Paula 1199. Sábado 7 de mayo de 2016.

Fue en Osorno, cuando tenía 7 años, que Andrés Nusser se acercó por primera vez a un piano. Motivado por su papá, encontró en ese instrumento su refugio. Se sentía inadaptado. "Siempre me he sentido extraño socialmente, quizás tiene que ver con la estructura de mi familia. Mis papás se separaron y de un día para otro pasé a tener un padrastro, una madrastra y, de dos hermanos, pasamos a ser seis. Siento que todo eso me hizo ser distinto", cuenta. Y fue después de que lo echaran en primero medio del Colegio Alemán por rebelde y se fuera al colegio San Mateo –punto de quiebre que le abrió la mente porque conoció distintas realidades– cuando la música entró de lleno en su vida. A los 14 años aprendió a tocar guitarra y armó varias bandas que lo llevaron a tocar a ciudades aledañas, como Puerto Varas. A los 19 se vino a Santiago a estudiar Música a la Escuela Moderna de Música, carrera que dejó dos años después, pero en la que forjó una amistad con quienes serían sus futuros compañeros de banda: Octavio Cavieres, Nicolás Arancibia y Daniel Varas.

En 2009 nació Astro de la mano de su primer disco en formato EP, Le disc de Astrou, que los posicionó raudamente en la escena indie de la música chilena, que por esos años ya lideraba Javiera Mena, Gepe y los extinguidos Teleradio Donoso. En poco tiempo Astro estaba tocando en Argentina, en Uruguay y en renombrados festivales como el Vive Latino de México y Lollapalooza de Chicago. Carrera en ascenso que el año pasado remató con el lanzamiento de su segundo disco de larga duración, Los chicos de la luz (2015), con el que buscaron reafirmar el éxito que venían cosechando, pero que hoy se ve estancado.

Muchas bandas desearían el éxito que ha logrado Astro, ¿por qué deciden tomar una pausa?

Nos tomamos un tiempo. Al igual como cuando uno lo hace con una polola, necesitamos un espacio para ver las cosas más claras desde lejos. Llegamos a un punto en que las energías ya no estaban enfocadas en Astro sino que en cosas paralelas. Han sido 7 años intensos, de muchas giras, conciertos y ensayos. El último disco, Chicos de la luz, fue muy difícil hacerlo y no logró los resultados que esperábamos.

¿Se aburrieron de las malas críticas?

Siempre nos bombardearon con críticas injustas, hasta que nos cansaron. Esta pausa que vamos a hacer también tiene que ver con eso. Que nuestras letras no hablen de temas políticos, algo que siempre nos han reprochado, no significa que no nos interese que las cosas mejoren en Chile. Si enfatizo en letras sobre animales o estados de conciencia, es en busca de mejorar problemas personales que también pueden identificar a otros. Todo mi imaginario está enfocado en mejorar el mundo, pero no me metan en política, no soy votante y no lo seré nunca porque no me interesa votar por un ladrón u otro. No tengo un ladrón favorito.

¿Mucha negatividad alrededor de Astro?

No solo de Astro. Hoy todo el mundo odia a todo el mundo, las personas están frustradas porque les carga donde trabajan, que los ninguneen, ser empleados de alguien. Entonces, cuando tienen la oportunidad de lanzar la bomba, lo hacen a la más mínima oportunidad. Como lo que pasó con Javiera Mena en el Festival de Viña del Mar. ¿Qué le pasa a la gente? ¿Por qué le piden perfección al artista? ¿Por qué les piden perfección a las personas? Uno se equivoca en la calle y te llenan de bocinazos.

¿Tienen algo pensado para despedir esta etapa?

Lo último que vamos a hacer es una gira por México este mes. No queremos hacer un show de despedida en Santiago porque las energías van y vienen, no sabemos qué puede pasar. Astro puede volver.

¿Tienes un nuevo proyecto en mente?

Estoy armando un proyecto individual donde me reencuentro con el piano y con la idea de hacer canciones que funcionan por sí solas, sin tanta producción. Las he hecho en la playa, con un teclado, una guitarra, la grabadora del teléfono y un cuaderno para anotar las letras. Creo que así es como se deben hacer los discos, no sé en qué minuto se me olvidó eso.

¿Algo más que puedas adelantar?

Aún no hay un nombre definido, pero ya tengo 10 canciones listas. La idea es agregar tres más. Ahora quiero hacer la música que yo quiera y si esta la consideran o no parte de la nueva generación de música chilena, no me importa. No estoy haciendo un disco para pertenecer a una generación.