Anorexia en adultos: Con peor diagnóstico y fomentada por el aislamiento

Anorexia en adultos Paula



Al hablar de anorexia por lo general pensamos en adolescentes o adultos jóvenes. Personas que a causa de la presión social y la publicidad se sienten obligadas a comer el mínimo posible para disminuirse físicamente, tanto como puedan. Pero no se trata de una enfermedad que expire pasada cierta edad o que no puede comenzar ya entrada la adultez, o incluso la tercera edad.

La anorexia nerviosa se define como un trastorno de conducta alimentaria grave que se caracteriza por una baja de peso inferior al límite normal y un rechazo a mantener el peso en niveles normales, todo esto acompañado por una preocupación y miedo a aumentar los kilos. Pero es importante señalar que, incluso sin estar bajo peso, una persona puede ser anoréxica debido a sus conductas alimentarias (comer el mínimo posible y el temor obsesivo a subir de peso).

“Un componente importante de la vivencia de los pacientes con anorexia nerviosa es el sentido de control, autonomía y diferenciación que logran al mantener el control sobre su peso, igualando la autoestima al peso corporal”, explica el psicólogo del programa Vivir Liviano de Clínica Alemana, Jaime Silva. “Este componente, que incluso se mantiene en los casos en que los síntomas de anorexia remiten, parece ser una forma en que las personas que padecen la enfermedad lidian con las dificultades y situaciones adversas o difíciles de la vida”, agrega.

En esta línea, a cualquier edad que aparezca esta enfermedad no cambia la forma en la que se maneja el estrés, sino que aquello que causa la situación estresante. Esto quiere decir que una persona con anorexia que es adolescente podría ver sus síntomas aumentados debido a una pelea con sus padres o un conflicto en el colegio, mientras que una persona adulta podría mostrar síntomas tras una pelea con compañeros de trabajo o por estar atravesando problemas financieros. “En mi experiencia clínica, las personas que desarrollan anorexia después de los 30 tienen experiencias traumáticas claramente identificables al inicio de la enfermedad, como pérdidas emocionales intensas, situaciones de abuso, dificultades laborales o económicas severas”, añade el psicólogo Jaime Silva.

Según el especialista, la anorexia es una enfermedad grave siempre, no importa en qué punto del desarrollo se manifieste, pero explica que, al contrario de la mayoría de los desórdenes psiquiátricos, cuando se inicia de forma más temprana tiene mejor pronóstico que cuando su inicio es más tardío. Así, la anorexia post 30 años tiene un peor pronóstico y no siempre responde bien a tratamientos.

Por su parte, la psiquiatra experta en trastornos alimenticios y miembro de Centro AIDA, Daniela Gómez, agrega: “Pasado los 30 años es poco frecuente que debute un trastorno alimentario o anorexia. En general cuando una mujer adulta consulta por esto, probablemente se debe a que el problema debutó en su adolescencia y nunca consultó o fue tratada y está viviendo una recaída”.

Anorexia y pandemia

Uno de los principales aliados de la anorexia es la soledad. Cuando una persona que sufre este trastorno se ve enfrentada a la sociabilización, tiene más complicaciones a la hora de esconder que no está comiendo, por lo que tienden a aislarse y evitar invitaciones. Pero este año, con la cuarentena, no fue necesario inventar excusas para no ir al almuerzo familiar.

Por otro lado, la sensación de pérdida de control provocada por la pandemia puede haber creado una mayor necesidad de controlar el entorno y, en el caso de estas personas, el cuerpo.

El contexto de pandemia, que ha incluido una serie de factores estresantes y de difícil control, es un marco que favorece la aparición de trastornos de la conducta alimentaria en general, incluyendo la anorexia”, dice Jaime Silva y asegura: “Bajo pandemia se han exacerbado múltiples condiciones que pueden ser difíciles de asimilar y sobrellevar, lo que en el contexto de pacientes con los factores predisponentes o incluso con síntomas previos moderados, puede transformarse en el debut de la enfermedad o en el empeoramiento de los síntomas”.

“En mi experiencia, ha habido un importante aumento de las consultas clínicas de pacientes con síntomas de desórdenes alimentarios durante la pandemia, manteniendo eso sí las proporciones habituales entre los diferentes tipos de trastornos alimentarios, donde la anorexia sigue siendo el menos frecuente”, agrega Silva.

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