Álvaro Escobar a mil
Este hombre, al que hemos visto en faceta de actor, diputado, dueño de un teatro y ahora como conductor del programa de trasnoche que regularmente es trending topic, Más vale tarde de Mega, no da más. Está agotado. Se duerme de lunes a viernes pasadas las cuatro de la mañana. Afortunadamente, tiene un lado B que lo ayuda a bajar las revoluciones: porque Escobar sabe activar su glándula pineal.
Paula 1132. Sábado 12 de octubre de 2013.
Hace siete meses que Álvaro Escobar (46) no para. Entre grabaciones para Familia Moderna –adaptación chilena de la exitosa serie norteamericana Modern Family, que estrenará Mega el próximo año– y la conducción del programa de conversación Más vale tarde, de Mega, se le va todo el día trabajando. Se despierta, a duras penas, a las 10 de la mañana. Pasan a buscarlo y a las 11:30 está grabando en Colina. Vuelve a las 21:30, se hace un tiempo para ir a ver a su hija de seis años, Aurora, la hace dormir y parte a su casa. Ahí se cocina o pide pizza o sushi. Trata de dormir aunque sea 30 minutos y a las 23:00 en punto pasan a buscarlo para llevarlo al canal, donde de lunes a viernes conduce el programa en horario de trasnoche
donde Carlita Ochoa confesó que había sido pareja de Felipe Camiroaga y donde Enrique Orellana dio su primera entrevista después del fallo de la Corte Suprema que lo absolvió del delito de violación y abuso sexual de sus tres hijas. Mientras se emite el programa las redes sociales arden y así, en llamas también, vuelve Escobar a su casa, donde entre pitos y flautas logra conciliar el sueño a las 4:30 de la mañana. "La verdad es que no quiero más, estoy agotado", dice.
Escobar ha tenido una capacidad de reciclaje impresionante: en su adolescencia pensó en dedicarse profesionalmente al fútbol hasta que sufrió una lesión a los 18 años. Después quiso ser político y estudió Derecho en la Universidad de Chile para lograr ese objetivo. Fue dirigente estudiantil y peleó por el regreso de la democracia. Pero también tenía otras inquietudes: en su último año de Derecho entró a un curso de Actuación en la Academia de Fernando González. No alcanzó a titularse de abogado porque cuando hacía la práctica, lo llamaron de TVN para ser parte del elenco de Ámame, teleserie del canal estatal, que estuvo en pantalla hace ya 20 años. Además, fue conductor en las radios Zero, Horizonte, Cooperativa y Concierto y formó parte de un grupo musical. Hasta que, con 10 teleseries en el cuerpo, en 2005 le propusieron ser candidato a diputado por el PPD. Aceptó. Ganó. Y en 2006 asumió en la Cámara como representante del Distrito 20, que comprende las comunas de Cerrillos, Estación Central y Maipú, con primera mayoría.
Pero su experiencia como diputado fue poco feliz. En agosto de 2006 renunció a su partido porque su bancada rechazó las propuestas de la Comisión Boeninger, que buscaban cambiar el sistema binominal. Lo tildaron de rebelde, de díscolo. Tres años después fue uno de los cabecillas de la candidatura presidencial de Marco Enríquez-Ominami. Para fortalecer la candidatura, repostuló como candidato. Pero aquella vez quedó fuera al no lograr el doblaje. "Fui víctima del binominal", dice riendo.
Después de que 2012 se lo tomó como año sabático, este 2013 Escobar volvió con todo. Desde marzo está en la televisión como conductor y abrió su propio teatro en el Barrio Italia, El Teatro de la Aurora, al que llamó así en honor a su hija. Ahí conviven actores, directores y montajistas con una tienda que vende atrapa sueños y amuletos. Porque Escobar cree en la energía. Se lee las cartas. Y, además, ha realizado cursos de reiki y seminarios de activación de la glándula pineal.
"Cuando mi ex me contó que estaba embarazada de mi hija, supe que se iba a llamar Aurora y que nacería el 7 de septiembre. Y así fue. Lo sentí en el corazón. Yo debería haber sido mamá, porque todo lo que se dice sobre ellas me identifica".
Tienes una relación muy cercana con tu hija.
Es que la Aurora redefinió mi vida y ahora no encuentro nada más que lugares comunes para referirme a la paternidad. Todo lo que se ha dicho sobre la paternidad es cierto: que te cambia la vida, que los hijos son lo más importante. Hay algo que le escuché a mi amigo Tito Escárate, que dijo que los hijos eran la medida del amor. Eso siento. De ahí para abajo, y para arriba, Dios.
