Paula 1239. Sábado 18 de noviembre de 2017. Edición aniversario 50 años.

Directora de revista Paula 1996-1998

Fui directora de Paula entre 1996 y 1998, invitada por mi padre, su fundador. 

Recuerdo que el primer año viví sobresaltada. No tenía experiencia en el mundo editorial, solo tenía cierto ojo y una sensibilidad al rubro a raíz de mi formación como fotógrafa profesional en Estados Unidos. Tomé como desafío hacer una revista a la altura de su magnífica trayectoria y, sobre todo, que reflejara el particular momento que Chile vivía, a solo seis años de recuperar la democracia. Si uno revisa Paula hacia atrás, salta a la vista que cada etapa que hemos vivido como país, también ha marcado a la revista.

Como nunca había hecho revistas –solo era una gran lectora de ellas– lo primero que decidí fue armar un equipo potente, que mezclara distintas generaciones. 

Al equipo que ya integraban Ximena Torres Cautivo, Totó Romero, Sofía Beuchat, Paula Minte, Carolina Vargas, Pin Campaña, Rosario Valdés, Ximena Urrejola y Anahí Miralles, entre otras, invité entonces a sumarse a periodistas, fotógrafas y diseñadores para que construyéramos entre todos este proyecto. No quiero olvidar a nadie, pero así llegaron Paula Recart, Claudia Donoso, Milena Vodanovic, Carolina Díaz, Nina Mackenna, Catalina Mena, Andrés Braithwaite, Piedad Rivadeneira, Camila Berger, Jorge Amstrong y Nancy Coste. 

Se armó finalmente un equipo de lujo y hoy puedo decir que sigo estando muy orgullosa de él.

Entre todos fuimos inventando una nueva revista, que mostró el nuevo país: aquí estaban ocurriendo cosas que Paula fue uno de los primeros medios en mostrar. Talentos emergentes llenaron las páginas, nombres desconocidos que luego pasarían a ser parte del acervo cultural de Chile. La Agenda de la revista era esperada con ansias por los lectores, porque, siguiendo la tradición, marcaba la pauta de lo que había que ver, probar, leer, y escuchar ese mes. Creamos nuevos formatos, como los reportajes visuales, que contaban historias a través de imágenes, mostrando nuestra idiosincracia con humor y profundidad.

Con ese tremendo equipo nos esforzamos en que secciones tradicionales de servicio, como la moda, la belleza y la cocina, tuvieran contenidos nuevos, con datos de los primeros emprendimientos que surgían en el país y que llevarían a que en 2007 la revista creara Mercado Paula Gourmet y luego Ropero Paula. 

Me gusta recordar un pequeño hito de mis años como directora: la resurrección del Concurso de Cuentos Paula, después de 20 años sin realizarse. Nos trajo, en esa época, dolores de cabeza, hoy absolutamente inexplicables, como el intento que no publicáramos el espléndido cuento Santa Lucía de un entonces desconocido Pablo Simonetti. Me enorgullece haberle dado ese espacio a la literatura chilena, a través de nombres nuevos, como Roberto Bolaño, quien fue jurado del Concurso de Cuentos en 1998; de entrevistas en profundidad a próceres, como Nicanor Parra; de la cuidada edición de los reportajes, tratados narrativamente.
En Paula yo aprendí muchas cosas que hoy me sirven en mi desempeño profesional y en mi vida. Y, sobre todo, aprendí a valorar y a entender que sin un trabajo de equipo los proyectos no funcionan o funcionan a medias. No he parado de poner esto en práctica desde entonces.

Y desde aquí, casi al final, aprovecho de saludar a mis queridas amigas,  las vendedoras de publicidad con quienes tuve el honor de trabajar: Virginia Armanet, Macarena Mina, Ximena Borrowman, Claudia Verdugo, Ivonne Cortés-Monroy, Karin Schacht y Nicole Raab. Todos sabemos que sin ellas nada de lo anterior hubiera sido posible, ya que es imposible sacar adelante un proyecto editorial sin un buen equipo comercial.