Angélica Castro, libre

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Aunque han pasado más de 20 años desde que debutara como conductora de Más música, esta ex modelo, actriz y animadora mantiene intacta su energía. "La fuerza del poder mental es súper importante", sentencia.




Intensa y energética, unas pocas horas antes de esta entrevista Angélica Castro se bajó del avión luego de 14 horas de vuelo ininterrumpido desde Los Ángeles, ciudad en la que vivió por diez años antes de radicarse hace dos meses en Miami. No le importa que se le hinchen los pies, está acostumbrada. Tanto, que ni siquiera le cuesta empinarse en sus Jimmy Choo de taco aguja para posar con natural desplante frente a la cámara.

Con un millón de millas acumuladas, es este mismo viaje el que realiza por lo menos dieciséis veces al año, ya sea para ocuparse de su boutique ubicada en Vitacura, para asistir a algún evento o para hacer lo que más disfruta: descansar en su casa de Vichuquén.

Casada hace 10 años con el actor Cristián de la Fuente, con quien tiene a Laura –su hija de siete– la ex modelo, actriz y conductora de televisión emigró a Estados Unidos en 2001. Aunque en Chile ya era bien conocida por conducir el espacio de videos musicales Más música y por actuar en Marparaíso –teleserie de Canal 13– llegó un punto en que Angélica se dijo: "No le he ganado a nadie. Me falta tanto por crecer y conocer. Y ni siquiera hablo inglés". Acto seguido, dejó departamento, lucrativos contratos laborales y su profesión de educadora diferencial para embarcarse en el avión que la llevaría a Los Ángeles, donde rápidamente encontró trabajo en el canal E! Entertainment, iniciando así una serie de trabajos publicitarios, actorales y televisivos. Nunca más volvió para quedarse.

Mientras la maquillan, suenan incesantemente unos pitos y ruidos de interferencia, sonidos más propios de un bombero que de una celebrity criolla. Y aunque no hay ningún incendio, Angélica encontró la manera perfecta –y gratis– de apagar los suyos: es a través de una radio que logra comunicarse con su marido, que por estos días está radicado en México mientras graba una teleserie; con su hija que se quedó en la casa de Miami al cuidado de su tío y con una lista de personas que en Chile o Estados Unidos le solucionan algunos quehaceres domésticos, financieros y laborales.

Hoy, su mundo se divide entre su familia y sus emprendimientos como empresaria junto a su amiga y socia Estela Mora, con quien creó AO, una línea de pastillas antiage y suplementos nutricionales, sin fecha de estreno en el país. Además, es parte de la directiva de Spirituality for Kids, organización que ayuda a niños en riesgo social y que está presente en nueve países. También acaba de grabar un programa sobre asesorías de imagen a mujeres que necesitan un make over para Discovery y, acá en Chile, se la verá interpretando a una fiscal en la teleserie de Mega que está inspirada en María del Pilar Pérez, conocida comoLa Quintrala.

Cultivar la belleza

Tiene 38 años y ningún problema existencial con estar ad portas de cambiar de década; asumir su madurez ha sido un tránsito sin complejos. "Quiero que me llamen para los papeles de mamá", le dijo convencida a su mánager una vez que fue a un casting rodeada de jóvenes veinteañeras y de otras, más entradas en edad, que no perdían las esperanzas de validar su inversión en cirugías. Es que Angélica está empoderada en una belleza que se sustenta en hábitos sanos. No se priva de muchas cosas, su secreto es el deporte: es cinturón rojo de aikido y taekwondo, disciplinas que ejercita tres veces por semana. Además, practica a diario pilates, que va alternando con zumba. Pese a su buen estado físico Angélica es rigurosa y exigente: "Si tengo que hacer una foto en traje de baño, un mes antes reduzco los carbohidratos después de las dos de la tarde, aumento mi dosis diaria de pilates a dos horas todos los días de la semana y junto a eso voy al gimnasio a hacer una rutina de pesas para fortalecer los músculos", dice.

Para ella la juventud es un asunto de pasión y vitalidad. "Actuar o animar son cosas que me apasionan. Cuando haces lo que te gusta, obvio que vas a tener energía de sobra", asegura. Tan atenta está a la actitud mental que, por estos días, Angélica no se despega del libro Work your brain, change your age, un mamotreto científico que habla sobre la plasticidad del cerebro. "Es el músculo que ocupa la mayor cantidad de agua del cuerpo y lo hidratamos con coca-cola. El exceso de cafeína, carbohidratos y grasa también lo afecta. No se trata solo de llevar una dieta sana, sino de cómo ayudas al cerebro. No lo oxigenamos haciendo ejercicio físico, ni lo entrenamos: 15 minutos al día uno debería dedicarse a aprender dos números de teléfono o a jugar al memorice con tus hijos", aconseja.

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Vivir el momento

"Yo debería estar más muerta que viva", dice Angélica Castro cada vez que insiste en la necesidad de estar conectada con el presente y disfrutar el momento. Y es verdad: estuvo al borde de la muerte. Luego de tener a su hija, los doctores la suturaron con las gasas dentro, provocando una severa infección que la tuvo por días en la clínica. Salió bien parada de ese trance y con la sensación de que valía la pena pagar el precio de ser madre. "Después de ser mamá, recién ahí experimenté lo que es ser mujer al ciento por ciento. Nunca me he sentido mejor, más sexy y completa", dice. Aún con ese potente sentimiento, las posibilidades de tener más familia no están a la vista. "Lo único que yo tenía planificado en la vida era tener tres hijos seguidos. Pero con lo que pasó la vida me demostró que uno no puede hacer planes. Parece que estoy destinada a no tener que proyectarme", reflexiona.

Vivir el momento es su filosofía. Y es que le ha tocado sobreponerse a muchas otras pruebas. Antes de los 16 años perdió a su madre por un cáncer y a su papá por una diabetes. "Sufrí, y mucho. Pero me siento afortunada, aunque suene paradójico. Tengo claro que la vida dura un segundo. Pasamos horas y días dilatando las cosas, cuando en realidad, ¿de qué tiempo estamos hablando?

El ahora es lo único que hay. Yo no sé si lo voy a tener mañana".

El matrimonio

A Cristián de la Fuentelo conoció cuando tenía 18 años en un programa piloto para Más música. Diez años más tarde se encontraron en Los Ángeles. Ahora, los dos ocupadísimos entre tanto viaje, han aprendido a conciliar las agendas para dedicarse tiempo. "Siempre se asocia el matrimonio al estar encarcelado. La verdad es que el estar casada es la decisión más libre que he tomado en mi vida. Y para mí el matrimonio se renueva a diario", asegura luego de diez años de vínculo. "Cuando el otro es tu prioridad, por mucho que uno tenga sus actividades, siempre vas a empujar para que el otro esté bien y por estar juntos. Yo trabajo para él y él para mí, hasta en detalles, como que no me compro nada de lo que me gusta porque él me lo regala y él no se compra nada de lo que le gusta porque yo se lo doy". Así como en las demás relaciones de la vida, en el amor Angélica es clara: "Hay que decir 'ésta soy yo', 'esto me gusta y esto no'. Así, la comunicación se facilita siempre. Cristián me conoció libre y jamás ha tratado de cambiarme, ni yo a él".

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