En la película Cisne negro (Darren Aronofsky, 2010) Nina, el personaje de Natalie Portman, es una joven solista en el prestigiado Ballet de Nueva York. Toda su vida ha soñado con ser la prima ballerina y cuando por fin se acerca a su anhelo –la eligen para interpretar a Odette, el cisne blanco en el Lago de los cisnes– se debe enfrentar a los celos de quien se presenta como su amiga: Lily, representada por la actriz Mila Kunis, una bailarina sexy y despreocupada, que evidentemente quiere su papel, pero esconde este deseo en una supuesta amistad.
En esta trama de ficción se cruzan dos conceptos que, en lo descriptivo, deberían ser totalmente opuestos: celos y amistad. ¿Es posible sentir celos de las amigas? La psicóloga Carolina Mutschler explica que hay que diferenciar los celos de la envidia. "En el caso de los celos se habla de una triada porque involucra a una tercera persona, es decir, sientes celos cuando tu amiga tiene otra amiga que se vuelve más cercana o una nueva pareja en la que está invirtiendo tiempo que antes pasaban juntas. La envidia, en cambio, es una diada, es decir, envidias una nueva adquisición, una característica física o una habilidad de la otra persona que tú no tienes. No existe un tercero". En el caso de Lily y Nina, en el Cisne negro, lo que se da es esto último.
Según la psicóloga Evelyn Hadad, lo que ocurre con los celos es que "cuando nos hacemos amigas de alguien le damos a esta persona un lugar en nuestra vida: intercambiamos experiencias, compartimos con cosas íntimas y cotidianas. A eso se le suma que la amistad genera sentimientos de bienestar, satisfacción y contención. Entonces, cuando aparece una tercera persona, surge una nueva emoción que tiene que ver con la inseguridad, porque ese espacio podría estar en peligro". En ese sentido, se podría hablar de cierta normalidad en los celos, siempre que no se transformen en una necesidad de posesión. "Una persona que está bien emocionalmente debería ser capaz de llenar esos espacios de otra manera: con nuevos amigos, con otras actividades", complementa la psicóloga Carolina Mutschler.
La envidia, en cambio, nunca debería normalizarse ya que, según ambas expertas, se trata de un sentimiento revelador. Es decir, evidencia nuestro estado anímico, nuestras necesidades afectivas y nuestra autoestima. Carolina lo explica así: "¿Por qué estoy añorando una característica física de otra persona? Si se nos presenta ese sentimiento es una buena oportunidad para hacer una introspección, ya que tiene que ver con temas de autovaloración. Es probable que se esté viendo un aspecto sesgado de una misma porque no se está haciendo foco en los atributos que sí se tienen".
Además, está el riesgo de que la amistad se vuelva destructiva. Evelyn Hadad dice que "en ocasiones nos cuesta mucho ocultar el sentimiento de envidia y caemos en actitudes pesadas o andamos tirando indirectas a la amiga que logró algo que nos generó envidia. Por eso es importante que seamos conscientes de lo que sentimos. Si quiero a una persona no puedo sentir envidia de su bienestar porque eso no significa una amenaza para nuestra amistad. Y si lo siento, es un reflejo de la propia inseguridad y hay que trabajarlo".
Más redes sociales, mas envidia
No es ninguna novedad que las personas usan las redes sociales como Facebook e Instagram principalmente para presumir y compararse con amigos en lugar de conectarse y socializar. Esto, según los expertos, es un elemento que puede hacer crecer rápidamente la envidia de los amigos o seguidores. La Dra. Irene S. Levine, psicóloga y profesora de psiquiatría en la Facultad de Medicina de la Universidad de Nueva York, así lo explica en uno de sus artículos, en el que señala que "Facebook es un muy mal barómetro para hacer comparaciones, porque las personas tienden a dar lo mejor de sí cuando publican en las redes sociales".
Por eso, en la era de las redes, la psicóloga Mutschler dice que "una persona que tiene las cosas claras debería manejar la envidia y los celos por lo que ve en redes porque se sabe que buena parte de lo que allí se publica responde a una proyección de la imagen que quieres que los otros tengan de ti y no es el fiel reflejo de la vida, con sus cosas buenas y malas". Y agrega: "Si realmente a alguien le afecta mucho lo que ve allí es porque su vida está vacía. Y ese sentimiento es señal de que tiene que trabajarlo".