Estás separado y no vives con ella, ¿cómo lo haces para ser un papá presente?
Separarme y dejar de vivir con la Aurora es el momento más triste que recuerdo. Pero inmediatamente tomé la decisión de vivir lo más cerca posible de ella y encontré una casa a cinco cuadras, la casa del verdadero bosque, como le puso la Aurora, porque está en La Reina y queda en una especie de parcela. Es una cabaña que ni siquiera está recepcionada y en los registros municipales aparece como "la casa del cuidador". Para mí, vivir cerca de mi hija fue un instinto.
No siempre se les reconoce eso a los padres, el instinto suele ser tema de las madres.
Se habla poco del instinto paternal, es un poco injusta la vida con los papás. Yo debería haber sido mamá, porque todo lo que se dice sobre ellas me identifica. Son cosas que se sienten en la guata, en el corazón. Yo supe cuando su mamá me contó que estaba embarazada que mi hija se iba a llamar Aurora y que iba a nacer el 7 de septiembre. Y así fue.
Tienes tu lado espiritual. Has hecho cursos de reiki y te dedicas a estimular la glándula pineal. ¿Cómo llegaste a esto?
A la pineal llegué por casualidad, la primera vez en 2006. Tenía que ir a la Universidad SEK a hablar de participación política juvenil y democracia y cuando llegué el portero me dice que me estaban esperando y me indicó la ruta para llegar. Llego al lugar y me encuentro con que había gente reunida comiendo queques. Y altiro pensé: no, esta no es actividad de diputado. Pregunté ¿qué es esto?; y me contestaron que era un seminario de activación interna de la glándula pineal. Yo tenía que ir a otra cosa, pero me quedé.
¿En qué consiste la activación de la glándula pineal?
Hay una glándula en el medio del cerebro que se identifica con el tercer ojo y está activa en los seres humanos hasta los ocho años, que justamente es el periodo en el que empiezan a desaparecer las ilusiones en las que creemos cuando somos niños. Lo que hace la activación de la pineal es encenderte. Te prendís y te conectái con una octava superior a la frecuencia atómica que es el campo material. La frecuencia atómica es blanco o negro, pena o alegría, las polaridades. Pero aquí esa polaridad no existe. Es una suerte de meditación que practico a diario. Es una mezcla entre ciencia y espíritu. Uno se enciende y empiezas a usar eficientemente la energía y a controlar el campo atómico de tal manera que los milagros pueden suceder.
Hablas mucho de señales. ¿Vives siguiendo estas señales?
Sí. Es que jodí cuando el gran plan que tenía no funcionó, que era ser futbolista. Y no pude porque me fracturé.
¿En ese minuto te deprimiste?
No tengo recuerdos de haber llorado. Lo lloré más de viejo porque sentía que ese proyecto se había frustrado por una cuestión involuntaria. Tengo muchos intereses y para mí hay felicidad en muchas cosas, pero a los 18 años me quedé huérfano de proyectos. Hasta que apareció la política como una segunda opción y decidí estudiar Derecho para ser político. Fui dirigente estudiantil, pero después volvió la democracia y el nuevo panorama se estructuró con los dirigentes que sobrevivieron al Golpe y no se sumaron nuevas caras.
LA DESILUSIÓN
¿Por qué te has referido a tu etapa de diputado como el infierno?
Por toda la esperanza y toda la ilusión que quedó en nada. Si se pudiera penalizar, desilusionar debería ser un delito. Puse todas mis esperanzas de juventud en ese proyecto. Terminar el periodo no pudiendo haber hecho lo que creía que se podía hacer y entregarle todo mi capital de trabajo a un gobierno que estaba en la otra vereda, fue fuerte.
¿Qué fue lo peor del mundo político?
Me angustiaba sentir que estaba haciendo algo irrelevante, desde un lugar en el que no siempre se pueden hacer cambios. Mi experiencia fue frustrante porque entré con la idea de que mis cuatro años como diputado serían de servicio. Pero hay una suerte de inercia de hábitos de la misma política y razones de orden estructural que explican que hoy día el Congreso de la República no sea esa institución relevante que muchos le exigen ser.
"Lo que hace la activación de la glándula pineal es encenderte. Es una suerte de meditación que practico a diario. Una mezcla entre ciencia y espíritu. Uno se enciende y empiezas a usar eficientemente la energía y a controlar el campo atómico de tal manera que los milagros pueden suceder".
¿Cómo ves a Giorgio Jackson, que es parte de esas demandas, que sea candidato a diputado?
