Entrevista a Consuelo Hermosilla, Fundación Antonia.
¿Cuáles son las dinámicas que más se repiten en una relación violenta?
Primero hay que aclarar que no hay ninguna violencia, ya sea física, económica o sexual, que no tenga de base la violencia psicológica. El punto es que muchas veces las víctimas no la detectan porque tienen tan normalizado todo que cuando llegan a la fundación y les preguntas cuándo comenzó la violencia psicológica, dicen "No, si fue de un día para otro que me pegó". Después, cuando les empiezas explicar, van viendo que la violencia se arrastraba hace mucho tiempo. En general las dinámicas más comunes tienen que ver con sentir que la otra persona es propiedad tuya, muchas veces con la justificación de que es por preocupación. Los celos están muy normalizados, son muy transversales y hay gente que hasta dice: "Pero si igual es rico que hayan un poco de celos, hace sentir la relación más viva".
¿Cómo sobrellevar los celos? ¿Lo ideal sería erradicarlos completamente?
Sí, esa es la idea. Pero va más allá de no sentir celos. Y es que la persona que está contigo te eligió. Si establecemos que tendremos una relación en la cual la base es el amor y la fidelidad, debiera respetar eso y confiar en eso. Si establezco una relación abierta en la que puedan entrar otras personas, también es válido. La clave es la comunicación, la confianza y el amor. Son las tres aristas base de una relación sana. La mayoría de las personas que sufren violencia tiene como denominador común el conocerse poco antes de entablar una relación. Y se repite un patrón: a los tres meses comienza la violencia psicológica y a los seis la física.
Decías que las víctimas naturalizan la violencia. ¿Cómo puedo ayudar a una amiga a que sea consciente de lo que está viviendo?
Lo primero que hay que hacer es acercarse a la amiga, no a conversar del tema, sino a compartir, para que el día de mañana si tiene un problema sepa que puede contarte a ti. No se deben hacer juicios sobre su pareja, porque en el momento en que lo hagas ella va a retroceder. Las personas que sufren violencia tienen dos creencias: que la persona que las agrede no es mala y que va a cambiar su comportamiento agresivo. Por eso lo justifican y tienen la necesidad de que su círculo tenga una buena imagen de él. Si ella te cuenta un episodio de violencia, lo mejor es preguntarle cómo se siente con eso, preguntarle cómo la puedes ayudar y, por ejemplo, compartirle información: un documental o una entrevista sobre el tema. No abordarlo directamente, sino que darle las herramientas para que pueda ir saliendo de ahí. Hacerla pensar sin criticarla, para que ella misma saque sus conclusiones. Hay que alentarla, subirle la autoestima, porque aunque se muestren cancheras, en el fondo están enfermas y no pueden salir de ahí porque su autoestima está súper dañada. Hay que realzar sus virtudes, hacerla sentir capaz. Pero también hay que quitarse el velo de la cara: muchas veces no es que las víctimas no sepan, sino que están atrapadas.
¿Suele suceder que si tu amiga pasa por esto te oculte información? ¿Cómo actuar en ese caso?
No hay ninguna persona que sufra violencia que no se haya transformado en mentirosa. Como no quieren que tengan una mala impresión de la pareja, van a disfrazar todo. Es común que las amigas se junten y ella cuente que la trató de maraca, la dejó tirada en el piso y su grupo entero la contenga, pero cuando termina la junta apaga el celular y se va a juntar con él. Ahí uno dice: "Pero amiga, estuvimos toda la tarde hablando de esto", y te vas cansando, la vas dejando, porque te miente una y otra vez. El tema es que para que no lo haga tienes que dar la confianza para que te digan lo que no quieres escuchar. Siempre dejarle claro que tu apoyo es incondicional, que vas a estar ahí con ella hasta que esté preparada. Que sepa que no la vas a juzgar y no vas a comentar por lo que está pasando.
¿Cuál es el límite de esa confidencia?
Si te das cuenta de que corre peligro, si no tiene vida, no tiene ganas de hacer nada, ya no se junta con nadie, hay que hablar con el entorno. Cuando las personas dicen "ella no quiere entender, lo sigue buscando", en realidad son ellas las que no entienden cómo funcionan las emociones que mandan a la persona que sufre violencia. Hay que dejar de darle responsabilidad a la víctima de salir de la relación violenta y dársela al agresor. Las campañas se dirigen a que no aguante, que salga de ahí. Pero hay víctimas completamente enfermas, que no tienen la capacidad de hacerlo.
¿Es buena idea como amiga poner una denuncia contra el agresor?
Es que ella tendría que ratificarla. Y, aunque decida hacerlo, en realidad las denuncias se cierran al poquito tiempo. Si no hay lesiones graves, no hay daño visible, no es un caso para la justicia. Por lo tanto, la denuncia no es una salvación. Ponen medidas cautelares que no sirven para nada. Actualmente no hay ninguna protección para quienes sufren de violencia intrafamiliar. Por eso tener una buena red de apoyo es lo fundamental. Y buscar ayuda psicológica: no va a salir sin terapia. Hay que saber que la gran mayoría tiene recaídas con la misma persona, pero eso no significa que no van a salir adelante. Es importante decirles que de esto se sale.
¿Por qué es común que las mujeres se vean envueltas en estas dinámicas violentas?
Por la cultura, por supuesto. Desde chiquititas nos visten de princesas, nos cuentan del príncipe azul, que lo más lindo y lo mejor que haremos será ser mamás y tener una familia. Ese es el rol de la mujer. Y el hombre todo lo contrario: es el proveedor, el valiente, no llora, no tiene miedo. Si desde chica estás esperando vivir esa realidad, soportas muchas cosas con ese norte claro: tener esa familia, el pasto verde, los niños jugando. Hay mucho miedo a estar sola. Por eso cuando ellos les dicen que nadie las va a querer, entre estar solas y estar con esa persona, que a ratos les da cariño, prefieren estar con él. Esta es la razón por la que las amigas son tan importantes. Dentro de todo el drama que se vive, es saber que tienen a alguien que las quiere a pesar de todo. Sin las amigas se hace tremendamente difícil salir de una relación violenta.
El 7 de febrero de 2017 Antonia Garros Hermosilla, de 23 años, cayó del piso 13 de un edificio durante una discusión con su pololo. Dos meses antes había puesto una denuncia contra él por violencia física en Carabineros. Tras la muerte de su hija, Consuelo Hermosilla creó la Fundación Antonia, organización que apoya de forma gratuita a cerca de 130 personas, en su gran mayoría mujeres, que son o han sido víctimas de violencia por parte de sus pololos, maridos y ex parejas. El acompañamiento está a cargo de un equipo de médicos, abogados, trabajadores sociales y psicólogos. Para aumentar su rango de acción, dictan charlas en colegios y crearon la aplicación Antonia, en la cual se registra una red de apoyo que es alertada de una emergencia si la persona presiona el botón de alarma en su celular. A la fecha ya van más de 140 mil descargas.
Si tú o alguien cercano está pasando por una situación de violencia, puedes contactar a la Fundación Antonia en
www.fundacionantonia.org