El año de contrastes de Millaray

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Este 2019 Chilevisión decidió potenciarla como animadora, y ella está contenta porque el éxito de Yo soy superó con creces sus expectativas. Pero en el plano personal pasó todo lo contrario. En esta entrevista reconoce su separación del exministro Marcelo Díaz. "No es un proceso fácil, pero yo siento que los dos vamos a estar bien", dice.




Hace casi dos años Millaray Viera cumplió tres décadas y, desde entonces, comenzó una transformación. "A mí los 30 me pegaron fuerte, pero no en el sentido de envejecer; yo no tengo un tema con eso, sino que me pregunté 'pucha, qué estoy haciendo con mi vida, dónde estoy y dónde quisiera estar', esas cosas que le pasan a uno cuando cambia de folio. Y fue a los 30 cuando decidí tomar las riendas de mi vida. Había sido mamá por segunda vez hacía poco (de Celeste, su hija con Marcelo Díaz) y empecé a aceptar cosas que antes no, como por ejemplo esto de abrirme un camino en la televisión, que es algo a lo que yo era un poco reticente, y este año lo he vivido de una manera súper bonita", dice.

A su participación en el programa Sabingo se sumó la animación de Yo soy, espacio de Chilevisión que ha tenido muy buena sintonía. "En el canal siempre me hablaron de querer potenciarme como animadora de a poco; no pensé que iba a ser el primer año en un horario 'prime'. Lo otro sorpresivo es que le haya ido tan bien al programa, no me esperaba tanto éxito. Sinceramente, al principio tuve susto de tirarme a la piscina en un formato que yo no había hecho nunca, de noche, y con la poca experiencia que tengo, pero sin duda ha sido la mejor escuela, así que estoy agradecida y muy contenta de haber aceptado ese desafío, porque, desde el primer día hasta ahora, he tenido un crecimiento gigante profesionalmente hablando, entonces es una escuela que tenía que vivir".

Tu rol en Yo soy es más bien conciliador.

Claro, yo no soy jurado, entonces no me toca tener que juzgar ni ponerme a pensar quién es mejor que el otro. Además, yo paso mucho tiempo con los participantes porque estoy en el backstage todo el tiempo, he creado ciertos lazos con ellos y les he ido tomando mucho cariño, mi rol es acompañarlos y tirarles buena onda y que entren tranquilos y contentos al escenario, soy como la amiga de los participantes, no los tengo que juzgar.

Y si en algún momento te ofrecieran ser 'la jurado mala', la temida, ¿podrías hacerlo?

Yo creo que me costaría mucho.

¿Por tu personalidad?, ¿te cuesta ser mala onda?

O sea, tampoco soy una buenita perfecta, tengo mi lado B, como todo el mundo; también me enojo y puedo encontrarles lo malo a las cosas, pero decirlo públicamente y consciente de que eso a la otra persona le va a caer mal, no. A mí me preocupa hacerles daño a otros.

¿Te guardas cosas entonces?

Sí, el otro día puse un tuit y mucha gente lo apoyó y otras se reían en buena. Fue cuando pasó lo del museo de cera y yo escribí algo como 'pucha, me gustaría comentarlo, pero siento que no puedo, porque pienso en el artista y me da mucha pena. Me pongo en su lugar y creo que él trató de hacer lo mejor posible'.

Y cómo te gustaría potenciarte de ahora en adelante, como animadora, cantante o actriz.

Ahora estoy 24/7 siendo animadora. Eso y ser mamá. El tiempo no me permite nada más que eso; pero sí, esa es la idea, ir potenciándome como animadora. Obviamente no solo tiene que ver con lo que yo quiera, sino también con lo que el canal desea para mí. Ellos me han ido haciendo un camino que yo creo que ha sido el óptimo, el que yo habría pedido si me hubiesen dado la posibilidad (de elegir). Han sabido meterme en distintos proyectos según el carrete que he ido tomando, y si la cosa sigue así me imagino que me darán más proyectos. Y yo feliz.

Y qué crees que te falta como animadora.

Carrete. Es una pega que difícilmente uno puede aprender en una escuela, y por lo que he podido hablar con mis compañeros animadores que llevan más tiempo, finalmente es solo eso. Es carrete, carrete, carrete; uno se va haciendo al andar, es mucho más difícil de lo que se ve en la tele, uno ve a una persona hablando, pero es más complejo que eso, se requiere carrete, ir ganando seguridad, horas de vuelo, ir comprendiendo cómo funciona la cosa y tratando de ser cada vez más uno mismo.

¿Te sigue dando el mismo nervio del primer día?

