmo de su angustia, al punto que comenzó a sufrir crisis de pánico. Se hizo audiometrías y exámenes sin ningún resultado concluyente, pasó por un sinfín de médicos y todos le decían lo mismo: "Va a tener que acostumbrarse al ruidito".
A Félix Elizalde le pasó algo similar. El primer otorrino que consultó le dijo que posiblemente lo tendría de por vida, pero que se tranquilizara porque mucha gente logra vivir con eso. Esto le generó más intranquilidad, sentir que no había una solución o un tratamiento. "Me desesperó que no me dieran las herramientas para poder encararlo. Es como que te corten un brazo y no te ayuden a rehabilitarte. Algo tuyo cambió de forma muy brusca, pero nadie se da cuenta y no tienes ningún apoyo ni guía para afrontar esta nueva vida", cuenta Félix, que luego de varios meses llegó ala Clínica Las Condes, donde desde 2009 un equipo de otorrinolaringólogos, sicólogos y kinesiólogos aborda el tinnitus de manera interdisciplinaria. El otorrino encargó exámenes y audiometrías para buscar la causa de su tinnitus, descartando lo más grave primero. En paralelo comenzó a ver a la kinesióloga, que le indicó ejercicios para relajar la mandíbula y los músculos del cuello y alrededor del oído –ya que la articulación de la mandíbula es vecina del oído y por ello si existe tensión puede empeorar el tinnitus– y, además, una serie de encuentros con la sicóloga del equipo, quien le ayudó a manejar su ansiedad y a aplicar estrategias para prestarle cada vez menos atención al zumbido en su oído. Cuatro meses después de empezar este tratamiento su tinnitus persiste, pero admite que mejoró sustancialmente su calidad de vida: ya no tiene fantasías de enfermedades graves o tumores, duerme mejor y ya no se irrita tan seguido por el tema.
Parecido al silbido de un televisor mal sintonizado es el ruido que siente Félix Elizalde en su cabeza. El primer otorrino que consultó le dijo que tendría que acostumbrarse porque no tiene remedio. "Me desesperó que no me dieran herramientas para enfrentarlo", dice.
"Una de las primeras cosas que le decimos al paciente es que no crea que esto se arregla tomando una pastillita, porque lo que hay detrás del tinnitus es todo un circuito neuronal que ya está instalado, y cambiar esto lleva tiempo. Muchos vienen esperando una solución inmediata pero no la hay", dice el doctor Mauricio Cohen, otorrinolaringólogo de Clínica Las Condes. Sin embargo, asegura que con paciencia los resultados son casi siempre buenos: hasta el momento, más del 85% de los casos que trataron tuvieron mejoras sustanciales: algunos aún lo sienten pero más bajo, y la gran mayoría lo sigue sintiendo pero ya no le molesta tanto porque logra incorporarlo a su vida.
"Cuando entienden que no tienen un tumor cerebral o una enfermedad grave les baja mucho la ansiedad", dice la doctora Der, quien insiste en que lo primero es descartar los problemas que se puedan solucionar y aquellos que puedan revestir cierta gravedad, para tranquilizar al paciente. Algunos casos resultan ser tan banales que se solucionan en la consulta (como un tapón de cerumen); otros pueden ser más complicados, como un tumor en el nervio del equilibrio que se descarta con una resonancia magnética. "El tinnitus puede ser la punta de un iceberg, por eso es importante no tratar el síntoma sino buscar primero qué es lo que está detrás", dice el doctor Cohen. El primer examen para pesquisar la causa es la audiometría, que entrega indicadores clave: si es que hay pérdida de audición o no, si la pérdida de audición es simétrica o asimétrica, o si se trata de una presbiacusia (disminución de la audición por la edad). Luego se realizan otros exámenes según cada caso, como la electrococleografía, TAC de oídos o el examen VIII, que sirve para evaluar la audición y los trastornos del equilibrio.
