Yo soy ex seleccionado nacional de handball y hace 10 años me dedico a pasear perros. Ser paseador se convirtió en mi trabajo full time cuando dejé el deporte competitivo. Llegué a este oficio de una forma bien curiosa. Una vez escuché un aviso en la radio de que alguien buscaba un paseador de perros que tuviese moto para poder llegar a diferentes lugares a hacer los paseos. Yo en esa época tenía 25 años, trabajaba como guía turístico y tenía una moto scooter. Me iban bien en el puesto que tenía pero me quedaba tiempo libre en el día así que me animé y llamé. Creo que debo haber sido la primera persona que llamó o la única porque me dieron el trabajo altiro.

Cuando partí ser paseador de perros no era algo común. De hecho yo no conocía a nadie que prestara este servicio y la única referencia que tenía del trabajo era lo que había visto alguna vez en Buenos Aires donde es común que las personas paseen a muchos perros a la vez. Después de más de un año trabajando con mi primer empleador decidí que esto era algo que me interesaba realmente y empecé mi propio negocio. Además decidí estudiar y formarme como entrenador profesional de perros. Para eso tienes que cumplir con una etapa teórica pero también con una práctica así que yo llevé a mi propia perra Lola como alumna. Ella fue mi primer entrenamiento canino y desde ese entonces ya llevamos casi 12 años juntos.

La Lola es ahora como una especie de asistente en los paseos porque tiene una energía muy tranquila, sabe cómo andar en la calle y los perros que paseo perciben eso y se comportan como ella. Cuando recibimos nuevos miembros en alguno de los grupos de paseo, pueden haber tensiones o perros más asustadizos o nerviosos y ella es la encargada de regular esas situaciones. Yo sé que si ella se altera por algún perro que nos encontramos durante el paseo significa que tengo que prestar atención porque podría haber una reacción agresiva si nos acercamos mucho.

Con el tiempo he aprendido a estar siempre atento cuando salgo de paseo sobre todo si tengo muchos perros a mi cargo. Siempre tienes que tener una noción de todo lo que está pasando a tu alrededor. Si viene una bicicleta los perros se pueden asustar, tienes que estar atento al tráfico y si nos encontramos con otra mascota se puede generar una situación de tensión que puede terminar en una pelea. Cuando tienes 8 perros amarrados a ti eso puede ser muy complicado de manejar.

Nosotros hacemos paseos individuales pero también formamos grupos de perros que viven en un mismo sector de Santiago y armamos un recorrido de manera que los vamos a buscar a cada uno a su casa, hacemos el paseo y los llevamos de vuelta. Yo he paseado grupos de hasta 13 perros a la vez pero para lograr eso tienes que conformar las manadas con mucho cuidado, siempre prestar atención a lo que está pasando a tu alrededor y a la energía que hay entre los perros. Creo que saber leer las situaciones de forma correcta para mantener la seguridad en el paseo es lo más difícil. Tienes que aprender a interpretar el lenguaje corporal de los animales para saber cuándo te puedes acercar, cuándo los puedes tocar o cuándo está a punto de generarse una pelea. Ese aprendizaje toma harto tiempo. No es algo que se pueda adquirir solo con teoría, se necesita ir ganando experiencia. Por eso yo soy muy selectivo con los paseadores que trabajan conmigo y siempre me encargo personalmente de armar los grupos de perros que pasean juntos antes. Cuando están más afiatados y se sienten cómodos unos con otros, los entrego a alguno de los paseadores.

Cuando incorporamos a un nuevo perro a la manada siempre hacemos un proceso de acople en el que participan dos paseadores, uno a cargo del grupo y el otro a cargo del perro nuevo que se va a incorporar. Después de varios paseos vas notando que cada vez se sienten más cómodos siendo parte del grupo y recién ahí los puedes integrar. Si bien tenemos grupos de paseo bastante numerosos, el proceso de adaptación es cada vez más rápido con cada perro nuevo que se incorpora porque ya existe una energía grupal que se contagia. Siempre es posible que haya perros que no se lleven bien entre ellos pero, en mi experiencia, eso pasa realmente poco cuando los nuevos miembros se introducen al grupo de la manera correcta. En la gran mayoría de los casos, sobre todo cuando están realizando una actividad como caminar, todos los perros se llevan bien independiente del tamaño o la raza.

De hecho, la mayoría de los problemas a los que me he enfrentado como entrenador están relacionados con un exceso de energía de los perros y no con problemas de carácter. Muchas veces la gente me cuenta que sus mascotas rompen cosas en la casa, perros que son extremadamente tímidos o que ladran todo el día e incluso hay casos en los que han mordido a alguien y lo que está detrás de todo eso es un exceso de energía que no gastan porque no los ejercitan lo suficiente. Los paseos son algo clave para las mascotas y tienen que ser parte de la rutina porque no existe un reemplazo para esa socialización y ese estímulo que el perro recibe cuando puede salir y estar al aire libre compartiendo con otros animales o con personas diferentes. Una de las cosas más importantes para un perro, sino la más importante es poder explorar el entorno y eso solo se puede lograr en los paseos.

Ser paseador de perros para mí tiene muchas cosas positivas. Lo primero es que siento que es un trabajo que no me estresa, me da mucha independencia y me permite pasar mucho tiempo con animales que es algo que me fascina. Además me permite gastar energía caminando todo el día y jugando con los perros. Como me dediqué al deporte por muchos años, esta parte es súper importante para mí. Estoy seguro de que me costaría mucho tener un trabajo que no implicara usar la energía física que tengo. Otra de las cosas que me gusta de este trabajo es que con los animales no hay segundas intenciones: los perros son seres muy reales, no hay trucos porque no son capaces de engañar. Ellos se muestran como son y reaccionan en base a como tú eres con ellos.

Rodolfo (35) es paseador de perros hace 10 años y es el creador de RoDog.