A mí me emociona, pero también me deja con la sensación que no estuve en el lugar preciso en el momento correcto.
¿Crees que ahora se podrán hacer esos cambios?
Siempre y cuando se una a otros, lo que pasa es que ahora el poder de fiscalización de la ciudadanía, que está muy empoderada, es relevante. Las primarias de la Concertación y las de la derecha generan transparencia y han ayudado a consolidar posturas más liberales dentro de la derecha, como Allamand o Evópoli, que también permiten creer que otro tipo de acuerdos dentro del Congreso son posibles.
Fuiste un personaje clave en la primera campaña presidencial de MEO que este año va de nuevo como candidato, ¿no estuviste tentado en volver a trabajar en su candidatura?
Estaba preparándome para trabajar en su candidatura cuando me llamaron para hacer Más vale tarde. Marco sigue siendo mi candidato. Creo en el proyecto político, en las ideas.
¿Tienes descartado volver a la política?
No, pero creo que hay muchas maneras de hacer ciudadanía y que podría ser más importante, incluso lo que uno puede hacer en un medio de comunicación. No descarto participar en un eventual gobierno, pero estoy convencido de que hoy es más relevante hacer un programa como Más vale tarde.
AQUELLA ENTREVISTA
En el programa Más vale tarde hay una pauta que mezcla política, noticias y farándula.
Es curioso porque hemos hecho 140 programas y puedo contar con los dedos de una mano los programas donde ha habido invitados de la farándula: Camila Recabarren, Carla Ochoa, Hernancito Calderón con la Matilde Bonasera, Raquel Argandoña; es decir, 5 de 140, pero son los que más eco han hecho. Entonces me da la sensación de que esos son temas y personajes insoslayables de la vida nacional.
¿Cuál es tu opinión de la farándula?
Me cuesta mucho, pero es más un tema personal que profesional, porque son temas de muy baja vibración, para ponerlo en el lenguaje del método de activación de la pineal. Hay programas con sentimientos de muy alta frecuencia donde el amor y el respeto a la dignidad de los seres humanos está presente pero estos, en general, representan lo contrario, porque están basados en la sospecha, en la odiosidad, que son sentimientos vinculados a la farándula. El espíritu del programa es recibir a una persona que está en el ojo del huracán y conversar y entender qué opina, qué siente, quién es, más que sacarle la cuña maliciosa y tendenciosa.
Ya, pero una de las polémicas faranduleras del año se dio porque en tu programa Carla Ochoa aseguró que fue pareja de Felipe Camiroaga.
Sí, pero yo no tenía idea que iba a contar eso. En el programa se da algo bastante inusual, y es que yo no participo, porque no tengo tiempo, en las reuniones de pauta.
"No he descartado volver a la política, pero creo que hay muchas maneras de hacer ciudadanía. Estoy convencido de que hoy día es más relevante estar en un medio de comunicación y hacer un programa como Más vale tarde".
No te lo puedo creer.
Es cierto. No he ido ni a una sola. A mí me llega la información todos los días generalmente entre las 16:30 y las 21:00. Y esta vez me llegó, entre otras cosas, una entrevista que la Carla Ochoa había dado a la revista Cosas donde hablaba de su paso por la política y, en un recuadro, al pie de la entrevista, aparecía una mención de la pérdida de un amor que había incidido en su estado de ánimo, en una pena muy grande. Por eso se l0 pregunté.
¿Y qué te pasó cuando dio esas declaraciones?
Me caí de raja. Fue impactante por muchos motivos; primero, porque estaba preparado para una entrevista distinta, pero entendí en ese momento que lo que iba a ocupar el centro de esa entrevista era este testimonio; segundo, porque involucraba a una persona fallecida, con todas las consideraciones de orden ético que se relacionan con eso; y tercero, por mi propia emocionalidad relacionada con esto.
Es decir, tuviste buen olfato para guiar la conversación.
Tuve que tomar a cada segundo decisiones de carácter moral y de carácter informativo dado el interés que tenía ese testimonio, y sabía que no podía sucumbir o ceder. Estuve muy conectado con la torre de control, con el switch. Ha sido, sin duda, uno de los programas más difíciles. Si me preguntas si quisiera hacerlo de nuevo, no. Preferiría no tener que pasar por ahí. Hace poco fue a mi casa un gásfiter a arreglar el calefón. Como también tengo un problema con las alcantarillas, y fue tan bueno el trabajo que hizo, que le pregunté si se podía meter en las cámaras del alcantarillado. Me dijo que era un trabajo que él podía hacer, pero que preferiría no hacerlo. A mí tampoco ese trabajo me viene bien. ·
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