Todas las mujeres sobre 40 años en Chile deben realizarse una mamografía y examen de mama de manera anual, y las más jóvenes tienen que hacerse autoexámenes regularmente, tengan o no factores de riesgo. Pero existen algunas preexistencias que podrían aumentar las probabilidades de sufrir esta enfermedad, la que mata a más mujeres al año en el país. Y aunque la mayoría son de conocimiento popular, también hay algunas de las que se sabe menos.

El cáncer de mama se provoca cuando el ADN en las células mamarias mutan o cambian, deshabilitando funciones que controlan el crecimiento y división celular. En muchos casos estas células mutantes mueren gracias al sistema inmunológico, pero en algunos crecen, formando un tumor.

En términos generales, se podría decir que hay dos factores de riesgo principales que, desgraciadamente, no se pueden evitar. El primero es el envejecimiento, en cuanto la mayoría de los cánceres de mama ocurren en personas mayores de 60 y solo un 15% de estos cánceres afectan a menores de 45. El segundo factor de riesgo que no se puede evitar es el género: Según el Instituto Nacional del Cáncer de Estados Unidos, es 100 veces más común que esta enfermedad afecte a mujeres que a hombres.

En 2018, el Centro Internacional de Investigaciones sobre el cáncer (IARC), estimó que casi 2,1 millones de mujeres fueron diagnosticadas con cáncer de mama y que la enfermedad fue responsable por 630 mil muertes alrededor del mundo.

En relación a los antecedentes familiares, según Breastcancer.org si un familiar femenino de primer grado, ya sea madre, hermana o hija ha sido diagnosticado con cáncer de mama, el riesgo se duplica. Si son dos familiares de primer grado que han recibido este diagnóstico, el riesgo es 5 veces mayor que el promedio.

Por otro lado, cuando se habla de tejido mamario denso, a lo que se hace referencia es al aspecto del tejido mamario en una ecografía, algo normal y frecuente pero cuyo problema -según explica la Clínica Mayo-, es que su presencia dificulta la lectura de las mamografías, complicando la detección del cáncer. Esto podría ser grave, pues además, al tener tejido mamario denso, el riesgo de alojar tumores mamarios aumenta.

En el ensayo Factores reproductivos y cáncer de mama: principales hallazgos en América Latina y el mundo, de las doctoras Gabriela Torres-Mejía y Angélica Ángeles-Llerenas, se profundiza sobre la importancia de la primera menstruación (menarca) en las posibilidades de desarrollar cáncer de mama en el futuro. Según explican, si la menarca ocurre antes de los 12, el riesgo de cáncer de mama aumenta entre un 10 y 20%, en comparación con mujeres que comienzan a menstruar a los 14 años. “Este riesgo mayor se atribuye a que la presentación temprana de la menarca implica un establecimiento más temprano de los ciclos ovulatorios, un aumento de la duración de la exposición a hormonas y un nivel más alto de estrógenos séricos durante la vida de la mujer”, detallan.

No tener hijos antes de los 35 años también aumentaría las probabilidades de desarrollar tumores mamarios, al igual que no haber amamantado, según explican en el Centro de Control de Enfermedades de Estados Unidos.

Factores que sí se pueden manejar

Todo lo anterior responde a factores que están fuera del control de las mujeres, aunque cabe mencionar que presentarlos no significa que se van a desarrollar tumores de cáncer de mama. Pero hay otros factores que sí se pueden evitar, y la mayoría están relacionados con tener un estilo de vida saludable.

El Fondo Mundial de Investigación del Cáncer y la Sociedad Americana de Cáncer coinciden en que para prevenir el cáncer de mama se recomienda mantener un estilo de vida saludable que incluya al menos tres horas de ejercicio moderado a la semana, consumo limitado de alcohol y una ingesta saludable de frutas y verduras. Por otro lado, existe data que sugiere que fumar durante la adolescencia o la adultez temprana aumenta el riesgo de tenerlo.

En el ensayo ¿Puede la dieta y el estilo de vida prevenir cáncer de mama?, de Harvie, Howell y Evans, se expone que cambios exitosos en el estilo de vida de las mujeres pueden ayudar a prevenir el cáncer de mama entre un 25 y 30%, por lo que recomiendan que, aunque las probabilidades de contraer esta enfermedad aumentan con la edad, sea en la infancia y adolescencia donde se estimule una vida sana y se enseñe sobre los riesgos asociados a conductas como fumar o beber alcohol.