No, mucho menos, todavía me da nervio, pero es un nervio rico. Al principio lo padecía un poco. Yo no soy una persona muy para afuera, entonces he tenido que superar hartas trancas trabajando en la tele. De hecho, antes de entrar a Chilevisión estaba en un período bien para dentro. Veo lo que hacía al principio en este trabajo y lo que hago ahora y creo que he cambiado harto, y para bien. Me atormenta menos tener que hablar en público, me genera un 'nerviosito' pero ya no esa cuestión de morirse de miedo; en realidad ya no es miedo, es como nervio.

Este ha sido un año de cambio para ti

Sí, muy intenso en todos los sentidos, un año de mucho aprendizaje, de muchas emociones, y de entender que las emociones hay que vivirlas, no hay que evadirlas, son parte de la vida. He tenido una carga de estrés importante laboralmente hablando, pero también estoy muy contenta de sentir que estoy construyendo algo, de que el esfuerzo está valiendo la pena. (…) A mis 30 yo siento que he vivido muy intensamente; fui mamá cuando era muy chica, conviví con el dolor y con la pérdida desde pequeña, entonces esas cosas te hacen enfrentar las emociones de otra forma, como parte de la vida.

¿Es cierto que estás separada de Marcelo Díaz?

Sí, es un momento muy complicado familiarmente hablando, pero es parte de la vida. Tengo la sensación de que las emociones no se contraponen, sino que se complementan; entonces, a pesar de que estoy como cualquier persona que estaría en mi situación, trato de enfocarme en las niñas, en mi pega, y de disfrutar de esos momentos lo más posible, aunque las otras emociones también existan.

¿Y es una separación en buenos términos?

Sí, en los mejores términos, siempre poniendo a las niñas por delante, súper alineados en cuanto a lo que será el futuro de ellas; evidentemente no es un proceso fácil, pero yo siento que los dos vamos a estar bien.

Hace un año no te planteabas esta separación.

O sea, evidentemente una separación no se da de un día para otro, es algo que, al menos en mi caso, y creo que en la mayoría supongo, se va dando de a poco y llega un momento en que uno toma esa decisión no más, pero seguramente el año pasado es algo que no me planteaba, si no me habría separado en ese momento. Es complicado, pero es parte de la vida y sé que lo vamos a llevar bien, en paz; seguimos siendo familia finalmente (…) La responsabilidad de una separación es de ambos. Son muchos los factores, y el deber de seguir en paz y poniendo a las niñas por delante también es de los dos. Yo sé con quien me emparejé y sé que va a ser así.

¿Y sientes que estás preparada para un período de soledad en cuanto a pareja?

Sí, yo creo que sí, pero nunca se me dio la posibilidad; he sido muy polola desde siempre. A mí me molestan, me dicen que 'nací pololeando', ja ja ja. Siempre he estado con parejas, han sido períodos súper cortos los que he estado sin pareja, pero sí siento que ahora estoy más fuerte.

¿Y tienes alguna explicación para esto de ser tan 'polola'?

Tendría que sicoanalizarme, pero no quiero enterarme, no quiero saber el porqué (sonríe). Es que me he encontrado con hombres bacanes encuentro yo; he tenido buenas parejas, no me arrepiento de ninguna de mis relaciones. A mí me gusta la sensación de estar en pareja, siento que me hace bien, lo paso bien. Bueno, la verdad no sé cómo lo paso sola porque nunca he estado sola, ja ja ja, pero siento que puedo vivir sola y estar en paz con mis niñas perfectamente.

¿Cuándo te cambiaste de casa?

Me cambié de casa hace un par de meses.

¿Y ahí se produjo la separación definitiva?

Sí, hasta ahora la llamo distanciamiento, pero sí, se produce ahí.

Pese a este momento difícil, ¿sientes que eres feliz?

Yo hace un tiempo que no pongo las emociones a competir, para mí la felicidad son momentos finalmente. Y eso tiene que ver con mi experiencia; yo tuve que ver mucho dolor desde muy chica, entonces siento que si una emoción primara sobre la otra yo no habría sido muy feliz, pero a mí me enseñaron otra cosa. Mi mamá (Mónica Aguirre), aun con toda la pena que tenía cuando yo era chica (la muerte temprana de Gervasio, por ejemplo), me enseñó lo importante que era obligarse a tener momentos de felicidad; "es tu derecho y tu deber, Millaray". Y yo siempre la vi a ella postergar sus propias penas en pro de darnos a nosotros una infancia feliz, momentos felices; entonces creo que gracias a eso yo puedo hacer esa separación de emociones. No te digo que no tengo momentos de pena absoluta, pero generalmente son a solas, y también me doy el tiempo para disfrutar a mis hijas, que van a ser niñas una sola vez, entonces trato de enfocarme en eso y en mi pega, porque también mi pega requiere de mucha concentración.