Una vez detectada la causa, si esta no es tratable hay que pensar cómo rehabilitar al paciente, con estrategias de adaptación. "Según cifras internacionales, el 75% de quienes tienen tinnitus se van a adaptar dentro de los primeros dos años", dice la doctora Der, que explica que para los casos de tinnitus "intratable" (más de dos años de persistencia y varios tratamientos distintos) muchas veces sirve el uso de audioprótesis, que inhiben los circuitos reverberantes a través de un estímulo eléctrico. También se enseñan técnicas de relajación para disminuir el estrés (que no es una causa, pero contribuye mucho a empeorar el tinnitus) y técnicas de enmascaramiento que consisten en colocar de fondo sonidos de la naturaleza, preferentemente ruidos blancos –de amplio espectro–, así el tinnitus se va fundiendo y bajando su intensidad. Además, se puede trabajar con un kinesiólogo para relajar la musculatura alrededor del oído. El uso de medicamentos (han probado cierta efectividad algunos como Lírica, Campral, Gingkobiloba o Nimodipino, además de aquellos que ayudan al paciente más indirectamente como las benzodiazepinas o aliviantes musculares) debe considerarse cada caso en particular y solo una vez que se tiene el cuadro completo: "No es tanto qué medicamento, sino cuándo usarlo. Estamos muy mal cuando un paciente no ha pasado por todo esto anterior y se le da un medicamento sin investigar la causa o acoger al paciente en un equipo", advierte el doctor Cohen.
Rony Manríquez tiene 40 años y desde los 15 tiene tinnitus. "Al principio, me quería cortar la oreja. Incluso pensé en operarme y cortarme el nervio auditivo", dice. Hoy aprendió a manejarlo y creó un grupo de facebook llamado Tinnitus en Chile, donde sus miembros comparten experiencias y datos de tratamientos.
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Fue el 23 de julio de 2010. Carolina Storni (36) se acuerda la fecha y casi la hora exacta en que por primera vez sintió el tinnitus. Todavía recuperándose de una neumonía, estaba viendo televisión cuando sintió un calor fuerte en la cara y en seguida empezó a escuchar un pitido. Supo que era tinnitus ya que por trabajar en la agroindustria rodeada de maquinarias estaba al tanto de este síntoma. En cuanto le hicieron la audiometría el médico le dijo en seco: "Te estás quedando sorda".
"Se me vino el mundo abajo", cuenta Carolina, quien entonces tenía 31 años y un historial de ataques de pánico que había logrado controlar bastante bien, hasta que apareció el
tinnitus. Su siquiatra la trató con antidepresivos, ansiolíticos y pastillas para dormir. La causa misma de su pérdida auditiva nunca estuvo clara –los médicos dijeron que pudo haber sido la exposición a ruidos, medicamentos ototóxicos o factores hereditarios–; como fuera, la sordera y el tinnitus combinados resultaron un cóctel fatal. Afectó su sueño, su trabajo como asistente de ventas, su vida social y de pareja. Es un círculo vicioso, si está estresada: sube más el tinnitus, ella se pone más nerviosa, y así. "Con el tiempo te vas dando cuenta de que hay dos alternativas: o te deprimes al punto de que quieres matarte o tratas de vivir lo mejor posible. Yo me dije: 'No me la puede ganar. Tengo que seguir adelante'", dice.
"Algunos pacientes me han dicho 'esto es algo que me va a matar, que lentamente me esta volviendo loco'", dice María Paz Bustamante, sicóloga de Clínica Las Condes que trabaja en un equipo interdisciplinario para tratar a estos pacientes. "Es común que tengan mucho miedo a la locura, porque es un ruido que viene desde dentro de ellos, no viene desde fuera, y por eso temen que sea una alteración de la mente". Desde lo sicológico, lo primero es dar contención y evaluar –mediante un test de calidad de vida diseñado específicamente para pacientes con tinnitus– hasta qué punto ha afectado el día a día del paciente y ver si requieren derivación a un siquiatra. "Hay que ayudarlo a detectar qué ha significado el tinnitus en su vida, para que el sistema nervioso logre habituarse a este ruido hasta el punto de dejar de percibirlo", explica la sicóloga, quien asegura que la familia y el círculo íntimo son fundamentales para contener emocionalmente al paciente, por eso suele invitar a algunos familiares a la consulta para explicarles lo que vive el afectado. "Muchos comienzan a aislarse. Sienten que el resto no entiende por qué este ruido –que suponen mínimo– les afecta tanto".
