¿Qué es el apego paterno?
Es una relación especial entre el padre y su hijo o hija. Empieza en el embarazo, con el interés e involucramiento en el progreso del bebé dentro del útero y se vuelve más intenso al segundo mes de la vida. Es una relación exclusiva, que no puede ser reemplazada con cualquier relación entre el bebé y otro hombre.
¿Por qué es importante?
Porque le da seguridad al niño. Un buen apego le transmite la confianza de que cuando esté estresado o angustiado, el padre estará disponible para calmarlo y contenerlo. Esto lo prepara para más tarde enfrentar problemas y regular sus emociones.
El padre apegado, ¿nace o se hace?
Ambas cosas. Nace porque hay respuestas biológicas en el nuevo padre –como el aumento de la hormona oxitocina– que le hacen sentir ternura y deseos de cuidar a su hijo. También se hace, porque si el padre fue criado en forma sensible, le será más fácil sensibilizarse ante las emociones de su bebé.
¿Cómo son los hijos de un padre apegado?
Sensibles, muestran compasión hacia el sufrimiento de otros niños y piden a sus padres que los consuelen o ayuden. Son más sociables y tienen más alegría de vivir.
¿Y los de uno desapegado?
Demasiado "independientes". Niegan sus emociones y tienen más dificultad para relacionarse.
Enumere situaciones que delaten a un padre bien apegado.
1. El niño de año y medio se cae al caminar. Llora, su padre lo recoge y le habla con ternura. En muy poco tiempo el niño se consuela y se siente mejor.
2. El niño llora porque se fue su mamá. El padre lo tranquiliza y le dice que extraña a su mamá, pero que él está aquí para cuidarlo.
3. El niño está enfermo y llorón. El padre lo mima más de lo usual y entiende que no se siente bien. Le tiene paciencia y lo acompaña.
¿Cómo se reconoce a un hombre que falla en el apego?
Porque no percibe las emociones de su hijo, no se da cuenta de que tiene miedo, está triste o aburrido. El llanto del niño le parece una molestia y sólo quiere que se calle. Es un hombre que niega las emociones del niño. Si se cae, le dice "no te dolió" o "no llores".
¿Cuál es el fruto de un buen apego paterno?
Los hijos son personas más felices. Se sienten seguros ante situaciones angustiantes. Saben reconocer sus emociones y las de los demás. Tienen menos dificultades para relacionarse y piden ayuda cuando la necesitan.