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Tu mamá es una mujer bien fuerte por lo que cuentas.

Sí, demasiado. La más fuerte que conozco. Yo siento que me estoy haciendo fuerte recién, tengo mucho que aprender de ella, yo no me veo como una víctima de la vida; las penas hay que vivirlas con el corazón abierto, sin evadirlo, así es nomás, y yo siento que mi mamá me enseñó eso, a no quitarles el pecho a las balas, a vivir lo que te toca vivir, y a mí lo que me toca ahora es esto y trato de hacerlo lo más entera posible. Yo preferiría callarme (mi separación) hasta el fin de los tiempos, pero constantemente estoy siendo entrevistada y estoy yendo a programas de TV, y no me acomoda mentir. Y si me preguntan debo asumirlo y decir 'es verdad, este distanciamiento es real y no tengo idea de lo que vaya a pasar a futuro, pero es real'.

Me has hablado más de una vez de "distanciamiento". Con esa palabra da la impresión de que no es algo definitivo.

No lo sé. Por ahora cada uno está haciendo su vida por su lado y eso es lo único real ahora. Eso es otra cosa que he aprendido; que lo único real es el presente, y lo real es que estamos viviendo cada uno en su casa.

Debido a los cargos políticos de Marcelo Díaz, ¿sentiste que, sin querer, estuviste más ligada a ese mundo?

Me interesa mucho la política. Siempre ha estado dentro de mis intereses importantes, aunque nunca he sido de política partidista, pero sí lo apoyé a él como él me apoyó a mí en su momento. Pero no siento que me haya involucrado más allá que acompañarlo. Yo crecí en una familia muy política. Mi abuela y mis papás hacían política en el sentido de ser activistas, mi papá hacía mucho trabajo social, mi abuela y mi mamá también, y de eso siempre se habló en mi casa, entonces para mí la política es parte de la vida. Yo siempre opiné y hablé de esos temas mucho antes de estar con Marcelo.

¿Eres de izquierda?

Sí, tengo ideas de izquierda claramente. Siento que más allá de que mis ideas son de izquierda, los problemas son transversales en cuanto a la clase política y a cómo se tratan las cosas; siempre me gustaría que estuviera el foco más puesto en los seres humanos y en los derechos, y eso es indistinto de quién esté en el gobierno; el hecho de que haya dos Chile no me es indiferente, me duele, y haciendo Sabingo es algo que he podido palpar de manera mucho más clara. No es que antes haya vivido en una burbuja, siempre he tenido conciencia de esa desigualdad; me doy cuenta de que hay personas viviendo de una manera completamente diferente a la mía, y que no debería ser así en 2019.

¿Qué expectativas tienes para este año?

Yo siento que superé todas mis expectativas profesionales para este año y no me esperaba nada de lo que ha pasado, profesionalmente hablando.

¿No eres ambiciosa?

Nunca lo he sido, la verdad; mi aspiración no es llegar a ser número uno, ni muchos menos. Mi única aspiración es hacer bien mi pega y que mi tribuna y mi espacio en la tele tengan alguna utilidad para alguien o que sirvan para algo. Ser la voz de alguien, eso me motiva más que llegar a tener el programa más exitoso, eso no me quita el sueño para nada.

¿Eres perfeccionista como mamá?

Es que llevo 10 años siendo mamá, entonces siento que he sido distintas mamás. Tuve a mi primera hija a los 21 (Julieta, con su pareja de entonces, Álvaro López, vocalista de Los Bunkers), entonces soy una mamá muy diferente a la que era hace diez años. Al principio, quizás por el miedo que uno tiene de no dar en el ancho o por ser primeriza o cabra chica, o las dos cosas, yo trataba de ser muy 'perfectirijilla' y decía 'esto tiene que comerlo a esta hora, y esto acá y acá, y a esta edad tiene que hacer esto y esto'. Me preocupaban tonteras, y cuando fue pasando el tiempo -creo que fue antes del nacimiento de la Celeste- comencé a poner el foco en lo más importante, en disfrutarla a ella(…), con la Juli se me hizo tan evidente y gráfico lo rápido que pasa el tiempo que, cuando nació la Celeste, me dije 'yo tengo que disfrutar'; te juro que a veces eran las 4 de la mañana y yo olía contenta su cabecita y me decía 'estos momentos se irán tan rápido'. No sufrí. La Juli fue una escuela para mí, con la Celeste fui otra mamá, mucho más consciente de que hay que poner el acento en el goce y en el disfrute porque el tiempo pasa muy rápido.

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