"Es común que tengan mucho miedo a la locura, porque es un ruido que viene desde dentro de ellos, y por eso temen que sea una alteración de la mente", dice la sicóloga María Paz Bustamante.
En 2012, el cantante inglés Chris Martin, líder del grupo Coldplay, confesó al periódico The Mirror que sufría tinnitus hace más de una década. "Cuidar los oídos lamentablemente es algo que no se piensa hasta que hay un problema. Ojalá lo hubiera pensado antes", dijo públicamente como parte de su rol de embajador de la British Tinnitus Association en una campaña para concientizar sobre este mal y fomentar el uso de tapones en discotecas, no abusar del uso de auriculares y escuchar música a volumen moderado. Históricamente los casos más frecuentes de tinnitus se daban entre músicos y soldados, dos ocupaciones que implican alta exposición a sonidos fuertes y estruendos repentinos (un parlante alto o una explosión de bomba). Pero en la última década se suman cada vez más casos de adolescentes y jóvenes que llegan a esta situación por la sobreexposición a música fuerte, especialmente a través de auriculares intra-canal. "En los últimos cinco o diez años se viene gestando una epidemia de tinnitus. La prevención va fundamentalmente por el lado de evitar el daño auditivo", dice el doctor Cohen.
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En el muro del grupo de Facebook Tinnitus en Chile, que tiene casi 450 seguidores, se repiten los mensajes de ánimo:
"Sufro de esto hace pocos meses, es terrible, sobre todo en la noche. Lo peor es que los demás no lo pueden entender. Es lamentable no poder disfrutar el silencio".
"Mi viejo sufre de este mal hace muchísimos años... el problema es que cada día es peor y veo en sus ojos el cansancio y la desesperación. Ojalá encuentren muy pronto una cura".
Es uno de los tantos grupos de contención virtuales que han proliferado en la red social (como Tinnitus Pacientes, Acúfenos Chile, Acúfenos Latinoamericanos, solo algunos de habla hispana), y lo creó el mismo Rony Manríquez para sobrellevar mejor su tinnitus y ayudar con su experiencia a otros. Años atrás, empezó a buscar en redes sociales y foros y descubrió un mar de personas que padecían lo mismo que él, con quienes pudo intercambiar experiencias, consejos y mensajes de aliento. "Saber que no somos uno sino millones de personas en el mundo con tinnitus, te da fuerza. Además, es una forma de acompañarnos unos a otros", dice Rony.
Sin desestimar los beneficios de los grupos de contención online, los médicos hacen hincapié en la necesidad de la consulta médica. "Es bueno que esos grupos compartan lo que están viviendo, pero sería bueno que también se asesoren periódicamente con respecto a las dudas que les van surgiendo", opina la doctora Der. "Es importante poner el tinnitus dentro del contexto: es un síntoma de una enfermedad del oído. Si tengo un problema en el ojo no lo ando tratando en grupos de autoayuda, voy al oftalmólogo," dice el doctor Cohen.
"Si hubiera algún remedio para curarlo me endeudaría de por vida por no tener esta cuestión en la cabeza. Pero con el tiempo he descubierto que se puede vivir con este síntoma. Llevando una vida sana, probando terapias alternativas, incluso con algún tipo de meditación o dándole algún rumbo espiritual, se puede encontrar algo de paz", asegura Rony, para quien fue muy liberador poder contar sobre su tinnitus en el trabajo: no solo su jefe y sus compañeros lo apoyaron sino que otro compañero se acercó a contarle que él también sufría lo mismo y hoy se contienen mutuamente.
Carolina también ha logrado encararlo desde una perspectiva más positiva. "Recién ahora lo estoy asumiendo. Fueron años de tratar de cambiar el switch, entender que hay cosas peores que mi tinnitus. Tengo fe que en los próximos cinco años van a encontrar una cura para el tinnitus. Y para mí es como una zanahoria en el camino: pienso que tengo que vivir estos cinco años de la mejor manera, y al fin se va a encontrar una cura. Voy a volver a escuchar el silencio".·