Van y vienen. Y vuelven a venir. Así son los amigos boomerang. Aquellos que, cuando entran en una relación de pareja, pareciera que dejan de ser amigos de sus amigos. Y cuando esa relación se acaba, vuelven de su destierro auto impuesto para buscar cariño y contención de parte de esas personas que, hasta hace poco, componían su círculo cercano y eran parte habitual de sus vidas.
Quizás para muchos podría parecer un comportamiento natural. Las relaciones de pareja necesitan que se les dedique tiempo, incluso algunas se vuelven absorbentes especialmente en los comienzos. Cuando está la novedad y el ímpetu por compartir más y conocer mejor a esa nueva pareja. Y si bien efectivamente esta dinámica tiene una base en el comportamiento natural e inherente a los seres humanos, eso no necesariamente implica que esos amigos que se quedan atrás, deban estar dispuestos a recibir y dejar ir constantemente.
Según el estudio Social relations and life satisfaction: the role of friends conducido por especialistas de diferentes universidades europeas y publicado en 2018, los amigos son una pieza clave en el puzzle de una vida plena y satisfactoria. “Una alta satisfacción con la vida está efectivamente relacionada con la presencia de relaciones de amistad”, establecen los autores en el documento. Agregan que la explicación de por qué la amistad es tan relevante para el bienestar de las personas tiene que ver con los beneficios que obtenemos de relacionarnos de manera cercana con otros. “Existen funciones positivas que se pueden atribuir a los amigos”, comentan. El artículo explica que, en muchos estudios previos se ha logrado establecer que los amigos proveen de compañía, intimidad y ayuda cuando lo necesitamos. Todo esto a su vez aumenta los niveles de satisfacción con la vida de cada uno de ellos. En otras palabras, nuestros amigos nos proveen de afecto y contención, cubren nuestras diversas necesidades emocionales y nosotros las suyas. Pero, cuando uno de ellos comienza una relación romántica con un tercero, esas necesidades traspasadas a la pareja. En este escenario y, según lo presentado en el estudio, los amigos ya no son tan necesarios desde la perspectiva de nuestras necesidades emocionales. Hay un nuevo personaje en la historia que está cumpliendo el rol que antes le pertenecía a un amigo.
La psicóloga clínica Josefina Hernández comenta que las personas somos seres profundamente sociales. Esto implica que nacemos con la necesidad de vincularnos en múltiples sentidos. Ya sea a través de amistades, relaciones de pareja, vínculos laborales o la pertenencia a distintos grupos. “Tenemos un impulso amoroso que es filiativo, que suele implicar el cuidado, el cariño y la contención. Y también, existe un impulso amoroso pasional que implica lo erótico y lo sexual. Estos impulsos pueden darse juntos o por separado”, explica la especialista. Josefina agrega que, usualmente dentro de la concepción de amor romántico existe una especie de jerarquización de los vínculos. “Socialmente se entiende que una relación de pareja suele conllevar un mayor uso del tiempo, una comunicación regular y están llenos de hitos esperados como salir a citas, celebrar aniversarios, avanzar en compromisos, etc.”, comenta. “Esta es una lógica peligrosa porque entiende que en vínculo de pareja debería ser la que llene todas nuestras necesidades afectivas y esto es una fantasía. Ninguna persona por sí sola puede llevar ese peso y nos puede dejar en un estado de una profunda dependencia”.
Pero además, para quienes fueron compañeros leales durante la soltería, también existen peligros y están asociados al sentir que hemos perdido a un amigo. De acuerdo con una investigación publicada en 2016 a cerca de las reacciones que se generan ante lo que un individuo percibe como una traición, se estableció que, un quiebre en una amistad es tan doloroso como uno romántico. Incluso cuando los sujetos del estudio declaraban que las traiciones de parte de un amigo los afectaban menos que las de una pareja, los resultados de la investigación mostraron algo diferente. El nivel de violencia con el que reaccionan hombres y mujeres al ser traicionados por amigos no es menor al que se genera producto de un engaño en un matrimonio, pololeo o noviazgo. La psicóloga Josefina Henríquez confirma que perder amigos es, sin duda, una experiencia que afecta profundamente a las personas. Incluso cuando es difícil reconocerlo. “El perder amistades suele ser súper doloroso y se habla menos que los duelos de pareja”, comenta.
La especialista agrega que, uno de los aspectos más interesantes de la amistad es que se trata de un vínculo que no tiene un guión social preestablecido a diferencia de los patrones que sí se observan en las parejas. “Nuestros amigos y amigas son importantes, hay cariño e intimidad. En ese sentido, creo que lo más relevante es la comunicación. El poder decir qué es lo que esperamos de un amigo y qué es lo podemos que dar. Ver si calzamos con el otro, tener la apertura a cortar vínculos si ya no nos hace sentido”. Y es que, tener claro cuáles son nuestros límites cuando se trata de amistades es fundamental. En el estudio a cerca de la influencia de los amigos en el bienestar de las personas se explica que no cualquier amistad es beneficiosa. Por el contrario, las amistades que derivan en relaciones poco sanas son tremendamente perjudiciales y muchas veces pasamos por alto las señales o subestimamos el daño que puede causar un mal amigo. “Las amistades de buena calidad son relaciones muy importantes para la satisfacción general con la vida. Los individuos se benefician de interacciones positivas con sus amigos que son, además, una parte importante del capital social de cada persona”. Este tipo de amistades beneficiosas se caracterizan por el apoyo que proveen, las instancias de intimidad, pero especialmente por la reciprocidad. Y cuando un amigo o amiga se sumerge en una relación de pareja que captura todo su tiempo y dedicación, ese equilibrio entre lo que cada uno entrega y recibe dentro de la amistad se rompe. “Los individuos que están poco o nada felices con sus amistades tienen hasta un 70% menos probabilidades de sentirse satisfechos con sus vidas en comparación con aquellos que sí perciben a sus amistades como saludables.
Mantener esas amistades sanas que nos permiten compartir momentos alegres pero también pasar penas acompañados de quienes nos quieren es importante. Sin embargo, muchas veces nos dejamos llevar por las costumbres y creencias en relación a la amistad que nos dicen que, un vínculo real entre amigos es aquel que no se corta ante nada. Pero no es necesario aguantarlo todo ni estar disponible cada vez que un compañero vuelva después de un fracaso amoroso con el corazón roto para ser un buen amigo. “La forma de llevar una amistad es particular a cada persona y suele haber discrepancias, ya que todos tenemos definiciones de amistad distintas”, comenta Josefina.
Y sí, estar disponible para los amigos cuando nos necesitan es uno de los pilares de las buenas amistades, pero no a cualquier precio. Porque muchos amigos olvidan que, guardar un espacio en nuestro diario vivir para quienes nos han acompañado en las buenas y malas, también es una de las bases de una verdadera amistad.